Jonás 2: Oración de Jonás.
1 Y oró Jonás desde el vientre del pez á Jehová su Dios.
2 Y dijo: Clamé de mi tribulación á Jehová, Y él me oyó; Del vientre del sepulcro clamé, Y mi voz oiste.
3 Echásteme en el profundo, en medio de los mares, Y rodeóme la corriente; Todas tus ondas y tus olas pasaron sobre mí.
4 Y yo dije: Echado soy de delante de tus ojos: Mas aun veré tu santo templo.
5 Las aguas me rodearon hasta el alma, Rodeóme el abismo; La ova se enredó á mi cabeza.
6 Descendí á las raíces de los montes; La tierra echó sus cerraduras sobre mí para siempre: Mas tú sacaste mi vida de la sepultura, oh Jehová Dios mío.
7 Cuando mi alma desfallecía en mí, acordéme de Jehová; Y mi oración entró hasta ti en tu santo templo.
8 Los que guardan las vanidades ilusorias, Su misericordia abandonan.
9 Yo empero con voz de alabanza te sacrificaré; Pagaré lo que prometí. La salvación pertenece á Jehová.
10 Y mandó Jehová al pez, y vomitó á Jonás en tierra.
Reflexión por Noemi Dominguez:
“Cuando nuestra más fuerte pasión es resolver nuestros propios problemas buscamos un plan a seguir más que una persona en quien confiar. No permitas que la relación con Dios ingrese en este plano, cultiva tu pasión a diario y no tendrás necesidad de hacer votos desesperados en medio de una crisis. ” [Larry Crabb]. Hace poco más de una década hubo un notorio derrumbe en una mina cerca de la ciudad chilena de Copiacó donde 33 mineros quedaron atrapados por sesenta y nueve días. Mario Sepúlveda, el líder del grupo y el segundo hombre en ser rescatado, recordó su miedo cuando la cápsula lo arrastró hacia arriba fuera de la oscuridad, sin saber si el plan funcionaría. “Al salir, fue terrible, terrible”, dijo Sepúlveda. “Grité. Solo quería salir, ver la luz”. Hay momentos en la vida que nos parece que todo ha terminado, que no hay salida; tiempos en los cuales hemos perdido toda esperanza, no necesariamente encontrándonos en el vientre de un gran pez, o en una mina sino en una larga enfermedad, un accidente, o un fracaso matrimonial que nos sofoca como si estuviéramos en una ajustada cápsula y nos inunda el pánico. En circunstancias así el pánico nos lleva a clamar desesperadamente en busca del socorro divino. “En medio de mi gran angustia clamé al Señor, … Estando ya muy cerca de morir te pedí ayuda, …” “Cuando casi había perdido toda mi esperanza, mis últimos pensamientos los dirigí una vez más al Señor…” [versículos 2 y 7, Versión Nueva Biblia Viva]. Sin embargo, la historia no había llegado a su final. Cada una de los clamores antes citados concluye con un declaración de la fidelidad de Dios. “ y Él me oyó,“ y mi voz oíste,” y mi oración llegó a Ti en tu santo templo” [Versión Reina Varela 1960]. Dios rescató a Jonás y también te rescatará a ti.
Jonah 2: Jonah’s Prayer and God’s Answer.
1 Then Jonah prayed unto the Lord his God out of the fish’s belly,
2 And said, I cried by reason of mine affliction unto the Lord, and he heard me; out of the belly of hell cried I, and thou heardest my voice.
3 For thou hadst cast me into the deep, in the midst of the seas; and the floods compassed me about: all thy billows and thy waves passed over me.
4 Then I said, I am cast out of thy sight; yet I will look again toward thy holy temple.
5 The waters compassed me about, even to the soul: the depth closed me round about, the weeds were wrapped about my head.
6 I went down to the bottoms of the mountains; the earth with her bars was about me for ever: yet hast thou brought up my life from corruption, O Lord my God.
7 When my soul fainted within me I remembered the Lord: and my prayer came in unto thee, into thine holy temple.
8 They that observe lying vanities forsake their own mercy.
9 But I will sacrifice unto thee with the voice of thanksgiving; I will pay that that I have vowed. Salvation is of the Lord.
10 And the Lord spake unto the fish, and it vomited out Jonah upon the dry land.
Reflexion by Noemi Dominguez:
“When our strongest passion is to solve our own problems, we look for a plan to follow rather than a person to trust. Don’t let the relationship with God enter into this way of thinking, cultivate your passion daily, and you won’t need to make desperate vows during a crisis. “[Larry Crabb]. A little over a decade ago there was a notorious mine collapse near the Chilean city of Copiacó where 33 miners were trapped for sixty-nine days. Mario Sepúlveda, the group’s leader and the second man to be rescued, remembered his fear as the capsule hauled him upwards out of the darkness, not knowing if the plan would work. “On the way out, it was terrible, terrible,” Sepúlveda said. “I screamed. I just wanted to get out, to see the light.” There are times in life when it seems to us that everything is over, when it appears that there is no way out; times in which we have lost all hope, when we are not necessarily in the belly of a big fish, or in a mine but suffering a long illness, an accident, or a marital failure; situations which chokes us as if we were in a very tight spot and we panic. In such circumstances panic leads us to cry out desperately for divine help. “I cried out to the Lord in my great trouble, … I called to you from the land of the dead, …” “As my life was slipping away…” [verses 2 and 7, New Living Bible Version]. However, the story did not end there. Each of Jonah’s cries of distress concludes with a declaration of God’s faithfulness. “And He answered me,” “and You heard my voice,” “And my prayer came to You, into Your holy house” [New Life Version]. God rescued Jonah and! He will also rescue you!
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