Salmos 123: Plegaria pidiendo misericordia.
1 Cántico gradual. A TI que habitas en los cielos, Alcé mis ojos.
2 He aquí como los ojos de los siervos miran á la mano de sus señores, Y como los ojos de la sierva á la mano de su señora; Así nuestros ojos miran á Jehová nuestro Dios, Hasta que haya misericordia de nosotros.
3 Ten misericordia de nosotros, oh Jehová, ten misericordia de nosotros; Porque estamos muy hartos de menosprecio.
4 Muy harta está nuestra alma Del escarnio de los holgados, Y del menosprecio de los soberbios.
Reflexión por Noemi Dominguez:
“Un estudio que analizó TED Talks el año pasado encontró que los oradores virales más populares usaban un promedio de aproximadamente 465 gestos con las manos, que es casi el doble que los oradores menos populares. Otra investigación ha encontrado que las personas que “hablan” con las manos tienden a ser vistas como cálidas, agradables y enérgicas, mientras que las que están menos animadas son vistas como lógicas, frías y analíticas.” [Carolyn Gregoire]. En las suntuosas fiestas de los acaudalados a veces vemos a los siervos con la mirada fija en las manos de sus amos en busca de dirección. El salmo parece haber sido escrito desde el exilio cuando los judíos sufrieron el desprecio como tantas veces los empleados domésticos sufren de sus amos. Si, es verdad, las manos de los amos también indican y dirigen muchas veces a los siervos. Los ojos del los siervos miran a las manos de sus amos y de la misma manera el salmista mira las manos de nuestro Dios porque Dios también habla con sus manos. Pero no es su lenguaje corporal que caracteriza a los italianos con el que nos habla nuestro Dios, sus manos bendicen. Alcemos hoy nuestra mirada con la misma insistencia del salmista: “hasta que tenga misericordia de nosotros” [versículo 2, Biblia de Jubileo]. “Manos que sufrieron el clavo y la cruz; Manos redentoras de mi buen Jesús. De esas manos bellas yo confiado estoy, ellas van guiando, pues al cielo voy.” [Alfredo M. Colom].
Psalms 123: Prayer for Relief from Contempt.
1 Unto thee lift I up mine eyes, O thou that dwellest in the heavens.
2 Behold, as the eyes of servants look unto the hand of their masters, and as the eyes of a maiden unto the hand of her mistress; so our eyes wait upon the Lord our God, until that he have mercy upon us.
3 Have mercy upon us, O Lord, have mercy upon us: for we are exceedingly filled with contempt.
4 Our soul is exceedingly filled with the scorning of those that are at ease, and with the contempt of the proud.
Reflexion by Noemi Dominguez:
” A study analyzing TED Talks last year found that the most popular, viral speakers used an average of about 465 hand gestures, which is nearly twice as many as the least popular speakers used. Other research has found that people who “talk” with their hands tend to be viewed as warm, agreeable and energetic, while those who are less animated are seen as logical, cold and analytical.” [Carolyn Gregoire]. At the extravagant banquets of the rich and famous we sometimes see the servants with their gaze fixed on the hands of their masters in search of direction. The psalm seems to have been written from exile when the Jews suffered contempt, just as it is so often the case with domestic workers. Yes, it is true, often the hands of the masters also give guide and direction to the servants. The eyes of the servants look into the hands of their masters and in the same way the psalmist looks at the hands of our God because God also speaks with his hands. But it is not his body language that characterizes Italians with which our God speaks to us, his hands bless us. Let us lift our eyes to Him today with the same insistence of the psalmist: “until He has mercy upon us”[verse 2, 21st Century King James]. “Hands that suffered the nail and the cross; Redemptive hands of my good Jesus. Of those beautiful hands I am confident, they are guiding me, because to heaven I go. “[Alfredo M. Colom].
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