Salmos 129: Cántico para los peregrinos que suben a Jerusalén.
1 Cántico gradual. MUCHO me han angustiado desde mi juventud, Puede decir ahora Israel;
2 Mucho me han angustiado desde mi juventud; Mas no prevalecieron contra mí.
3 Sobre mis espaldas araron los aradores: Hicieron largos surcos.
4 Jehová es justo; Cortó las coyundas de los impíos.
5 Serán avergonzados y vueltos atrás Todos los que aborrecen á Sión.
6 Serán como la hierba de los tejados, Que se seca antes que crezca:
7 De la cual no hinchió segador su mano, Ni sus brazos el que hace gavillas.
8 Ni dijeron los que pasaban: Bendición de Jehová sea sobre vosotros; Os bendecimos en el nombre de Jehová.
Reflexión por Noemi Dominguez:
Podemos sufrir el dolor sin sufrir la derrota. Desde sus comienzos la historia de Israel es una historia de luchas y persecuciones; una detrás de otra. Aun desterrados y sin territorio nacional por veinte siglos, aun así, el pueblo Judío no perdió su identidad. “Mucho me han angustiado desde mi juventud —que lo repita ahora Israel—, mucho me han angustiado desde mi juventud, pero no han logrado vencerme.” [versículos 1 y 2, Nueva Versión Internacional]. La historia de Israel es la historia de un pueblo que persevera en medio del dolor, Pero el dolor no se limita a las naciones, como en el caso de Israel entonces, o el pueblo Ucraniano de hoy. Hay personas que están llevando la pesada carga del dolor físico o emocional sin indicios de mejoría y, sin embargo, la fe de ellos persevera en medio del dolor. Eugene Peterson dice: “La persona de fe dura más que todos los opresores”. El dolor no ha logrado vencerlos [versículo 2]. ¿No es este también el testimonio del Apóstol Pablo? “Afligidos en todo, pero no agobiados; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no destruidos; llevando siempre en el cuerpo por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo.” [2 Corintios 4:8-10]. Sufrir el dolor no significa que sufrimos una derrota. Necesitaba escuchar algo así, ¡hoy necesitaba nuevas fuerzas para seguir!
Proverbs 3: Song of Victory over Zion’s Enemies.
1 Many a time have they afflicted me from my youth, may Israel now say:
2 Many a time have they afflicted me from my youth: yet they have not prevailed against me.
3 The plowers plowed upon my back: they made long their furrows.
4 The Lord is righteous: he hath cut asunder the cords of the wicked.
5 Let them all be confounded and turned back that hate Zion.
6 Let them be as the grass upon the housetops, which withereth afore it groweth up:
7 Wherewith the mower filleth not his hand; nor he that bindeth sheaves his bosom.
8 Neither do they which go by say, The blessing of the Lord be upon you: we bless you in the name of the Lord.
Reflexion by Noemi Dominguez:
We can suffer pain without suffering defeat. From its beginnings, Israel’s history has been a history of struggles and persecutions; one after the other. Scattered and without national territory for twenty centuries, yet the Jewish people did not lose their identity. ” From my earliest youth my enemies have persecuted me. Let all Israel repeat this: From my earliest youth my enemies have persecuted me, but they have never defeated me.” [verses 1 and 2, New Living Translation]. The history of Israel is the story of a people who persevere in the midst of pain. But the pain is not limited to the nations, as in the case of Israel then, or the Ukrainian people of today. There are people who are carrying the heavy burden of physical or emotional pain with no signs of improvement, and yet, their faith perseveres in the midst of the pain. Eugene Peterson says, “The person of faith lasts longer than all oppressors.” Pain has failed to overcome them [verse 2]. Isn’t this also the testimony of the Apostle Paul? ” We are pressed on every side by troubles, but we are not crushed. We are perplexed, but not driven to despair. 9 We are hunted down, but never abandoned by God. We get knocked down, but we are not destroyed. 10 Through suffering, our bodies continue to share in the death of Jesus so that the life of Jesus may also be seen in our bodies. “[2 Corinthians 4:8-10, New Living Translation]. Suffering pain does not mean that we suffer defeat. I needed to hear something like that; today I needed new strength to go on!
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