Salmos 85: Súplica por la misericordia de Dios sobre Israel.
1 Al Músico principal: Salmo para los hijos de Coré. FUISTE propicio á tu tierra, oh Jehová: Volviste la cautividad de Jacob.
2 Perdonaste la iniquidad de tu pueblo; Todos los pecados de ellos cubriste. (Selah.)
3 Dejaste toda tu saña: Te volviste de la ira de tu furor.
4 Vuélvenos, oh Dios, salud nuestra, Y haz cesar tu ira de sobre nosotros.
5 ¿Estarás enojado contra nosotros para siempre? ¿Extenderás tu ira de generación en generación?
6 ¿No volverás tú á darnos vida, Y tu pueblo se alegrará en ti?
7 Muéstranos, oh Jehová, tu misericordia, Y danos tu salud.
8 Escucharé lo que hablará el Dios Jehová: Porque hablará paz á su pueblo y á sus santos, Para que no se conviertan á la locura.
9 Ciertamente cercana está su salud á los que le temen; Para que habite la gloria en nuestra tierra.
10 La misericordia y la verdad se encontraron: La justicia y la paz se besaron.
11 La verdad brotará de la tierra; Y la justicia mirará desde los cielos.
12 Jehová dará también el bien; Y nuestra tierra dará su fruto.
13 La justicia irá delante de él; Y sus pasos pondrá en camino.
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Reflexión por Noemi Dominguez:
Encontramos en la Cruz dos parejas de virtudes divinas que se encuentran en el momento más oscuro de la redención. Misericordia o amor, verdad, justicia y paz. Delante, como preparando el camino, se presenta la misericordia o el amor de Dios. Como es su esencia, este ingrediente no puede faltar. Le sigue la verdad con quien también se identifica la Deidad pero que también pone en descubierto nuestra real condición. Todos estamos deseosos de recibir el amor de Dios pero no siempre estamos ansiosos de recibir la verdad porque ella nos pone al descubierto; por cuanto todos pecamos y estamos destituidos de la gloria de Dios [Romanos 3:23]. Solo cuando el Espíritu Santo nos revela nuestra verdadera condición delante de Él es entonces que nos invade un santo temor a la justicia de Dios. Es allí cuando el mismo Espíritu nos revela que todo el peso de la justicia de Dios recayó sobre Su Hijo en la cruz cuando Él cargó con nuestros pecados cancelando así nuestra deuda para con el Padre. Es entonces cuando podemos experimentar la paz. Paz con Dios y paz de Dios. Misericordia o amor, verdad, justicia y paz. Dos parejas que se encuentran. Una escalera ascendiente. El plan perfecto de nuestra salvación. “. Lleno estaba yo de dudas, temeroso de morir; hoy en paz, mañana triste, con temor del porvenir. Al final en desespero, «Ya no puedo», dije yo y del cielo oí respuesta: «Todo hecho ya quedó». De mis obras despojado, vi la obra de Jesús. Supe que la paz fue hecha por la sangre de su cruz. Oh qué paz Jesús me da!, paz que antes ignoré. Todo nuevo se tornó desde que su paz hallé.” [Francis A. Blackmer]
Psalm 85: Prayer that the Lord Will Restore Favor to the Land.
1 Lord, thou hast been favourable unto thy land: thou hast brought back the captivity of Jacob.
2 Thou hast forgiven the iniquity of thy people, thou hast covered all their sin. Selah.
3 Thou hast taken away all thy wrath: thou hast turned thyself from the fierceness of thine anger.
4 Turn us, O God of our salvation, and cause thine anger toward us to cease.
5 Wilt thou be angry with us for ever? wilt thou draw out thine anger to all generations?
6 Wilt thou not revive us again: that thy people may rejoice in thee?
7 Shew us thy mercy, O Lord, and grant us thy salvation.
8 I will hear what God the Lord will speak: for he will speak peace unto his people, and to his saints: but let them not turn again to folly.
9 Surely his salvation is nigh them that fear him; that glory may dwell in our land.
10 Mercy and truth are met together; righteousness and peace have kissed each other.
11 Truth shall spring out of the earth; and righteousness shall look down from heaven.
12 Yea, the Lord shall give that which is good; and our land shall yield her increase.
13 Righteousness shall go before him; and shall set us in the way of his steps.
King James Version (KJV)
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Reflexion by Noemi Dominguez:
We find on the Cross two pairs of divine virtues that lie together at the darkest moment of redemption. Mercy or love, truth, justice and peace. Ahead, as it is preparing the way, God’s mercy or love is presented. As is its God’s essence, this ingredient can not be missed. It is followed by the truth with whom the Deity is also closely identified but it is that attribute that exposes us to our real condition before God. We are all eager to receive God’s love and mercy but not always are we eager to receive the truth because truth exposes us as all of us have sinned and come short of the glory of God [Romans 3:23]. Only when the Holy Ghost reveals our true condition before Him we can experience the reverential fear of God’s righteousness of invading our inner being. It is there that the same Spirit reveals to us that the full weight of God’s justice lay upon His Son on the cross when He paid our debt to the Father. That’s when we can experience peace. Peace with God and peace of God. Mercy or love, truth, justice and peace. Two couples who meet. An ascendant staircase. The perfect plan of our salvation. “Oh, the peace the Savior gives! Peace I never knew before; and my way has brighter grown since I’ve learned to trust Him more. But He call’d me closer to Him, bade my doubting, fearing, cease; and when I had fully yielded, filled my soul with perfect peace. Now I’m trusting every moment, nothing less can be enough; and the Savior bears me gently o’er those places once so rough. Day by day my soul He’s keeping by His wondrous power within; and my heart is full of singing to my Savior from all sin.” [Francis A. Blackmer].
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