Salmos 122: Oración por la paz de Jerusalén.
1 Cántico gradual: de David. YO me alegré con los que me decían: A la casa de Jehová iremos.
2 Nuestros pies estuvieron En tus puertas, oh Jerusalem;
3 Jerusalem, que se ha edificado Como una ciudad que está bien unida entre sí.
4 Y allá subieron las tribus, las tribus de JAH, Conforme al testimonio dado á Israel, Para alabar el nombre de Jehová.
5 Porque allá están las sillas del juicio, Las sillas de la casa de David.
6 Pedid la paz de Jerusalem: Sean prosperados los que te aman.
7 Haya paz en tu antemuro, Y descanso en tus palacios.
8 Por amor de mis hermanos y mis compañeros Hablaré ahora paz de ti.
9 A causa de la casa de Jehová nuestro Dios, Buscaré bien para ti.
Reflexión por Noemi Dominguez:
La historia ha de recordar lo que hemos vivido durante los últimos dos años como un período durante el cual el mundo entero fue privado de encuentros familiares, reuniones públicas, y los cristianos fuimos impedidos de reunirnos para honrar a Dios con nuestras alabanzas. Fueron en estos meses pasados que entendimos con más claridad los términos: “virtual” y “presencial.” Este salmo nos anima a unirnos “presencialmente” para adorar a Dios. Nos convoca a estar, como la compacta ciudad de Jerusalén, “bien unida entre si” [versículo 3]. Dios nos ha bendecido con la posibilidad de participar virtualmente de los servicios dominicales y de reuniones semanales sin barreras de distancia. Sin embargo; en la reuniones presenciales podemos vivir la emocionante experiencia de alabar a Dios en una dimensión más profunda que cuando lo hacemos de manera virtual. “Hemos llegado, Jerusalén. ¡Ya estamos dentro de tus muros!” [versículo 2, Nueva Biblia Viva] decían los judíos al llegar a la ciudad amada para celebrar sus fiestas anuales. Cuando estamos “dentro de sus muros”, aunque guardamos la distancia social y mantenemos el protocolo de salud, nos olvidamos del temor a los contagios y nos contagiamos de la alegría de estar juntos en la presencia del Señor. “Juntos en tu presencia henos, bendito Dios con filial reverencia para escuchar tu voz. Salvos, por pura gracia, siervos, por puro amor, llena Tú nuestras almas, bendícenos, Señor. Placido es este sitio, sitio de reunión, oyendo hablar tu libro, en viva comunión. Te ensalzaremos siempre, oh, nuestro Salvador, bendito eternamente, bendito, Tú, Señor.” [Enrique Turrall].
Psalms 122: The Joy of Going to the House of the Lord.
1 I was glad when they said unto me, Let us go into the house of the Lord.
2 Our feet shall stand within thy gates, O Jerusalem.
3 Jerusalem is builded as a city that is compact together:
4 Whither the tribes go up, the tribes of the Lord, unto the testimony of Israel, to give thanks unto the name of the Lord.
5 For there are set thrones of judgment, the thrones of the house of David.
6 Pray for the peace of Jerusalem: they shall prosper that love thee.
7 Peace be within thy walls, and prosperity within thy palaces.
8 For my brethren and companions’ sakes, I will now say, Peace be within thee.
9 Because of the house of the Lord our God I will seek thy good.
Reflexion by Noemi Dominguez:
History will remember that we have lived during the last two years as a period during which the entire world was deprived of family gatherings, public events, and Christians were prevented from coming together to honor God with our praises. It was in these past months that we understood with more clarity the terms: “virtual” and “in-person” This psalm encourages us to unite “in person” to worship God. He summons us to be, like the compact city of Jerusalem, “where friends can come together.” [verse 3]. God has blessed us with the ability to participate virtually in Sunday services and weekly meetings without barriers of distance. However, in in-person meetings we can live the exciting experience of praising God in a deeper dimension than when we do it virtually. “My heart leaped for joy. And now we’re here, … inside [your] walls!! “[verse 2, The Message Version], the Jews exclaimed when they arrived in the beloved city to celebrate their annual feasts. When we are “inside its walls”, although we keep social distance and maintain the health protocol, we forget the fear of catching Covid19, and we catch the joy of being together in the presence of the Lord. “Together in your presence, blessed God with familial reverence to hear your voice. Saved, by pure grace, servants by pure love, fill Thou our souls, and bless us, our Lord. Peaceful is this place, our meeting place, listening your book speak to us, in true fellowship, we will always exalt you, oh, our Savior, be forever blessed, blessed be You, our Lord.” [Enrique Turrall].
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