Ezequiel 35: Profecía contra el monte de Seir.
1 Y FUÉ á mí palabra de Jehová, diciendo:
2 Hijo del hombre, pon tu rostro hacia el monte de Seir, y profetiza contra él,
3 Y dile: Así ha dicho el Señor Jehová: He aquí yo contra ti, oh monte de Seir, y extenderé mi mano contra ti, y te pondré en asolamiento y en soledad.
4 A tus ciudades asolaré, y tú serás asolado; y sabrás que yo soy Jehová.
5 Por cuanto tuviste enemistades perpetuas, y esparciste los hijos de Israel á poder de espada en el tiempo de su aflicción, en el tiempo extremadamente malo;
6 Por tanto, vivo yo, dice el Señor Jehová, que á sangre te diputaré, y sangre te perseguirá: y pues la sangre no aborreciste, sangre te perseguirá.
7 Y pondré al monte de Seir en asolamiento y en soledad, y cortaré de él pasante y volviente.
8 Y henchiré sus montes de sus muertos: en tus collados, y en tus valles, y en todos tus arroyos, caerán ellos muertos á cuchillo.
9 Yo te pondré en asolamientos perpetuos, y tus ciudades nunca más se restaurarán; y sabréis que yo soy Jehová.
10 Por cuanto dijiste: Las dos naciones y las dos tierras serán mías, y las poseeremos, estando allí Jehová;
11 Por tanto, vivo yo, dice el Señor Jehová, yo haré conforme á tu ira, y conforme á tu celo con que procediste, á causa de tus enemistades con ellos: y seré conocido en ellos, cuando te juzgaré.
12 Y sabrás que yo Jehová he oído todas tus injurias que proferiste contra los montes de Israel, diciendo: Destruídos son, nos son dados á devorar.
13 Y os engrandecisteis contra mí con vuestra boca, y multiplicasteis contra mí vuestras palabras. Yo lo oí.
14 Así ha dicho el Señor Jehová: Alegrándose toda la tierra, yo te haré soledad.
15 Como te alegraste sobre la heredad de la casa de Israel, porque fué asolada, así te haré á ti: asolado será el monte de Seir, y toda Idumea, toda ella; y sabrán que yo soy Jehová.
Reflexión por Noemi Dominguez:
El fin de semana pasada fuimos sorprendidos por los masivos ataques terroristas a Israel. Como respuesta a los ataques terroristas, Israel declaró que está en pie de guerra. Como en antaño, Dios permitió que Su pueblo sufriera bajo la mano de sus enemigos. Ayer fueron los amonitas, hoy son los descendientes de los filisteos. En este capítulo son los descendientes de Esaú, hermano gemelo de Jacob, que son el objeto de la profecía. De los amonitas de entonces Dios revela la fuente de los conflictos de hoy. “Por cuanto tuviste enemistad perpetua y entregaste a los israelitas al poder de la espada en el tiempo de su calamidad, en el tiempo del castigo final …” [versículo 5, Nueva Biblia de Las Américas]. Los terroristas de hoy debieran escuchar lo que Dios le dijo a los amonitas: “¡Te lo aseguro!, dice el Señor Dios, ¡ya que pareces disfrutar tanto de la sangre, te daré tu propio baño de sangre! ¡Tu turno ha llegado!” [versículo 6, Nueva Biblia Viva]. Las páginas de Ezequiel están manchadas de sangre, tanto de los judíos como de sus enemigos. ¡Tanta sangre inútilmente derramada en el monte de Seir! Pero hubo otro monte, a no mucha distancia de allí, en las afueras de la antigua ciudad de Jerusalén donde Cristo derramó Su sangre. Mediante la obra de esa sangre por la cual recibí el perdón, puedo [y debo] perdonar, librándome así del deseo de vengarme y produciendo en mi pasión por Dios y compasión por el prójimo.
Ezekiel 35: Judgment on Mount Seir.
1 Moreover the word of the Lord came unto me, saying,
2 Son of man, set thy face against mount Seir, and prophesy against it,
3 And say unto it, Thus saith the Lord God; Behold, O mount Seir, I am against thee, and I will stretch out mine hand against thee, and I will make thee most desolate.
4 I will lay thy cities waste, and thou shalt be desolate, and thou shalt know that I am the Lord.
5 Because thou hast had a perpetual hatred, and hast shed the blood of the children of Israel by the force of the sword in the time of their calamity, in the time that their iniquity had an end:
6 Therefore, as I live, saith the Lord God, I will prepare thee unto blood, and blood shall pursue thee: sith thou hast not hated blood, even blood shall pursue thee.
7 Thus will I make mount Seir most desolate, and cut off from it him that passeth out and him that returneth.
8 And I will fill his mountains with his slain men: in thy hills, and in thy valleys, and in all thy rivers, shall they fall that are slain with the sword.
9 I will make thee perpetual desolations, and thy cities shall not return: and ye shall know that I am the Lord.
10 Because thou hast said, These two nations and these two countries shall be mine, and we will possess it; whereas the Lord was there:
11 Therefore, as I live, saith the Lord God, I will even do according to thine anger, and according to thine envy which thou hast used out of thy hatred against them; and I will make myself known among them, when I have judged thee.
12 And thou shalt know that I am the Lord, and that I have heard all thy blasphemies which thou hast spoken against the mountains of Israel, saying, They are laid desolate, they are given us to consume.
13 Thus with your mouth ye have boasted against me, and have multiplied your words against me: I have heard them.
14 Thus saith the Lord God; When the whole earth rejoiceth, I will make thee desolate.
15 As thou didst rejoice at the inheritance of the house of Israel, because it was desolate, so will I do unto thee: thou shalt be desolate, O mount Seir, and all Idumea, even all of it: and they shall know that I am the Lord.
Reflexion by Noemi Dominguez:
Last weekend we were surprised by the massive terror attacks on Israel. In response to the terror attacks, Israel declared that it is on a state of war. During the last few days, as in ancient past, God allowed His people to suffer under the hand of their enemies. Yesteryear it was the Ammonites, today it is the descendants of the Philistines. In this chapter it is the descendants of Esau, Jacob’s twin brother, who are the object of prophecy. From the Ammonites of that time God reveals the source of today’s conflicts. “Because you maintained a perpetual hatred and gave the Israelites over to the power of the sword in the time of their disaster, the time of final punishment, …” [vesicle 5, Christian Standard Bible]. Today’s terrorists should listen to what God said to the Ammonites: “I assure you, says the Lord God, since you seem to enjoy blood so much, I will give you your own bloodbath! Your turn has come!” [verse 6 Christian Standard Bible]. The pages of Ezekiel are stained with blood, both of the Jews and their enemies. So much blood uselessly spilled on Mount Seir! But there was another mountain, not far away, on the outskirts of the ancient city of Jerusalem where Christ shed His own blood. Through the work of that blood for which I received forgiveness, I can [and must] forgive, thus freeing myself from the desire for revenge and producing in my passion for God and compassion for my neighbor.
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