El bautismo es un acto en el cual un cristiano es sumergido en agua para simbolizar el fin de un modo de vida, y el comienzo de algo nuevo.
La Biblia menciona primero el bautismo en relación con Juan el Bautista. Esto fue bajo el antiguo pacto, cuando el bautismo se realizaba para recibir perdón de pecado. “Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.” Mateo 3:11. Con el establecimiento del nuevo pacto, por causa de la muerte de Jesús en la cruz, ahora el bautismo es más que el perdón de pecados — es un pacto para vivir la vida de un discípulo frente a Dios.
Pedro compara el bautismo con el diluvio en el tiempo de Noé. 1 Pedro 3:18-21. La Biblia dice acerca del tiempo de Noé: “Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.” Génesis 6:5. Así como las aguas del diluvio pusieron fin a la maldad en el Antiguo Testamento, en el Nuevo Testamento el bautismo representa el fin de vivir una vida egocéntrica haciendo mi propia voluntad y el comienzo de una vida nueva haciendo la voluntad de Dios.
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