Ezequiel 14: Justicia del castigo de Jerusalén.
1 Y VINIERON á mí algunos de los ancianos de Israel, y sentáronse delante de mí.
2 Y fué á mí palabra de Jehová, diciendo:
3 Hijo del hombre, estos hombres han puesto sus ídolos en su corazón, y establecido el tropiezo de su maldad delante de su rostro: ¿acaso he de ser yo verdaderamente consultado por ellos?
4 Háblales por tanto, y diles: Así ha dicho el Señor Jehová: Cualquier hombre de la casa de Israel que hubiere puesto sus ídolos en su corazón, y establecido el tropiezo de su maldad delante de su rostro, y viniere al profeta, yo Jehová responderé al que viniere en la multitud de sus ídolos;
5 Para tomar á la casa de Israel en su corazón, que se han apartado de mí todos ellos en sus ídolos.
6 Por tanto di á la casa de Israel: Así dice el Señor Jehová: Convertíos, y volveos de vuestros ídolos, y apartad vuestro rostro de todas vuestras abominaciones.
7 Porque cualquier hombre de la casa de Israel, y de los extranjeros que moran en Israel, que se hubiere apartado de andar en pos de mí, y hubiere puesto sus ídolos en su corazón, y establecido delante de su rostro el tropiezo de su maldad, y viniere al profeta para preguntarle por mí, yo Jehová le responderé por mí mismo:
8 Y pondré mi rostro contra aquel hombre, y le pondré por señal y por fábula, y yo lo cortaré de entre mi pueblo; y sabréis que yo soy Jehová.
9 Y el profeta, cuando fuere engañado y hablare palabra, yo Jehová engañé al tal profeta; y extenderé mi mano sobre él, y raeréle de en medio de mi pueblo de Israel.
10 Y llevarán su maldad: como la maldad del que pregunta, así será la maldad del profeta;
11 Para que no yerren más la casa de Israel de en pos de mí: ni más se contaminen en todas sus rebeliones, y me sean por pueblo, y yo les sea por Dios, dice el Señor Jehová.
12 Y fué á mí palabra de Jehová, diciendo:
13 Hijo del hombre, cuando la tierra pecare contra mí rebelándose pérfidamente, y extendiere yo mi mano sobre ella, y le quebrantare el arrimo del pan, y enviare en ella hambre, y talare de ella hombres y bestias;
14 Si estuvieren en medio de ella estos tres varones, Noé, Daniel, y Job, ellos por su justicia librarán su vida, dice el Señor Jehová.
15 Y si hiciere pasar malas bestias por la tierra, y la asolaren, y fuere desolada que no haya quien pase á causa de las bestias,
16 Y estos tres varones estuvieren en medio de ella, vivo yo, dice el Señor Jehová, ni á sus hijos ni á sus hijas librarán; ellos solos serán libres, y la tierra será asolada.
17 O si yo trajere espada sobre la tierra, y dijere: Espada, pasa por la tierra; é hiciere talar de ella hombres y bestias,
18 Y estos tres varones estuvieren en medio de ella, vivo yo, dice el Señor Jehová, no librarán sus hijos ni sus hijas; ellos solos serán libres.
19 O si pestilencia enviare sobre esa tierra, y derramare mi ira sobre ella en sangre, para talar de ella hombres y bestias,
20 Y estuvieren en medio de ella Noé, Daniel, y Job, vivo yo, dice el Señor Jehová, no librarán hijo ni hija; ellos por su justicia librarán su vida.
21 Por lo cual así ha dicho el Señor Jehová: ¿Cuánto más, si mis cuatro malos juicios, espada, y hambre, y mala bestia, y pestilencia, enviare contra Jerusalem, para talar de ella hombres y bestias?
22 Sin embargo, he aquí quedarán en ella algunos residuos, hijos é hijas, que serán llevados fuera: he aquí que ellos entrarán á vosotros, y veréis su camino y sus hechos; y tomaréis consolación del mal que hice venir sobre Jerusalem, de todas las cosas que traje sobre ella.
23 Y consolaros han cuando viereis su camino y sus hechos, y conoceréis que no sin causa hice todo lo que habré hecho en ella, dice el Señor Jehová.
Reflexión por Noemi Dominguez:
“En todas partes se honra a un profeta, menos en su propia tierra, entre sus parientes y en su propia casa.” [Marcos 6:4, Dios Habla Hoy]. Los de la casa o los del pueblo generalmente son los últimos en reconocer la grandeza de sus pares. Habiéndose dicho esto, escondida entre la merecida disciplina divina hacia un pueblo obstinado a deshonrarlo, hoy Ezequiel nos da una lección. “Y si Noé, Daniel y Job vivieran en ese país, solo ellos se salvarían por su justicia. Lo afirmo yo, el Señor y Dios … aunque esos tres hombres vivieran allí, tan cierto como que yo vivo, dice el Señor y Dios, ni sus hijos ni sus hijas sobrevivirían. Solo ellos se salvarían y el país quedaría desolado.” [versículo 14 y 16]. Dos de estos hombres eran una leyenda aunque ni siquiera eran judíos. Ambos eran ejemplo de paciencia y fidelidad. Ezequiel pasa por alto algunos detalles negativos tanto de la conducta de Noé como de algunas de las palabras de Job. “Daniel aún estaba vivo y en su mejor momento; Ezequiel, su contemporáneo y colega profeta, no lo envidia, sino que lo celebra; como también Pedro hace con Pablo [2 Pedro 3:15-16]”. [Trapp]. Ezequiel indirectamente nos enseña a reconocer en vida a quienes son o han sido ejemplos para nuestras vidas, aunque ninguno de ellos fue perfecto. Reconocer la grandeza o importancia de otro, no nos hace menos, al contrario, nos hace realmente grandes. ¡Señor ayúdame a reconocer las virtudes de otros y a no mezquinar el debido reconocimiento de ellos, sin importar si alguien nota alguna virtud en mi!
Ezekiel 14: Judgment on Persistent Unfaithfulness.
1 Then came certain of the elders of Israel unto me, and sat before me.
2 And the word of the Lord came unto me, saying,
3 Son of man, these men have set up their idols in their heart, and put the stumblingblock of their iniquity before their face: should I be enquired of at all by them?
4 Therefore speak unto them, and say unto them, Thus saith the Lord God; Every man of the house of Israel that setteth up his idols in his heart, and putteth the stumblingblock of his iniquity before his face, and cometh to the prophet; I the Lord will answer him that cometh according to the multitude of his idols;
5 That I may take the house of Israel in their own heart, because they are all estranged from me through their idols.
6 Therefore say unto the house of Israel, Thus saith the Lord God; Repent, and turn yourselves from your idols; and turn away your faces from all your abominations.
7 For every one of the house of Israel, or of the stranger that sojourneth in Israel, which separateth himself from me, and setteth up his idols in his heart, and putteth the stumblingblock of his iniquity before his face, and cometh to a prophet to enquire of him concerning me; I the Lord will answer him by myself:
8 And I will set my face against that man, and will make him a sign and a proverb, and I will cut him off from the midst of my people; and ye shall know that I am the Lord.
9 And if the prophet be deceived when he hath spoken a thing, I the Lord have deceived that prophet, and I will stretch out my hand upon him, and will destroy him from the midst of my people Israel.
10 And they shall bear the punishment of their iniquity: the punishment of the prophet shall be even as the punishment of him that seeketh unto him;
11 That the house of Israel may go no more astray from me, neither be polluted any more with all their transgressions; but that they may be my people, and I may be their God, saith the Lord God.
12 The word of the Lord came again to me, saying,
13 Son of man, when the land sinneth against me by trespassing grievously, then will I stretch out mine hand upon it, and will break the staff of the bread thereof, and will send famine upon it, and will cut off man and beast from it:
14 Though these three men, Noah, Daniel, and Job, were in it, they should deliver but their own souls by their righteousness, saith the Lord God.
15 If I cause noisome beasts to pass through the land, and they spoil it, so that it be desolate, that no man may pass through because of the beasts:
16 Though these three men were in it, as I live, saith the Lord God, they shall deliver neither sons nor daughters; they only shall be delivered, but the land shall be desolate.
17 Or if I bring a sword upon that land, and say, Sword, go through the land; so that I cut off man and beast from it:
18 Though these three men were in it, as I live, saith the Lord God, they shall deliver neither sons nor daughters, but they only shall be delivered themselves.
19 Or if I send a pestilence into that land, and pour out my fury upon it in blood, to cut off from it man and beast:
20 Though Noah, Daniel, and Job were in it, as I live, saith the Lord God, they shall deliver neither son nor daughter; they shall but deliver their own souls by their righteousness.
21 For thus saith the Lord God; How much more when I send my four sore judgments upon Jerusalem, the sword, and the famine, and the noisome beast, and the pestilence, to cut off from it man and beast?
22 Yet, behold, therein shall be left a remnant that shall be brought forth, both sons and daughters: behold, they shall come forth unto you, and ye shall see their way and their doings: and ye shall be comforted concerning the evil that I have brought upon Jerusalem, even concerning all that I have brought upon it.
23 And they shall comfort you, when ye see their ways and their doings: and ye shall know that I have not done without cause all that I have done in it, saith the Lord God.
Reflexion by Noemi Dominguez:
“One who speaks for God is respected everywhere but in his own country and among his own family and in his own house.” [Mark 6:4, New Life Version.] Those of the house or those of the village are usually the last ones to recognize the greatness of their peers. Having said this, hidden among the well-deserved divine discipline towards a people obstinate to dishonor God, in today’s chapter Ezekiel gives us a lesson. ” For even if these three men, Noah, Daniel and Job, were in this country, they would save only their own lives by being right and good,” says the Lord God … even if these three men were in the land, as I live,” says the Lord God, “they could not save their sons or their daughters. They alone would be saved, but the country would be laid waste.” [verses 14 and 16, New Life Version]. Two of these men were a legend even though they were not even Jews. Both were examples of patience and faithfulness. Ezekiel overlooks some negative details of both Noah’s behavior and some of Job’s words. “Daniel was still alive and in his prime; Ezekiel, his contemporary and fellow prophet, does not envy him, but celebrates him; as Peter also does with Paul [2 Peter 3:15-16].” [Trapp]. Ezekiel indirectly teaches us to recognize in life those who are or have been examples for our lives, although none of them was perfect. Recognizing the greatness or importance of others, does not make us less, on the contrary, it makes us really great. Lord help me to recognize the virtues of others and not to be stingy in recognizing them, regardless of whether anyone notices any virtue in me!
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