Cantares 1: La esposa y las hijas de Jerusalén.
1 CANCION de canciones, la cual es de Salomón.
2 Oh si él me besara con ósculos de su boca! Porque mejores son tus amores que el vino.
3 Por el olor de tus suaves unguüentos, (Ungüento derramado es tu nombre,) Por eso las doncellas te amaron.
4 Llévame en pos de ti, correremos. Metióme el rey en sus cámaras: Nos gozaremos y alegraremos en ti; Acordarémonos de tus amores más que del vino: Los rectos te aman.
5 Morena soy, oh hijas de Jerusalem, Mas codiciable; Como las cabañas de Cedar, Como las tiendas de Salomón.
6 No miréis en que soy morena, Porque el sol me miró. Los hijos de mi madre se airaron contra mí, Hiciéronme guarda de viñas; Y mi viña, que era mía, no guardé.
7 Hazme saber, ó tú á quien ama mi alma, Dónde repastas, dónde haces tener majada al medio día: Porque, ¿por qué había yo de estar como vagueando Tras los rebaños de tus compañeros?
8 Si tú no lo sabes, oh hermosa entre las mujeres, Sal, yéndote por las huellas del rebaño, Y apacienta tus cabritas junto á las cabañas de los pastores.
9 A yegua de los carros de Faraón Te he comparado, amiga mía.
10 Hermosas son tus mejillas entre los pendientes, Tu cuello entre los collares.
11 Zarcillos de oro te haremos, Con clavos de plata.
12 Mientras que el rey estaba en su reclinatorio, Mi nardo dió su olor.
13 Mi amado es para mí un manojito de mirra, Que reposa entre mis pechos.
14 Racimo de copher en las viñas de Engadi Es para mí mi amado.
15 He aquí que tú eres hermosa, amiga mía; He aquí que eres bella: tus ojos de paloma.
16 He aquí que tú eres hermoso, amado mío, y suave: Nuestro lecho también florido.
17 Las vigas de nuestra casa son de cedro, Y de ciprés los artesonados.
Reflexión por Noemi Dominguez:
“En casa de herrero, cuchillo de palo,” o, como dicen en Ingles, el hijo del zapatero siempre anda descalzo. Un médico que descuida su salud, un abogado que muere sin contar con un testamento, y un contador que no lleva el balance de su cuenta bancaria son algunos de los ejemplos que encontramos en el diario vivir y que, sin duda, dieron origen a los citados dichos. ¿Será que a veces nos ocupa tanto el cuidar a los demás que descuidamos a los nuestros? Las familias de pastores no son una excepción. “No es raro que los niños sientan un nivel de resentimiento hacia las responsabilidades laborales de sus padres porque los mantiene ocupados y lejos de casa, pero cuando los niños comienzan a sentirse así por el lugar al que se supone que deben ir para obtener alimento espiritual, los peligros reales están al acecho.” [Ryan French]. Hay un dejo de tristeza en las palabras del verso 6 “Me pusieron a guardar las viñas, Pero mi propia viña no guardé.” [Nueva Biblia de Las Américas]. Generalmente no es por descuido o negligencia, sino por el afán de hacer aquello que la vocación nos lleva ha hacer, sin medir nuestro tiempo, perdiendo así el balance correcto en la vida. Sin duda debe ser un motivo de gratitud tener una pasión así por lo que Dios nos llama a hacer, pero esta breve mención del versículo 6 nos llama a la reflexión. Gracias Señor por el llamado a servirte y por Tu Palabra que nos alerta de los peligros de descuidar nuestra mayor misión y vocación; la de cuidar a nuestros hijos. ¡Guíame hoy a hacer algo especial por ellos!
Song of Solomon 1: Solomon’s Love for a Shulamite Girl.
1 The song of songs, which is Solomon’s.
2 Let him kiss me with the kisses of his mouth: for thy love is better than wine.
3 Because of the savour of thy good ointments thy name is as ointment poured forth, therefore do the virgins love thee.
4 Draw me, we will run after thee: the king hath brought me into his chambers: we will be glad and rejoice in thee, we will remember thy love more than wine: the upright love thee.
5 I am black, but comely, O ye daughters of Jerusalem, as the tents of Kedar, as the curtains of Solomon.
6 Look not upon me, because I am black, because the sun hath looked upon me: my mother’s children were angry with me; they made me the keeper of the vineyards; but mine own vineyard have I not kept.
7 Tell me, O thou whom my soul loveth, where thou feedest, where thou makest thy flock to rest at noon: for why should I be as one that turneth aside by the flocks of thy companions?
8 If thou know not, O thou fairest among women, go thy way forth by the footsteps of the flock, and feed thy kids beside the shepherds’ tents.
9 I have compared thee, O my love, to a company of horses in Pharaoh’s chariots.
10 Thy cheeks are comely with rows of jewels, thy neck with chains of gold.
11 We will make thee borders of gold with studs of silver.
12 While the king sitteth at his table, my spikenard sendeth forth the smell thereof.
13 A bundle of myrrh is my well-beloved unto me; he shall lie all night betwixt my breasts.
14 My beloved is unto me as a cluster of camphire in the vineyards of Engedi.
15 Behold, thou art fair, my love; behold, thou art fair; thou hast doves’ eyes.
16 Behold, thou art fair, my beloved, yea, pleasant: also our bed is green.
17 The beams of our house are cedar, and our rafters of fir.
Reflexion by Noemi Dominguez:
“, the shoemaker’s son always goes barefoot”, or as it is said in Spanish, “In the blacksmith’s house there are wooden knives.” A doctor who neglects his or her own health, a lawyer who dies without a will, and an accountant who does not keep the balance of his bank account are some of the examples that we find in our daily living, and that, without a doubt, gave rise to the popular sayings I mentioned. Could it be that sometimes we are so concerned with caring for others that we neglect our own? Pastoral families are no exception. “It’s not uncommon for kids to feel a level of bitterness towards their parent’s job responsibilities because it keeps them busy and away from home, but when children start feeling that way about the place they are supposed to go for spiritual nourishment, real dangers are lurking.” [Ryan French]. There is a hint of sadness in the words of verse 6 ” they made me take care of the vineyards. I have not taken care of my own vineyard.” [Christian Standard Bible]. Generally it is not caused by carelessness or negligence, but by the eagerness to do what the vocation leads us to do, without measuring our time, and in the process losing the balance of life. Undoubtedly it must be a reason to be grateful to have such a passion to do what God calls us to do, but this brief mention calls us to stop and think. Thank you Lord for the call to serve You and for Your Word that warns us of the dangers of neglecting our greatest mission and vocation, that of caring for our children. Guide me today to do something special for them!
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