Salmos 132: Plegaria por bendición sobre el santuario.
1 Cántico gradual. ACUÉRDATE, oh Jehová, de David, Y de toda su aflicción;
2 Que juró él á Jehová, Prometió al Fuerte de Jacob:
3 No entraré en la morada de mi casa, Ni subiré sobre el lecho de mi estrado;
4 No daré sueño á mis ojos, Ni á mis párpados adormecimiento.
5 Hasta que halle lugar para Jehová, Moradas para el Fuerte de Jacob.
6 He aquí, en Ephrata oímos de ella: Hallamósla en los campos del bosque.
7 Entraremos en sus tiendas; Encorvarnos hemos al estrado de sus pies.
8 Levántate, oh Jehová, á tu reposo; Tú y el arca de tu fortaleza.
9 Tus sacerdotes se vistan de justicia, Y regocíjense tus santos.
10 Por amor de David tu siervo No vuelvas de tu ungido el rostro.
11 En verdad juró Jehová á David, No se apartará de ellos: Del fruto de tu vientre pondré sobre tu trono.
12 Si tus hijos guardaren mi alianza, Y mi testimonio que yo les enseñaré, Sus hijos también se sentarán sobre tu trono para siempre.
13 Porque Jehová ha elegido á Sión; Deseóla por habitación para sí.
14 Este es mi reposo para siempre: Aquí habitaré, porque la he deseado.
15 A su mantenimiento daré bendición: Sus pobres saciaré de pan.
16 Asimismo vestiré á sus sacerdotes de salud, Y sus santos darán voces de júbilo.
17 Allí haré reverdecer el cuerno de David: He prevenido lámpara á mi ungido.
18 A sus enemigos vestiré de confusión: Mas sobre él florecerá su corona.
Reflexión por Noemi Dominguez:
“ … «A tus hijos los pondré en tu trono, si ellos obedecen mi pacto. Yo les enseñaré mis testimonios, y también sus hijos y descendientes te sucederán en el trono para siempre.» [versículo 11 y12, Versión Reina Varela Revisada]. Encontramos aquí una promesa que todos los padres quisiéramos escuchar. Como padres, hemos hecho y hacemos sacrificios por el bienestar futuro de nuestros hijos; especialmente en el área de la educación, sabiendo que ésta es muy necesaria para triunfar en la vida. La promesa hecha a David, sin embargo, establece una condición previa a la bendición: “si ellos obedecen a mi pacto”. Dios les ensenaría, pero ellos tendrían que aprender. Como padres podemos y debemos orar por nuestros hijos, darles un buen ejemplo, enseñarles la Palabra, llevarlos a la iglesia, animarlos a conocer íntimamente a Dios, pero en ellos está la sumisión a Dios y a Su Palabra. David no vivió para ver la desintegración de su país pero experimentó la rebelión de uno de sus propios hijos. Sus descendientes no obedecieron el pacto y por lo tanto no se cumplió todo lo que sin duda David esperaba de esta promesa. Sin embargo interviene al Gracia de Dios y de las cenizas de su trono surge un descendiente, Jesús de Nazaret, quien ostentará el cetro de un reino, cuya “soberanía y … paz no tendrán fin sobre el trono de David y sobre su reino, para afianzarlo y sostenerlo con el derecho y la justicia desde entonces y para siempre.” [Isaías 9:7]. ¡que la misma Gracia de Dios intervenga y redima la vida de cada uno de nuestros descendientes porque Dios tiene hijos, pero no nietos!
Psalms 132: The Eternal Dwelling of God in Zion.
1 Lord, remember David, and all his afflictions:
2 How he sware unto the Lord, and vowed unto the mighty God of Jacob;
3 Surely I will not come into the tabernacle of my house, nor go up into my bed;
4 I will not give sleep to mine eyes, or slumber to mine eyelids,
5 Until I find out a place for the Lord, an habitation for the mighty God of Jacob.
6 Lo, we heard of it at Ephratah: we found it in the fields of the wood.
7 We will go into his tabernacles: we will worship at his footstool.
8 Arise, O Lord, into thy rest; thou, and the ark of thy strength.
9 Let thy priests be clothed with righteousness; and let thy saints shout for joy.
10 For thy servant David’s sake turn not away the face of thine anointed.
11 The Lord hath sworn in truth unto David; he will not turn from it; Of the fruit of thy body will I set upon thy throne.
12 If thy children will keep my covenant and my testimony that I shall teach them, their children shall also sit upon thy throne for evermore.
13 For the Lord hath chosen Zion; he hath desired it for his habitation.
14 This is my rest for ever: here will I dwell; for I have desired it.
15 I will abundantly bless her provision: I will satisfy her poor with bread.
16 I will also clothe her priests with salvation: and her saints shall shout aloud for joy.
17 There will I make the horn of David to bud: I have ordained a lamp for mine anointed.
18 His enemies will I clothe with shame: but upon himself shall his crown flourish.
Reflexion by Noemi Dominguez:
” … “The Lord swore an oath to David, a sure oath he will not revoke: “One of your own descendants I will place on your throne. If your sons keep my covenant and the statutes I teach them, then their sons will sit on your throne for ever and ever.” [verse 11 and 12, New International Version]. We find here a promise that all parents would like to hear. As parents, we have made and make sacrifices for the future well-being of our children; especially in the area of education; knowing that it is very necessary to succeed in life. The promise made to David, however, establishes a precondition for the blessing: “if they obey my covenant.” God would teach them, but they would have to learn. As parents we can and we should pray for our children, set a good example for them, teach them the Word, take them to church, encourage them to know God intimately, but it is for them to submit to the Lord and His Word. David did not live to see the disintegration of his country but experienced the rebellion of one of his own sons. His descendants did not obey the covenant and therefore David did not get to see the fulfillment of all that he undoubtedly expected from this promise. However, God intervenes and, in His Grace, from the ashes of his throne arises a descendant, Jesus of Nazareth, who will hold the scepter of a kingdom, whose “his government and peace there will be no end. He will reign on David’s throne and over his kingdom, establishing and upholding it with justice and righteousness from that time on and forever.” [Isaiah 9:7]. May the same amazing Grace of God intervene and redeem the lives of each of our descendants because God has children, but not grandchildren!
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