Salmos 120: Plegaria ante el peligro de la lengua engañosa.
1 Cántico gradual. A JEHOVA llamé estando en angustia, Y él me respondió.
2 Libra mi alma, oh Jehová, de labio mentiroso, De la lengua fraudulenta.
3 ¿Qué te dará, ó qué te aprovechará, Oh lengua engañosa?
4 Agudas saetas de valiente, Con brasas de enebro.
5 Ay de mí, que peregrino en Mesech, Y habito entre las tiendas de Kedar!
6 Mucho se detiene mi alma Con los que aborrecen la paz.
7 Yo soy pacífico: Mas ellos, así que hablo, me hacen guerra.
Reflexión por Noemi Dominguez:
Algo de lo que sentía el salmista lo he vivido en carne propia. Hace un par de años fui cruelmente acusada por personas a quienes siempre habíamos ayudado. En el momento hubiese preferido que se abriera la tierra y me tragara. Dios ha sanado esa herida pero ¡no quisiera volver a vivir momentos iguales! “Sin leña se apaga el fuego; sin chismes se acaba el pleito. Con el carbón se hacen brasas, con la leña se prende fuego, y con un pendenciero se inician los pleitos.” [Proverbios 29:20 y 21]. Hay leyendas de visitantes de beduinos que encendieron brasas de las raíces de un enebro y que regresaron un año después y todavía estaban ardiendo. Aunque sospecho de la veracidad de la leyenda, se que si no se apagan los malos entendidos, ¡la llama arderá por mucho tiempo! Cuando somos abrumados por un ambiente de engaño nos desanimamos y decimos como el salmista: “Estoy cansado de vivir entre personas que odian la paz. Busco la paz; pero, cuando hablo de paz, ¡ellos quieren guerra! [Versículos 6 y 7, Nueva Traducción Viviente]. Nos vienen bien las palabras del Salmo 34: 13 and 14:“Guarda tu lengua del mal, Y tus labios de hablar engaño. Apártate del mal, y haz el bien; busca la paz, y síguela.” [Reina Varela 1960]. “En el seno de mi alma una dulce quietud, ae difunde embargando mi ser. Una calma infinita que solo podrán, los amados de Dios comprender. Paz, ¡Cuán dulce paz!, es aquella que el Padre me da; yo le ruego que inunde por siempre mi ser, en sus ondas de amor celestial.” [Warren D. Cornell].
Psalms 120: Plea for Relief from Bitter Foes.
1 In my distress I cried unto the Lord, and he heard me.
2 Deliver my soul, O Lord, from lying lips, and from a deceitful tongue.
3 What shall be given unto thee? or what shall be done unto thee, thou false tongue?
4 Sharp arrows of the mighty, with coals of juniper.
5 Woe is me, that I sojourn in Mesech, that I dwell in the tents of Kedar!
6 My soul hath long dwelt with him that hateth peace.
7 I am for peace: but when I speak, they are for war.
Reflexion by Noemi Dominguez:
I can identify with what the psalmist says in this Psalm. I have experienced it in my own flesh. A couple of years ago people cruelly accused me we had always helped. At the time I would have preferred that the earth would open and swallow me! God has healed that wound but I would not want to live the same moments again! “Without wood a fire goes out; without a gossip a quarrel dies down. As charcoal to embers and as wood to fire, so is a quarrelsome person for kindling strife.” [Proverbs 29:20 and 21, New International Version]. There are legends of Bedouin visitors who lit embers from the roots of a juniper and who returned a year later, and the embers were still burning. Although I have reservations as to the veracity of the legend, I know that if misunderstandings are not extinguished, the flame will burn for a long time! When we are overwhelmed by an environment of deception, we become discouraged and say like the psalmist, “Too long have I lived among those who hate peace. I am for peace; but when I speak, they are for war! [Verses 6 and 7, New International Version]. We are well advised by the words of Psalm 34: 13-14 “Guard your tongue from profanity, and no more lying through your teeth. Turn your back on sin; do something good. Embrace peace—don’t let it get away!” [The Message]. “Far Away in The Depth of My Spirit Tonight Rolls a Melody Sweeter Than Psalm; In Celestial-Like Strains It Unceasingly Falls Over My Soul Like an Infinite Calm. Peace! Peace! Wonderful Peace, Coming Down from The Father Above; Sweep Over My Spirit Forever, I Pray, In Fathomless Billows of Love.” [Warren D. Cornell].
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