Salmos 63: Dios, satisfacción del alma.
1 Salmo de David, estando en el desierto de Judá. DIOS, Dios mío eres tú: levantaréme á ti de mañana: Mi alma tiene sed de ti, mi carne te desea, En tierra de sequedad y transida sin aguas;
2 Para ver tu fortaleza y tu gloria, Así como te he mirado en el santuario.
3 Porque mejor es tu misericordia que la vida: Mis labios te alabarán.
4 Así te bendeciré en mi vida: En tu nombre alzaré mis manos.
5 Como de meollo y de grosura será saciada mi alma; Y con labios de júbilo te alabará mi boca,
6 Cuando me acordaré de ti en mi lecho, Cuando meditaré de ti en las velas de la noche.
7 Porque has sido mi socorro; Y así en la sombra de tus alas me regocijaré.
8 Está mi alma apegada á ti: Tu diestra me ha sostenido.
9 Mas los que para destrucción buscaron mi alma, Caerán en los sitios bajos de la tierra.
10 Destruiránlos á filo de espada; Serán porción de las zorras.
11 Empero el rey se alegrará en Dios; Será alabado cualquiera que por él jura: Porque la boca de los que hablan mentira, será cerrada.
Reflexión por Noemi Dominguez:
“Nada habrá de satisfacerte jamás, excepto temporal y superficialmente, pero es posible que tengas que experimentar muchas desilusiones antes de darte cuenta de esa verdad”. [Eckhart Tolle]. Hubo por lo menos dos épocas en la vida de David en que tuvo que buscar refugio en el desierto; la primera cuando huía de Saúl y se escondió el desierto de Zif. Saúl lo buscaba todos los días, pero Dios no lo entregó en sus manos. La segunda vez fue cuando tuvo que abandonar Jerusalén a causa de la rebelión de su hijo Absalón. En lugar del palacio con sus manjares, David estaba en un desierto. En lugar de recibir reyes de otras naciones, estaba huyendo como un fugitivo, en lugar de brindar con bebidas reales, estaba en tierra seca y árida donde ni siquiera había agua [versículo 1]. Sin embargo, su sed no es de agua, ni añora su mullida cama. El salmista tiene sed de Dios y su sed es en Dios satisfecha. Pocos salmos hablan de tanta satisfacción del alma humana como David la encuentra en Dios y la describe en este Salmo. Pareciera que el contexto no es pretexto para quejarse y deprimirse. David deja a un lado su difícil entorno y pone su mirada en Dios. “Porque has sido mi socorro, Y así en la sombra de tus alas me regocijaré. Está mi alma apegada a ti; Tu diestra me ha sostenido.” [versículos 7 y 8, Reina Varela 1960]. En medio de la persecución y en el árido desierto, sin techo ni abrigo, David cuenta sus bendiciones [¡no sus dificultades!], y se regocija en Dios. Señor, te doy gracias hoy porque Tus alas me cubren y Tu diestra me sostiene.
Psalms 63: Joy in the Fellowship of God.
1 O God, thou art my God; early will I seek thee: my soul thirsteth for thee, my flesh longeth for thee in a dry and thirsty land, where no water is;
2 To see thy power and thy glory, so as I have seen thee in the sanctuary.
3 Because thy lovingkindness is better than life, my lips shall praise thee.
4 Thus will I bless thee while I live: I will lift up my hands in thy name.
5 My soul shall be satisfied as with marrow and fatness; and my mouth shall praise thee with joyful lips:
6 When I remember thee upon my bed, and meditate on thee in the night watches.
7 Because thou hast been my help, therefore in the shadow of thy wings will I rejoice.
8 My soul followeth hard after thee: thy right hand upholdeth me.
9 But those that seek my soul, to destroy it, shall go into the lower parts of the earth.
10 They shall fall by the sword: they shall be a portion for foxes.
11 But the king shall rejoice in God; every one that sweareth by him shall glory: but the mouth of them that speak lies shall be stopped.
Reflexion by Noemi Dominguez:
“Nothing out there will ever satisfy you except temporarily and superficially, but you may need to experience many disillusionments before you realize that truth. [Eckhart Tolle]. There were two times in David’s life when he had to seek refuge in the wilderness; the first when he fled Saul and hid the Zif Desert. Saul looked for him every day, but God did not give him up in his hands. The second time was when he had to leave Jerusalem because of the rebellion of his son Absalom. Instead of the palace with its delicacies, David was in a desert. Instead of receiving kings from other nations, he was fleeing like a fugitive, instead of toasting with regal drinks, he was on dry, arid land where there was not even water [verse 1]. However, his thirst is not water, nor does he miss his fluffy bed. The Psalmist thirsts for God and his thirst is satisfied in God. Few psalms speak of so much satisfaction by the human soul as David finds it in God and describes it in this Psalm. It seems that context is not a pretext for complaining and feeling depressed. David sets aside his difficult environment and sets his sights on God. “Because you are my help, I sing in the shadow of your wings. I cling to you; your right hand upholds me.” [verses 7 and 8, New International Version]. In the midst of persecution and in the barren wilderness, without a roof or shelter, David counts his blessings [not his difficulties!] and rejoices in God. Lord, I thank You today that Your wings cover me, and Your right hand sustains me!
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