Salmos 61: Confianza en la protección de Dios.
1 Al Músico principal: sobre Neginoth: Salmo de David. OYE, oh Dios, mi clamor; A mi oración atiende.
2 Desde el cabo de la tierra clamaré á ti, cuando mi corazón desmayare: A la peña más alta que yo me conduzcas.
3 Porque tú has sido mi refugio, Y torre de fortaleza delante del enemigo.
4 Yo habitaré en tu tabernáculo para siempre: Estaré seguro bajo la cubierta de tus alas.
5 Porque tú, oh Dios, has oído mis votos, Has dado heredad á los que temen tu nombre.
6 Días sobre días añadirás al rey: Sus años serán como generación y generación.
7 Estará para siempre delante de Dios: Misericordia y verdad prepara que lo conserven.
8 Así cantaré tu nombre para siempre, Pagando mis votos cada día.
Reina-Valera Antigua (RVA)
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Reflexión por Noemi Dominguez:
“La vida tiene muchas formas de poner a prueba la voluntad de una persona, ya sea que no suceda nada o que todo suceda a la vez.” [Paulo Coelho]. Muchos han experimentado durante los largos días de encierro por la pandemia, grandes “vacíos” de acción cuando “no sucedía nada”. Por otro lado, al leer los Salmos de David, pareciera que fueron inspirados durante las ocasiones de su vida en que “todo sucedía” a la vez. Desmayamos cuando las cargas son más pesadas que nuestras fuerzas para llevarlas. Desmayamos cuando tenemos muchas cosas que hacer y nos falta el tiempo para hacerlas, cuando no solo algo fracasa, sino percibimos que todo nos sale mal, cuando creemos que la embarcación de nuestra vida se está hundiendo y sentimos que nuestras vidas son un acto de malabarismo. Tenemos dos opciones, nos dejamos hundir y que nos lleve la corriente o nos dejamos en las confiables manos de Aquel que puede sostenernos y levantarnos para llevarnos a la Roca más alta y poder en ella hallar refugio [versículos 2 y 3]. “Aunque ruja la tormenta de mi vida en derredor, al amparo de la Roca salvo estoy; si la tempestad aumenta no tendré ningún temor: Al amparo de la Roca salvo estoy. Si conmigo está el Señor no tendré ningún temor: Al amparo de la Roca salvo estoy.” [G. Hall].
Psalm 61: Assurance of God’s Eternal Protection.
1 Hear my cry, O God; attend unto my prayer.
2 From the end of the earth will I cry unto thee, when my heart is overwhelmed: lead me to the rock that is higher than I.
3 For thou hast been a shelter for me, and a strong tower from the enemy.
4 I will abide in thy tabernacle for ever: I will trust in the covert of thy wings. Selah.
5 For thou, O God, hast heard my vows: thou hast given me the heritage of those that fear thy name.
6 Thou wilt prolong the king’s life: and his years as many generations.
7 He shall abide before God for ever: O prepare mercy and truth, which may preserve him.
8 So will I sing praise unto thy name for ever, that I may daily perform my vows.
King James Version (KJV)
Public Domain
Reflexion by Noemi Dominguez:
“Life has many ways of testing a person’s will, either by having nothing happen at all or by having everything happen at once. ” [Paulo Coelho]. During the long days of pandemic confinement many have experienced a feeling of great “emptiness” when “nothing happened” for an extended number of days and months. On the other hand, when you read the Psalms of David, it seems that they were inspired during the occasions of his life when “everything happened” at once. We faint when the loads are heavier than our strength to carry them. We feel overwhelmed when we have a lot of things to do, when it feels like our lives are a juggling act; that we have to constantly multitask and before we finish one chore or assignment, we have to immediately move on to the next one without giving ourselves a break, embracing the feeling of a ship that slowly sinks into the depths of the ocean. We have two choices, either let ourselves sink and let the current take us wherever it goes, or leave ourselves in the trustworthy hands of the One who can sustain us and lift us up and to take us to the highest Rock where we can find refuge [verses 2 and 3]. “In the shadow of the rock let me rest, when I feel the tempest’s shock thrill my breast; all in vain the storm shall sweep. While I hide, and my tranquil vigil keep; by Thy side in the shadow of the rock I will fear no tempest’s shock, in the shadow of the rock let me rest; In the shadow of the rock I will fear no tempest’s shock” [G. Hall].
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