Salmo 56: Oración de confianza y gratitud.
1 Al Músico principal: sobre La paloma silenciosa en paraje muy distante. Michtam de David, cuando los Filisteos le prendieron en Gath. TEN misericordia de mí, oh Dios, porque me devoraría el hombre: Me oprime combatiéndome cada día.
2 Apúranme mis enemigos cada día; Porque muchos son los que pelean contra mí, oh Altísimo.
3 En el día que temo, Yo en ti confío.
4 En Dios alabaré su palabra: En Dios he confiado, no temeré Lo que la carne me hiciere.
5 Todos los días me contristan mis negocios; Contra mí son todos sus pensamientos para mal.
6 Reúnense, escóndense, Miran ellos atentamente mis pasos, Esperando mi vida.
7 ¿Escaparán ellos por la iniquidad? Oh Dios, derriba en tu furor los pueblos.
8 Mis huídas has tú contado: Pon mis lágrimas en tu redoma: ¿No están ellas en tu libro?
9 Serán luego vueltos atrás mis enemigos el día que yo clamare: En esto conozco que Dios es por mí.
10 En Dios alabaré su palabra; En Jehová alabaré su palabra.
11 En Dios he confiado: no temeré Lo que me hará el hombre.
12 Sobre mí, oh Dios, están tus votos: Te tributaré alabanzas.
13 Porque has librado mi vida de la muerte, Y mis pies de caída, Para que ande delante de Dios En la luz de los que viven.
Reina-Valera Antigua (RVA)
by Public Domain
Reflexión por Noemi Dominguez:
En un mundo de informática con innumerables maneras de registrar y almacenar información y con un sin número de organizaciones dedicadas al registro y analisis de la misma, nos sorprende un precario utensilio y aúnmás su contenido. El versículo ocho menciona una palabra poco usada en el idioma en que fue escrito el Antiguo Testamento y menos en nuestro idioma. Es la palabra redoma. Esta palabra se traduce también como odre, o botella. Aun más sorprendente es lo que en este recipiente se almacena: nuestras lágrimas. Constantemente intentamos disimular o reprimir el llanto y las lágrimas para no ser tildados de débiles o cobardes. Sin embargo, con ellas no solo expresamos nuestro dolor, sino que nos identificamos con el dolor ajeno. No te guardes tus lágrimas cuando te encuentres con alguien que sufre porque “toca” el corazón de tu prójimo mejor que las palabras. No solo Dios lleva el registro, sino que un día, un deseado día, las enjugará: “Y enjugará toda lágrima de sus ojos, y no habrá ya muerte ni habrá llanto, ni gritos ni fatigas, porque el mundo viejo ha pasado.” [Apocalipsis 21:4, Versión Biblia de Jerusalén].
Psalm 56: Supplication for deliverance, and grateful trust in God.
1 Be merciful unto me, O God: for man would swallow me up; he fighting daily oppresseth me.
2 Mine enemies would daily swallow me up: for they be many that fight against me, O thou most High.
3 What time I am afraid, I will trust in thee.
4 In God I will praise his word, in God I have put my trust; I will not fear what flesh can do unto me.
5 Every day they wrest my words: all their thoughts are against me for evil.
6 They gather themselves together, they hide themselves, they mark my steps, when they wait for my soul.
7 Shall they escape by iniquity? in thine anger cast down the people, O God.
8 Thou tellest my wanderings: put thou my tears into thy bottle: are they not in thy book?
9 When I cry unto thee, then shall mine enemies turn back: this I know; for God is for me.
10 In God will I praise his word: in the Lord will I praise his word.
11 In God have I put my trust: I will not be afraid what man can do unto me.
12 Thy vows are upon me, O God: I will render praises unto thee.
13 For thou hast delivered my soul from death: wilt not thou deliver my feet from falling, that I may walk before God in the light of the living?
King James Version (KJV)
Public Domain
Reflexion by Noemi Dominguez:
In a world of computing with countless ways to record and store information and with innumerable organizations dedicated to the registration and analysis of it, we are surprised by a precarious utensil and even more itscontents. Verse eight mentions a little-used word in the language in which the Old Testament was written. The word is translated wineskin, scroll or bottle. Even more surprising is what is stored in this container: our tears. We constantly try to conceal or suppress our tears so as not to be labeled weak or cowardly. However, with them we not only express our pain, but identify with the pain of others. Don’t withhold your tears when you meet someone who suffers. Tears “touch” the suffering person’s heart much more than words can. Not only does God keep the record, but one day, one blessed day, he will wipe them away: “And God shall wipe away all tears from their eyes; and there shall be no more death, neither sorrow, nor crying, neither shall there be any more pain: for the former things are passed away.” [Revelation 21:4, King James Version].
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