Salmo 25: David implora dirección, perdón y protección.
1 Salmo de David. A TI, oh Jehová, levantaré mi alma.
2 Dios mío, en ti confío; No sea yo avergonzado, No se alegren de mí mis enemigos.
3 Ciertamente ninguno de cuantos en ti esperan será confundido: Serán avergonzados los que se rebelan sin causa.
4 Muéstrame, oh Jehová, tus caminos; Enséñame tus sendas.
5 Encamíname en tu verdad, y enséñame; Porque tú eres el Dios de mi salud: En ti he esperado todo el día.
6 Acuérdate, oh Jehová, de tus conmiseraciones y de tus misericordias, Que son perpetuas.
7 De los pecados de mi mocedad, y de mis rebeliones, no te acuerdes; Conforme á tu misericordia acuérdate de mí, Por tu bondad, oh Jehová.
8 Bueno y recto es Jehová: Por tanto él enseñará á los pecadores el camino.
9 Encaminará á los humildes por el juicio, Y enseñará á los mansos su carrera.
10 Todas las sendas de Jehová son misericordia y verdad, Para los que guardan su pacto y sus testimonios.
11 Por amor de tu nombre, oh Jehová, Perdonarás también mi pecado; porque es grande.
12 ¿Quién es el hombre que teme á Jehová? El le enseñará el camino que ha de escoger.
13 Su alma reposará en el bien, Y su simiente heredará la tierra.
14 El secreto de Jehová es para los que le temen; Y á ellos hará conocer su alianza.
15 Mis ojos están siempre hacia Jehová; Porque él sacará mis pies de la red.
16 Mírame, y ten misericordia de mí; Porque estoy solo y afligido.
17 Las angustias de mi corazón se han aumentado: Sácame de mis congojas.
18 Mira mi aflicción y mi trabajo: Y perdona todos mis pecados.
19 Mira mis enemigos, que se han multiplicado, Y con odio violento me aborrecen.
20 Guarda mi alma, y líbrame: No sea yo avergonzado, porque en ti confié.
21 Integridad y rectitud me guarden; Porque en ti he esperado.
22 Redime, oh Dios, á Israel De todas sus angustias.
Reina-Valera Antigua (RVA)
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Reflexión por Noemi Dominguez:
“Mientras su padre moría de Covid-19 en el Centro Médico de la Universidad de Richmond en Staten Island, Andreas Koutsoudakis Jr. le envió un mensaje final a través de una enfermera: “Su hijo no puede estar aquí, pero llama cada hora en punto, y tu familia te extraña “. [WSJ, Abril 5]. En estos días en los cuales la mayoría de nosotros pasamos tanto tiempo con nuestra familia íntima, paradójicamente, hay tantos otros en cuidado intensivo que están experimentando una profundad soledad en sus últimos momentos de sus vidas. Al recordar los últimos momentos de la vida terrenal de Jesús, bien podrían los versículos 16 y 17 del Salmo que hoy nos ocupa ser un pálido reflejo de su corazón: “Mírame, Señor, y ten compasión de mí, porque estoy solo y afligido. Mi corazón se aflige más y más; líbrame de mis angustias.” [Version Dios Habla Hoy]. El Sr. Koutsoudakis recibió el mensaje de su hijo con una gran sonrisa. En la historia de la redención es el Hijo el quien muere y el Padre no sonríe. Andreas Koutsoudakis Jr. no pudo hacer nada por salvar a su padre. Dios el Padre pudo, pero no quiso. “Me asombra el amor que me ofrece el Señor Jesús, su gracia tan grande no puedo explicarme yo, y tiemblo al saber que por mí padeció en la cruz; por mí, pecador vil, su sangre preciosa dio. ¡Qué maravilla es, que Él me amara así, hasta morir por mí! ¡Qué maravilla es, Él murió por mí!” [Charles H. Gabriel].
Psalm 25: A Plea for Deliverance and Forgiveness.
1 Unto thee, O Lord, do I lift up my soul.
2 O my God, I trust in thee: let me not be ashamed, let not mine enemies triumph over me.
3 Yea, let none that wait on thee be ashamed: let them be ashamed which transgress without cause.
4 Shew me thy ways, O Lord; teach me thy paths.
5 Lead me in thy truth, and teach me: for thou art the God of my salvation; on thee do I wait all the day.
6 Remember, O Lord, thy tender mercies and thy lovingkindnesses; for they have been ever of old.
7 Remember not the sins of my youth, nor my transgressions: according to thy mercy remember thou me for thy goodness’ sake, O Lord.
8 Good and upright is the Lord: therefore will he teach sinners in the way.
9 The meek will he guide in judgment: and the meek will he teach his way.
10 All the paths of the Lord are mercy and truth unto such as keep his covenant and his testimonies.
11 For thy name’s sake, O Lord, pardon mine iniquity; for it is great.
12 What man is he that feareth the Lord? him shall he teach in the way that he shall choose.
13 His soul shall dwell at ease; and his seed shall inherit the earth.
14 The secret of the Lord is with them that fear him; and he will shew them his covenant.
15 Mine eyes are ever toward the Lord; for he shall pluck my feet out of the net.
16 Turn thee unto me, and have mercy upon me; for I am desolate and afflicted.
17 The troubles of my heart are enlarged: O bring thou me out of my distresses.
18 Look upon mine affliction and my pain; and forgive all my sins.
19 Consider mine enemies; for they are many; and they hate me with cruel hatred.
20 O keep my soul, and deliver me: let me not be ashamed; for I put my trust in thee.
21 Let integrity and uprightness preserve me; for I wait on thee.
22 Redeem Israel, O God, out of all his troubles.
King James Version (KJV)
Public Domain
Reflexion by Noemi Dominguez:
” As his father lay dying of Covid-19 at Richmond University Medical Center in Staten Island, Andreas Koutsoudakis Jr. sent him a final message through a nurse: “Your son can’t be here, but he calls every hour on the hour, and your family misses you.” [WSJ, April 5]. In these days when most of us spend so much time with our intimate family, paradoxically, there are so many others in intensive care that are experiencing deep loneliness in their last moments of their lives. As we recall the last moments of Jesus’ earthly life, we might well see in verses 16 and 17 of the Psalm that we are dealing with today, a pale reflection of our Savior’s heart: ” Turn to me and be gracious to me, for I am lonely and afflicted. Relieve the troubles of my heart and free me from my anguish.” [Version God Speaks Today]. Mr. Koutsoudakis received his son’s message with a big smile. In the history of redemption, it is the Son who dies, and the Father does not smile. Andreas Koutsoudakis Jr. couldn’t do anything to save his father. God the Father could but he wouldn’t. “I stand all amazed at the love Jesus offers me, confused at the grace that so fully he proffers me. I tremble to know that for me he was crucified, that for me, a sinner, he suffered, he bled and died. Oh, it is wonderful that he should care for me enough to die for me! Oh, it is wonderful, wonderful to me! [Charles H. Gabriel].
One Comment
Leticia Ffrench
Hermosas palabras,
Tan grande el amor del Padre por nosotros fue, que a su unico Hijo, sacrifico por mi pecado.
A Dios sea la Gloria por siempre y para siempre.
Amen