Miqueas 5: El reinado del libertador desde Belén.
1 REUNETE ahora en bandas, oh hija de bandas: nos han sitiado: con vara herirán sobre la quijada al juez de Israel.
2 Mas tú, Beth-lehem Ephrata, pequeña para ser en los millares de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días del siglo.
3 Empero los dejará hasta el tiempo que para la que ha de parir; y el resto de sus hermanos se tornará con los hijos de Israel.
4 Y estará, y apacentará con fortaleza de Jehová, con grandeza del nombre de Jehová su Dios: y asentarán; porque ahora será engrandecido hasta los fines de la tierra.
5 Y éste será nuestra paz. Cuando Assur viniere á nuestra tierra, y cuando pisare nuestros palacios, entonces levantaremos contra él siete pastores, y ocho hombres principales;
6 Y comerán la tierra de Assur á cuchillo, y la tierra de Nimrod con sus espadas: y nos librará del Asirio, cuando viniere contra nuestra tierra y hollare nuestros términos.
7 Y será el residuo de Jacob en medio de muchos pueblos, como el rocío de Jehová, como las lluvias sobre la hierba, las cuales no esperan varón, ni aguardan á hijos de hombres.
8 Asimismo será el resto de Jacob entre las gentes, en medio de muchos pueblos, como el león entre las bestias de la montaña, como el cachorro del león entre las manadas de las ovejas, el cual si pasare, y hollare, y arrebatare, no hay quien escape.
9 Tu mano se alzará sobre tus enemigos, y todos tus adversarios serán talados.
10 Y acontecerá en aquel día, dice Jehová, que haré matar tus caballos de en medio de ti, y haré destruir tus carros.
11 Haré también destruir las ciudades de tu tierra, y arruinaré todas tus fortalezas.
12 Asimismo destruiré de tu mano las hechicerías, y no se hallarán en ti agoreros.
13 Y haré destruir tus esculturas y tus imágenes de en medio de ti, y nunca más te inclinarás á la obra de tus manos;
14 Y arrancaré tus bosques de en medio de ti, y destruiré tus ciudades.
15 Y con ira y con furor haré venganza en las gentes que no escucharon.
Reflexión por Noemi Dominguez:
¿Es importante el lugar donde naciste? Sabemos de familias que han venido a los Estados Unidos con el solo objeto de que sus hijos nazcan aquí y sean ciudadanos de este país. Por otro lado, hay grandes hombres y mujeres que nacieron en pueblos donde quizás ni siquiera hay un registro civil. Hace unos años el Huffpost publicó que “… hubo una ceremonia en la pequeña ciudad de Malden, Massachusetts, para dedicar un monumento conmemorativo de la Segunda Guerra Mundial para honrar la contribución de esa ciudad a la batalla contra el fascismo. Si bien muchas ciudades estadounidenses tienen un monumento de algún tipo a los veteranos de guerras extranjeras de su ciudad natal, la dedicación en Malden fue particularmente notable porque este pequeño municipio de solo cinco millas cuadradas envió a más de 8,000 hombres y mujeres en uniforme para unirse al esfuerzo de guerra entre 1941 y 1945. En otra ciudad olvidada y pequeña, Belen de Judá, nace el Salvador del Mundo. Olvidada hasta que los sabios de oriente preguntan acerca del lugar que las profecías decían donde nacería el Mesías. “Pero tú, Belén Efrata, aunque eres pequeña entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que ha de ser gobernante en Israel. Y sus orígenes son desde tiempos antiguos, desde los días de la eternidad.” [versículo 2, Nueva Versión Internacional]. Más importante que nuestro origen es nuestro destino. Más importante que el lugar, es la persona. Más importante que el pasado es el futuro y más importante que la Navidad es la persona que nació en Navidad; nuestro Salvador y Redentor. “¡Oh aldehuela de Belén! Afortunada tú, Pues en tus campos brilla hoy La sempiterna luz. El Hijo tan deseado Con santa expectación, El anunciado Salvador En ti, Belén, nació. ¡Oh santo Niño de Belén! Desciende con tu paz; En nuestras almas nace hoy Limpiando todo mal. Los ángeles del cielo Te anuncian al nacer; ¡Ven con nosotros a morar, Oh Cristo, Emanuel!
Micah 5: The Messiah Will Be Born at Bethlehem.
1 Now gather thyself in troops, O daughter of troops: he hath laid siege against us: they shall smite the judge of Israel with a rod upon the cheek.
2 But thou, Bethlehem Ephratah, though thou be little among the thousands of Judah, yet out of thee shall he come forth unto me that is to be ruler in Israel; whose goings forth have been from of old, from everlasting.
3 Therefore will he give them up, until the time that she which travaileth hath brought forth: then the remnant of his brethren shall return unto the children of Israel.
4 And he shall stand and feed in the strength of the Lord, in the majesty of the name of the Lord his God; and they shall abide: for now shall he be great unto the ends of the earth.
5 And this man shall be the peace, when the Assyrian shall come into our land: and when he shall tread in our palaces, then shall we raise against him seven shepherds, and eight principal men.
6 And they shall waste the land of Assyria with the sword, and the land of Nimrod in the entrances thereof: thus shall he deliver us from the Assyrian, when he cometh into our land, and when he treadeth within our borders.
7 And the remnant of Jacob shall be in the midst of many people as a dew from the Lord, as the showers upon the grass, that tarrieth not for man, nor waiteth for the sons of men.
8 And the remnant of Jacob shall be among the Gentiles in the midst of many people as a lion among the beasts of the forest, as a young lion among the flocks of sheep: who, if he go through, both treadeth down, and teareth in pieces, and none can deliver.
9 Thine hand shall be lifted up upon thine adversaries, and all thine enemies shall be cut off.
10 And it shall come to pass in that day, saith the Lord, that I will cut off thy horses out of the midst of thee, and I will destroy thy chariots:
11 And I will cut off the cities of thy land, and throw down all thy strong holds:
12 And I will cut off witchcrafts out of thine hand; and thou shalt have no more soothsayers:
13 Thy graven images also will I cut off, and thy standing images out of the midst of thee; and thou shalt no more worship the work of thine hands.
14 And I will pluck up thy groves out of the midst of thee: so will I destroy thy cities.
15 And I will execute vengeance in anger and fury upon the heathen, such as they have not heard.
Reflexion by Noemi Dominguez:
Is it important where your were born? We know of families who have come to the United States for the sole purpose of having their children born here and be citizens of this country. On the other hand, there are great men and women who were born in villages where there may not even be a civil registry. A few years ago the Huffpost published that “… there was a ceremony in the small town of Malden, Massachusetts, to dedicate a World War II memorial to honor that city’s contribution to the battle against fascism. While many American cities have a monument of some kind to their hometown’s veterans of foreign wars, the dedication in Malden was particularly notable because this small township of just five square miles sent more than 8,000 men and women in uniform to join the war effort between 1941 and 1945. In another forgotten and small city, Bethlehem of Judah, the Savior of the World is born. Forgotten until the sages of the East ask about the place that the prophecies said where the Messiah would be born. “But you, Bethlehem Ephratha, though you are small among the families of Judah, from you will come I who is to be ruler in Israel. And its origins are from ancient times, from the days of eternity. ” [verse 2, New International Version]. More important than our origin is our destiny. More important than the place, is the person. More important than the past is the future and more important than Christmas is the person who was born at Christmas; our Savior and Redeemer. “O little town of Bethlehem How still we see Thee lie
Above Thy deep and dreamless sleep The silent stars go by. O Holy Child of Bethlehem Descend to us, we pray Cast out our sin and enter in Be born in us today We hear the Christmas angels The great glad tidings tell O come to us, abide with us Our Lord Emmanuel
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