Juan 8:1-30: Jesús, la luz del mundo.
1 Y JESUS se fué al monte de las Olivas.
2 Y por la mañana volvió al templo, y todo el pueblo vino á él: y sentado él, los enseñaba.
3 Entonces los escribas y los Fariseos le traen una mujer tomada en adulterio; y poniéndola en medio,
4 Dícenle: Maestro, esta mujer ha sido tomada en el mismo hecho, adulterando;
5 Y en la ley Moisés nos mandó apedrear á las tales: tú pues, ¿qué dices?
6 Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Empero Jesús, inclinado hacia abajo, escribía en tierra con el dedo.
7 Y como perseverasen preguntándole, enderezóse, y díjoles: El que de vosotros esté sin pecado, arroje contra ella la piedra el primero.
8 Y volviéndose á inclinar hacia abajo, escribía en tierra.
9 Oyendo, pues, ellos, redargüidos de la conciencia, salíanse uno á uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros: y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio.
10 Y enderezándose Jesús, y no viendo á nadie más que á la mujer, díjole: ¿Mujer, dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te ha condenado?
11 Y ella dijo: Señor, ninguno. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno: vete, y no peques más.
12 Y hablóles Jesús otra vez, diciendo: Yo soy la luz del mundo: el que me sigue, no andará en tinieblas, mas tendrá la lumbre de la vida.
13 Entonces los Fariseos le dijeron: Tú de ti mismo das testimonio: tu testimonio no es verdadero.
14 Respondió Jesús, y díjoles: Aunque yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde he venido y á dónde voy; mas vosotros no sabéis de dónde vengo, y á dónde voy.
15 Vosotros según la carne juzgáis; mas yo no juzgo á nadie.
16 Y si yo juzgo, mi juicio es verdadero; porque no soy solo, sino yo y el que me envió, el Padre.
17 Y en vuestra ley está escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero.
18 Yo soy el que doy testimonio de mí mismo: y da testimonio de mí el que me envió, el Padre.
19 Y decíanle: ¿Dónde está tu Padre? Respondió Jesús: Ni á mí me conocéis, ni á mi Padre; si á mí me conocieseis, á mi Padre también conocierais.
20 Estas palabras habló Jesús en el lugar de las limosnas, enseñando en el templo: y nadie le prendió; porque aun no había venido su hora.
21 Y díjoles otra vez Jesús: Yo me voy, y me buscaréis, mas en vuestro pecado moriréis: á donde yo voy, vosotros no podéis venir.
22 Decían entonces los Judíos: ¿Hase de matar á sí mismo, que dice: A donde yo voy, vosotros no podéis venir?
23 Y decíales: Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo.
24 Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados: porque si no creyereis que yo soy, en vuestros pecados moriréis.
25 Y decíanle: ¿Tú quién eres? Entonces Jesús les dijo: El que al principio también os he dicho.
26 Muchas cosas tengo que decir y juzgar de vosotros: mas el que me envió, es verdadero: y yo, lo que he oído de él, esto hablo en el mundo.
27 Mas no entendieron que él les hablaba del Padre.
28 Díjoles pues, Jesús: Cuando levantareis al Hijo del hombre, entonces entenderéis que yo soy, y que nada hago de mí mismo; mas como el Padre me enseñó, esto hablo.
29 Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre; porque yo, lo que á él agrada, hago siempre.
30 Hablando él estas cosas, muchos creyeron en él.
Reflexión por Noemi Dominguez:
No sabemos que escribió Jesus en tierra mientras los acusadores ansiosos esperaban el dictamen del Maestro. Pareciera que todo el espectáculo fue diseñado no solo para castigar a solo uno de los dos culpables, sino intencionalmente para desacreditar a Jesús. “Le habían tendido una trampa a Jesús. Si Jesús decía: “Déjenla ir”, entonces quebrantaría la Ley de Moisés. Si Él les dijera: “Ejecútenla por el crimen de adulterio”, entonces Jesús parecería duro y tal vez cruel. Además, Él violaría la ley romana, porque los romanos habían quitado a los judíos el derecho de ejecución oficial por ofensas religiosas.” [Enduring Word]. Dos veces dice la narración que Jesus se inclina y escribe en tierra con el dedo [versículos 6 y 8]. No sabemos que es lo que fue que tocó lo más íntimo – la consciencia – de cada uno de la multitud porque todo el pueblo había venido a escucharle [versículo 2]. ¿Habrá sido lo que les dijo? “El que de vosotros esté sin pecado que sea el primero en arrojar la piedra” [versículo 7]. ¿Habrá sido su humildad y paciencia porque se inclinó dos veces en el evento? [versículos 6 y 8]. No alzó su voz contra pecadora sorprendida in fraganti o contra los crueles acusadores. ¿Habrá sido el silencio que les hizo reflexionar acerca de la culpabilidad de cada uno de ellos? ¿Sientes una carga de culpabilidad? No escuches a los acusadores, escucha a Jesús dulce y solemnemente decirte: “Ni yo te condeno, vete y no peques mas.” [versículo 11, Reina Varela 1960].
Jonh 8:1-30: Jesus the Light of the World.
1 Jesus went unto the mount of Olives.
2 And early in the morning he came again into the temple, and all the people came unto him; and he sat down, and taught them.
3 And the scribes and Pharisees brought unto him a woman taken in adultery; and when they had set her in the midst,
4 They say unto him, Master, this woman was taken in adultery, in the very act.
5 Now Moses in the law commanded us, that such should be stoned: but what sayest thou?
6 This they said, tempting him, that they might have to accuse him. But Jesus stooped down, and with his finger wrote on the ground, as though he heard them not.
7 So when they continued asking him, he lifted up himself, and said unto them, He that is without sin among you, let him first cast a stone at her.
8 And again he stooped down, and wrote on the ground.
9 And they which heard it, being convicted by their own conscience, went out one by one, beginning at the eldest, even unto the last: and Jesus was left alone, and the woman standing in the midst.
10 When Jesus had lifted up himself, and saw none but the woman, he said unto her, Woman, where are those thine accusers? hath no man condemned thee?
11 She said, No man, Lord. And Jesus said unto her, Neither do I condemn thee: go, and sin no more.
12 Then spake Jesus again unto them, saying, I am the light of the world: he that followeth me shall not walk in darkness, but shall have the light of life.
13 The Pharisees therefore said unto him, Thou bearest record of thyself; thy record is not true.
14 Jesus answered and said unto them, Though I bear record of myself, yet my record is true: for I know whence I came, and whither I go; but ye cannot tell whence I come, and whither I go.
15 Ye judge after the flesh; I judge no man.
16 And yet if I judge, my judgment is true: for I am not alone, but I and the Father that sent me.
17 It is also written in your law, that the testimony of two men is true.
18 I am one that bear witness of myself, and the Father that sent me beareth witness of me.
19 Then said they unto him, Where is thy Father? Jesus answered, Ye neither know me, nor my Father: if ye had known me, ye should have known my Father also.
20 These words spake Jesus in the treasury, as he taught in the temple: and no man laid hands on him; for his hour was not yet come.
21 Then said Jesus again unto them, I go my way, and ye shall seek me, and shall die in your sins: whither I go, ye cannot come.
22 Then said the Jews, Will he kill himself? because he saith, Whither I go, ye cannot come.
23 And he said unto them, Ye are from beneath; I am from above: ye are of this world; I am not of this world.
24 I said therefore unto you, that ye shall die in your sins: for if ye believe not that I am he, ye shall die in your sins.
25 Then said they unto him, Who art thou? And Jesus saith unto them, Even the same that I said unto you from the beginning.
26 I have many things to say and to judge of you: but he that sent me is true; and I speak to the world those things which I have heard of him.
27 They understood not that he spake to them of the Father.
28 Then said Jesus unto them, When ye have lifted up the Son of man, then shall ye know that I am he, and that I do nothing of myself; but as my Father hath taught me, I speak these things.
29 And he that sent me is with me: the Father hath not left me alone; for I do always those things that please him.
30 As he spake these words, many believed on him.
Reflexion by Noemi Dominguez:
We do not know what Jesus wrote on the ground while the anxious accusers waited for the Master’s ruling. It seems that the whole show was designed not only to punish only one of the two culprits, but to intentionally discredit Jesus. ” They set a trap for Jesus. If Jesus said, “Let her go,” then He would seem to break the Law of Moses. If He said, “Execute her for the crime of adultery,” then Jesus would seem harsh and perhaps cruel. Also, He would break Roman law, because the Romans had taken the right of official execution for religious offenses away from the Jews.” [Enduring Word]. Twice the narrative says that Jesus bends down and writes on the ground with his finger [verses 6 and 8]. We don’t know what it was that touched the innermost being – the consciousness – of each of the crowd because all the people had come to listen to him [verse 2]. Could it have been what he told them? ” He that is without sin among you, let him first cast a stone at her.” [verse 7, American Standard Version]. Could it have been His humility and His patience as he bowed twice at the event? [verses 6 and 8]. He did not raise his voice against a sinner caught red-handed or against the cruel accusers. Could it have been the silence that made them reflect on the guilt of each of them? Are you under the weight of guil? Do not listen to the accusers, listen to Jesus sweetly and solemnly tell you: ” Neither do I condemn thee; go, and sin no more.” [verse 11, 21st Century King James].
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