Juan 6:28-71: Jesús, el pan de vida.
28 Y dijéronle: ¿Qué haremos para que obremos las obras de Dios?
29 Respondió Jesús, y díjoles: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado.
30 Dijéronle entonces: ¿Qué señal pues haces tú, para que veamos, y te creamos? ¿Qué obras?
31 Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Pan del cielo les dió á comer.
32 Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dió Moisés pan del cielo; mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo.
33 Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo.
34 Y dijéronle: Señor, danos siempre este pan.
35 Y Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida: el que á mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.
36 Mas os he dicho, que aunque me habéis visto, no creéis.
37 Todo lo que el Padre me da, vendrá á mí; y al que á mí viene, no le hecho fuera.
38 Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, mas la voluntad del que me envió.
39 Y esta es la voluntad del que me envió, del Padre: Que todo lo que me diere, no pierda de ello, sino que lo resucite en el día postrero.
40 Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna: y yo le resucitaré en el día postrero.
41 Murmuraban entonces de él los Judíos, porque había dicho: Yo soy el pan que descendí del cielo.
42 Y decían: ¿No es éste Jesús, el hijo de José, cuyo padre y madre nosotros conocemos? ¿cómo, pues, dice éste: Del cielo he descendido?
43 Y Jesús respondió, y díjoles: No murmuréis entre vosotros.
44 Ninguno puede venir á mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero.
45 Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados de Dios. Así que, todo aquel que oyó del Padre, y aprendió, viene á mí.
46 No que alguno haya visto al Padre, sino aquel que vino de Dios, éste ha visto al Padre.
47 De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna.
48 Yo soy el pan de vida.
49 Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y son muertos.
50 Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él comiere, no muera.
51 Yo soy el pan vivo que he descendido del cielo: si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.
52 Entonces los Judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos su carne á comer?
53 Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no comiereis la carne del Hijo del hombre, y bebiereis su sangre, no tendréis vida en vosotros.
54 El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna: y yo le resucitaré en el día postrero.
55 Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.
56 El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él.
57 Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí.
58 Este es el pan que descendió del cielo: no como vuestros padres comieron el maná, y son muertos: el que come de este pan, vivirá eternamente.
59 Estas cosas dijo en la sinagoga, enseñando en Capernaum.
60 Y muchos de sus discípulos oyéndo lo, dijeron: Dura es esta palabra: ¿quién la puede oir?
61 Y sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto, díjoles: ¿Esto os escandaliza?
62 ¿Pues qué, si viereis al Hijo del hombre que sube donde estaba primero?
63 El espíritu es el que da vida; la carne nada aprovecha: las palabras que yo os he hablado, son espíritu y son vida.
64 Mas hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús desde el principio sabía quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar.
65 Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir á mí, si no le fuere dado del Padre.
66 Desde esto, muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él.
67 Dijo entonces Jesús á los doce: ¿Queréis vosotros iros también?
68 Y respondióle Simón Pedro: Señor, ¿á quién iremos? tú tienes palabras de vida eterna.
69 Y nosotros creemos y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios viviente.
70 Jesús le respondió: ¿No he escogido yo á vosotros doce, y uno de vosotros es diablo?
71 Y hablaba de Judas Iscariote, hijo de Simón, porque éste era el que le había de entregar, el cual era uno de los doce.
Reflexión por Noemi Dominguez:
“Yo soy el pan vivo que bajó del cielo. Si alguno come de este pan, vivirá para siempre.” [versículo 51, Nueva Version Internacional].“El aparato digestivo descompone químicamente los nutrientes en partes lo suficientemente pequeñas como para que el cuerpo pueda absorber los nutrientes y usarlos para la energía, crecimiento y reparación de las células.” [NIH-NIDDK]. Al comer los alimentos procesamos las sustancias para finalmente absorberlas, y mucho de aquello que pusimos en nuestra boca pasa a ser parte de nosotros mismos. ¡Somos lo que comemos! Este proceso no solo sacia nuestra hambre, también sostiene nuestra existencia. Jesús nos ofrece pan celestial para la vida eterna, pero debemos comerlo. “La fe en Jesús no se compara con probar o admirar, sino con comer. Jesús dice que debemos tenerlo dentro de nosotros, y debemos participar de Él. · Ver una barra de pan en un plato no ha de satisfacer nuestra hambre. · Conocer los ingredientes del pan no ha de satisfacer nuestra hambre. · Tomar fotos del pan no ha de satisfacer nuestra hambre. Contarle a otras personas sobre el pan no ha de satisfacer nuestra hambre. Vender el pan no ha de satisfacer nuestra hambre. .. Nada ha de satisfacer nuestra hambre y nos traerá vida, excepto comer el pan.” [Enduring Word]. Y Jesús les dijo: —Yo soy el pan que da vida. El que viene a mí, nunca tendrá hambre; y el que cree en mí, nunca tendrá sed. Señor hambrienta y sedienta vengo a Ti y confío en Ti. [¿Se lo dirás a Jesús con tus propias palabras?]
Jonh 6:28-71 The Bread from Heaven.
28 Then said they unto him, What shall we do, that we might work the works of God?
29 Jesus answered and said unto them, This is the work of God, that ye believe on him whom he hath sent.
30 They said therefore unto him, What sign shewest thou then, that we may see, and believe thee? what dost thou work?
31 Our fathers did eat manna in the desert; as it is written, He gave them bread from heaven to eat.
32 Then Jesus said unto them, Verily, verily, I say unto you, Moses gave you not that bread from heaven; but my Father giveth you the true bread from heaven.
33 For the bread of God is he which cometh down from heaven, and giveth life unto the world.
34 Then said they unto him, Lord, evermore give us this bread.
35 And Jesus said unto them, I am the bread of life: he that cometh to me shall never hunger; and he that believeth on me shall never thirst.
36 But I said unto you, That ye also have seen me, and believe not.
37 All that the Father giveth me shall come to me; and him that cometh to me I will in no wise cast out.
38 For I came down from heaven, not to do mine own will, but the will of him that sent me.
39 And this is the Father’s will which hath sent me, that of all which he hath given me I should lose nothing, but should raise it up again at the last day.
40 And this is the will of him that sent me, that every one which seeth the Son, and believeth on him, may have everlasting life: and I will raise him up at the last day.
41 The Jews then murmured at him, because he said, I am the bread which came down from heaven.
42 And they said, Is not this Jesus, the son of Joseph, whose father and mother we know? how is it then that he saith, I came down from heaven?
43 Jesus therefore answered and said unto them, Murmur not among yourselves.
44 No man can come to me, except the Father which hath sent me draw him: and I will raise him up at the last day.
45 It is written in the prophets, And they shall be all taught of God. Every man therefore that hath heard, and hath learned of the Father, cometh unto me.
46 Not that any man hath seen the Father, save he which is of God, he hath seen the Father.
47 Verily, verily, I say unto you, He that believeth on me hath everlasting life.
48 I am that bread of life.
49 Your fathers did eat manna in the wilderness, and are dead.
50 This is the bread which cometh down from heaven, that a man may eat thereof, and not die.
51 I am the living bread which came down from heaven: if any man eat of this bread, he shall live for ever: and the bread that I will give is my flesh, which I will give for the life of the world.
52 The Jews therefore strove among themselves, saying, How can this man give us his flesh to eat?
53 Then Jesus said unto them, Verily, verily, I say unto you, Except ye eat the flesh of the Son of man, and drink his blood, ye have no life in you.
54 Whoso eateth my flesh, and drinketh my blood, hath eternal life; and I will raise him up at the last day.
55 For my flesh is meat indeed, and my blood is drink indeed.
56 He that eateth my flesh, and drinketh my blood, dwelleth in me, and I in him.
57 As the living Father hath sent me, and I live by the Father: so he that eateth me, even he shall live by me.
58 This is that bread which came down from heaven: not as your fathers did eat manna, and are dead: he that eateth of this bread shall live for ever.
59 These things said he in the synagogue, as he taught in Capernaum.
60 Many therefore of his disciples, when they had heard this, said, This is an hard saying; who can hear it?
61 When Jesus knew in himself that his disciples murmured at it, he said unto them, Doth this offend you?
62 What and if ye shall see the Son of man ascend up where he was before?
63 It is the spirit that quickeneth; the flesh profiteth nothing: the words that I speak unto you, they are spirit, and they are life.
64 But there are some of you that believe not. For Jesus knew from the beginning who they were that believed not, and who should betray him.
65 And he said, Therefore said I unto you, that no man can come unto me, except it were given unto him of my Father.
66 From that time many of his disciples went back, and walked no more with him.
67 Then said Jesus unto the twelve, Will ye also go away?
68 Then Simon Peter answered him, Lord, to whom shall we go? thou hast the words of eternal life.
69 And we believe and are sure that thou art that Christ, the Son of the living God.
70 Jesus answered them, Have not I chosen you twelve, and one of you is a devil?
71 He spake of Judas Iscariot the son of Simon: for he it was that should betray him, being one of the twelve.
Reflexion by Noemi Dominguez:
“I am the Bread—living Bread!—who came down out of heaven. Anyone who eats this Bread will live—and forever! [verse 51, The Message]. “The digestive system chemically breaks down nutrients into parts small enough for the body to absorb nutrients and use them for energy, growth and cell repair.” [NIH-NIDDK]. By eating food we process the substances and finally absorb them, and much of what we put in our mouth becomes part of ourselves. This process not only satisfies our hunger, it also sustains our existence. Jesus offers us heavenly bread for eternal life, but we must eat it. “Faith in Jesus is not compared to tasting or admiring, but to eating. Jesus says we must have Him within us, and we must partake of Him. · Seeing a loaf of bread on a plate will not satisfy our hunger. · Knowing the ingredients in the bread will not satisfy our hunger. · Taking pictures of the bread will not satisfy our hunger. Telling other people about the bread will not satisfy our hunger. Selling the bread will not satisfy our hunger … Nothing will satisfy our hunger and bring us life except actually eating the bread ” [Enduring Word]. And Jesus said to them, ” Jesus replied: I am the bread that gives life! No one who comes to me will ever be hungry. No one who has faith in me will ever be thirsty. Lord hungry and thirsty I come to You and trust in You. [Will you tell that to Jesus in your own words?]
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