Jeremías 51: Juicios de Jehová contra Babilonia (parte 1/2).
1 ASI ha dicho Jehová: He aquí que yo levanto sobre Babilonia, y sobre sus moradores que se levantan contra mí, un viento destruidor.
2 Y enviaré á Babilonia aventadores que la avienten, y vaciarán su tierra; porque serán contra ella de todas partes en el día del mal.
3 Diré al flechero que entesa su arco, y al que se pone orgulloso con su loriga: No perdonéis á sus mancebos, destruid todo su ejército.
4 Y caerán muertos en la tierra de los Caldeos, y alanceados en sus calles.
5 Porque Israel y Judá no han enviudado de su Dios, Jehová de los ejércitos, aunque su tierra fué llena de pecado contra el Santo de Israel.
6 Huid de en medio de Babilonia, y librad cada uno su alma, porque no perezcáis á causa de su maldad: porque el tiempo es de venganza de Jehová; darále su pago.
7 Vaso de oro fué Babilonia en la mano de Jehová, que embriaga toda la tierra: de su vino bebieron las gentes; aturdiéronse por tanto las naciones.
8 En un momento cayó Babilonia, y despedazóse: aullad sobre ella; tomad bálsamo para su dolor, quizá sanará.
9 Curamos á Babilonia, y no ha sanado: dejadla, y vámonos cada uno á su tierra; porque llegado ha hasta el cielo su juicio, y alzádose hasta las nubes.
10 Jehová sacó á luz nuestras justicias: venid, y contemos en Sión la obra de Jehová nuestro Dios.
11 Limpiad las saetas, embrazad los escudos: despertado ha Jehová el espíritu de los reyes de Media; porque contra Babilonia es su pensamiento para destruirla; porque venganza es de Jehová, venganza de su templo.
12 Levantad bandera sobre los muros de Babilonia, reforzad la guardia, poned centinelas, disponed celadas; porque deliberó Jehová, y aun pondrá en efecto lo que ha dicho sobre los moradores de Babilonia.
13 La que moras entre muchas aguas, rica en tesoros, venido ha tu fin, la medida de tu codicia.
14 Jehová de los ejércitos juró por su vida, diciendo: Yo te llenaré de hombres como de langostas, y levantarán contra ti gritería.
15 El es el que hizo la tierra con su fortaleza, el que afirmó el mundo con su sabiduría, y extendió los cielos con inteligencia;
16 El que da con su voz muchedumbre de aguas del cielo, y hace subir las nubes de lo postrero de la tierra; él hace relámpagos con la lluvia, y saca el viento de sus tesoros.
17 Todo hombre se ha infatuado y es sin ciencia: avergüénzase todo artífice de la escultura, porque mentira es su vaciadizo, que no tiene espíritu.
18 Vanidad son, obra de irrisiones; en el tiempo de su visitación perecerán.
19 No es como ellos la parte de Jacob: porque él es el Formador de todo; é Israel es la vara de su heredad: Jehová de los ejércitos es su nombre.
20 Martillo me sois, y armas de guerra; y por medio de ti quebrantaré gentes, y por medio de ti desharé reinos;
21 Y por tu medio quebrantaré caballos y sus cabalgadores, y por medio de ti quebrantaré carros y los que en ellos suben;
22 Asimismo por tu medio quebrantaré hombres y mujeres, y por medio de ti quebrantaré viejos y mozos, y por tu medio quebrantaré mancebos y vírgenes:
23 También quebrantaré por medio de ti al pastor y á su manada: quebrantaré por tu medio á labradores y sus yuntas; y duques y príncipes quebrantaré por medio de ti.
24 Y pagaré á Babilonia y á todos los moradores de Caldea, todo el mal de ellos que hicieron en Sión delante de vuestros ojos, dice Jehová.
25 He aquí yo contra ti, oh monte destruidor, dice Jehová, que destruiste toda la tierra; y extenderé mi mano sobre ti, y te haré rodar de las peñas, y te tornaré monte quemado.
26 Y nadie tomará de ti piedra para esquina, ni piedra para cimiento; porque perpetuos asolamientos serás, ha dicho Jehová.
27 Alzad bandera en la tierra, tocad trompeta en las naciones, apercibid gentes contra ella; juntad contra ella los reinos de Ararat, de Minni, y de Aschênaz; señalad contra ella capitán, haced subir caballos como langostas erizadas.
28 Apercibid contra ella gentes; á reyes de Media, á sus capitanes, y á todos sus príncipes, y á toda la tierra de su señorío.
29 Y temblará la tierra, y afligiráse; porque confirmado es contra Babilonia todo el pensamiento de Jehová, para poner la tierra de Babilonia en soledad, y que no haya morador.
30 Los valientes de Babilonia dejaron de pelear, estuviéronse en sus fuertes: faltóles su fortaleza, tornáronse como mujeres: encendiéronse sus casas, quebráronse sus cerrojos.
31 Correo se encontrará con correo, mensajero se encontrará con mensajero, para noticiar al rey de Babilonia que su ciudad es tomada por todas partes:
32 Y los vados fueron tomados, y los carrizos fueron quemados á fuego, y consternáronse los hombres de guerra.
33 Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: La hija de Babilonia es como parva; tiempo es ya de trillarla: de aquí á poco le vendrá el tiempo de la siega.
34 Comióme, desmenuzóme Nabucodonosor rey de Babilonia; paróme como vaso vacío, tragóme como dragón, hinchió su vientre de mis delicadezas, y echóme.
35 Sobre Babilonia la violencia contra mí y mi carne, dirá la moradora de Sión; y mi sangre sobre los moradores de Caldea, dirá Jerusalem.
Reflexión por Noemi Dominguez:
“¡Sálvese quien pueda!” [versículo 6, Nueva Version Internacional] es la desesperada expresión de quienes ven venir el final de Babilonia. Esta expresión también se asocia frecuentemente con los naufragios. La orquesta del «Titanic» seguía tocando mientras los pasajeros abandonaban el barco por riguroso orden. La orquesta no sólo no dejó de tocar, sino que su música intentó mantener la esperanza en el comedor, sin conseguir su objetivo, pero dejándonos para el acervo de la gente civilizada que primero son las mujeres y los niños. Hay escritas varias novelas sobre la leyenda de estos caballeros que continuaron su misión hasta las últimas consecuencias. Murieron todos. El capitán Edward John Smith, tampoco abandonó el barco a su suerte y se ha escrito mucho sobre la solemnidad y la valentía con las que afrontó las últimas horas. Un siglo después se hundió el «Costa Concordia» a escasos metros del litoral italiano, sólo hubo relativamente pocos muertos, pero no hubo una orquesta que los alentara, ni se mantuvo el orden; los pasajeros fueron abandonados a su propia suerte. El capitán fue el primero en huir. En el «Titanic» por lo menos se manifestó el orden y la valentía; en el «Costa Concordia» se manifestó el orden de los tiempos que nos toca vivir: la doctrina de «sálvese quien pueda». En realidad, no es “sálvese quien pueda, sino ¿Quién puede salvarte? Como un gigante los Evangelios nos narran la historia de otro Capitán, quien fue fiel hasta la muerte y así, no solo salva la tripulación, sino a todo aquel en Él cree y nos llevará seguros al puerto celestial.
Jeremiah 51: The Utter Destruction of Babylon.
1 Thus saith the Lord; Behold, I will raise up against Babylon, and against them that dwell in the midst of them that rise up against me, a destroying wind;
2 And will send unto Babylon fanners, that shall fan her, and shall empty her land: for in the day of trouble they shall be against her round about.
3 Against him that bendeth let the archer bend his bow, and against him that lifteth himself up in his brigandine: and spare ye not her young men; destroy ye utterly all her host.
4 Thus the slain shall fall in the land of the Chaldeans, and they that are thrust through in her streets.
5 For Israel hath not been forsaken, nor Judah of his God, of the Lord of hosts; though their land was filled with sin against the Holy One of Israel.
6 Flee out of the midst of Babylon, and deliver every man his soul: be not cut off in her iniquity; for this is the time of the Lord’s vengeance; he will render unto her a recompence.
7 Babylon hath been a golden cup in the Lord’s hand, that made all the earth drunken: the nations have drunken of her wine; therefore the nations are mad.
8 Babylon is suddenly fallen and destroyed: howl for her; take balm for her pain, if so be she may be healed.
9 We would have healed Babylon, but she is not healed: forsake her, and let us go every one into his own country: for her judgment reacheth unto heaven, and is lifted up even to the skies.
10 The Lord hath brought forth our righteousness: come, and let us declare in Zion the work of the Lord our God.
11 Make bright the arrows; gather the shields: the Lord hath raised up the spirit of the kings of the Medes: for his device is against Babylon, to destroy it; because it is the vengeance of the Lord, the vengeance of his temple.
12 Set up the standard upon the walls of Babylon, make the watch strong, set up the watchmen, prepare the ambushes: for the Lord hath both devised and done that which he spake against the inhabitants of Babylon.
13 O thou that dwellest upon many waters, abundant in treasures, thine end is come, and the measure of thy covetousness.
14 The Lord of hosts hath sworn by himself, saying, Surely I will fill thee with men, as with caterpillers; and they shall lift up a shout against thee.
15 He hath made the earth by his power, he hath established the world by his wisdom, and hath stretched out the heaven by his understanding.
16 When he uttereth his voice, there is a multitude of waters in the heavens; and he causeth the vapours to ascend from the ends of the earth: he maketh lightnings with rain, and bringeth forth the wind out of his treasures.
17 Every man is brutish by his knowledge; every founder is confounded by the graven image: for his molten image is falsehood, and there is no breath in them.
18 They are vanity, the work of errors: in the time of their visitation they shall perish.
19 The portion of Jacob is not like them; for he is the former of all things: and Israel is the rod of his inheritance: the Lord of hosts is his name.
20 Thou art my battle axe and weapons of war: for with thee will I break in pieces the nations, and with thee will I destroy kingdoms;
21 And with thee will I break in pieces the horse and his rider; and with thee will I break in pieces the chariot and his rider;
22 With thee also will I break in pieces man and woman; and with thee will I break in pieces old and young; and with thee will I break in pieces the young man and the maid;
23 I will also break in pieces with thee the shepherd and his flock; and with thee will I break in pieces the husbandman and his yoke of oxen; and with thee will I break in pieces captains and rulers.
24 And I will render unto Babylon and to all the inhabitants of Chaldea all their evil that they have done in Zion in your sight, saith the Lord.
25 Behold, I am against thee, O destroying mountain, saith the Lord, which destroyest all the earth: and I will stretch out mine hand upon thee, and roll thee down from the rocks, and will make thee a burnt mountain.
26 And they shall not take of thee a stone for a corner, nor a stone for foundations; but thou shalt be desolate for ever, saith the Lord.
27 Set ye up a standard in the land, blow the trumpet among the nations, prepare the nations against her, call together against her the kingdoms of Ararat, Minni, and Ashchenaz; appoint a captain against her; cause the horses to come up as the rough caterpillers.
28 Prepare against her the nations with the kings of the Medes, the captains thereof, and all the rulers thereof, and all the land of his dominion.
29 And the land shall tremble and sorrow: for every purpose of the Lord shall be performed against Babylon, to make the land of Babylon a desolation without an inhabitant.
30 The mighty men of Babylon have forborn to fight, they have remained in their holds: their might hath failed; they became as women: they have burned her dwellingplaces; her bars are broken.
31 One post shall run to meet another, and one messenger to meet another, to shew the king of Babylon that his city is taken at one end,
32 And that the passages are stopped, and the reeds they have burned with fire, and the men of war are affrighted.
33 For thus saith the Lord of hosts, the God of Israel; The daughter of Babylon is like a threshingfloor, it is time to thresh her: yet a little while, and the time of her harvest shall come.
34 Nebuchadrezzar the king of Babylon hath devoured me, he hath crushed me, he hath made me an empty vessel, he hath swallowed me up like a dragon, he hath filled his belly with my delicates, he hath cast me out.
35 The violence done to me and to my flesh be upon Babylon, shall the inhabitant of Zion say; and my blood upon the inhabitants of Chaldea, shall Jerusalem say.
Reflexion by Noemi Dominguez:
“Flee … let every man save his life!” [verse 6, Revised Standard Version], it is the desperate expression to those who see the end of Babylon coming. This expression is also frequently associated with shipwrecks. The orchestra of the “Titanic” continued to play as the passengers left the ship in strict order. The orchestra not only did not stop playing, its music tried to maintain hope in the dining room, without achieving its goal, but leaving us for consideration as civilized people, to care first for women and children. There are several novels written about the legend of these men who continued their mission to the last consequences. They all died. Captain Edward John Smith also did not abandon the ship to his fate and much has been written about the solemnity and courage with which he faced the last hours. A century later the “Costa Concordia” sank a few meters from the Italian coast, fewer people died, but there was no orchestra to encourage them, nor did they maintain social order; the passengers were abandoned to their own fate. The captain was the first one to flee. In the “Titanic” at least order and courage were manifested; in the “Costa Concordia” the selfish chaos of our times was manifested: the doctrine of “every man for himself”. The real question it’s not “to save yourself,” but “who can save you?” Like a giant the Gospels tell us the story of another Captain, who was faithful to His death and thus, not only saves the crew, but everyone who believes in Him and will take us safely to the heavenly shores.
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