Isaías 59: Confesión del pecado de Israel.
1 HE aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni hase agravado su oído para oir:
2 Mas vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar su rostro de vosotros, para no oir.
3 Porque vuestras manos están contaminadas de sangre, y vuestros dedos de iniquidad; vuestros labios pronuncian mentira, habla maldad vuestra lengua.
4 No hay quien clame por la justicia, ni quien juzgue por la verdad: confían en vanidad, y hablan vanidades; conciben trabajo, y paren iniquidad.
5 Ponen huevos de áspides, y tejen telas de arañas: el que comiere de sus huevos, morirá; y si lo apretaren, saldrá un basilisco.
6 Sus telas no servirán para vestir, ni de sus obras serán cubiertos: sus obras son obras de iniquidad, y obra de rapiña está en sus manos.
7 Sus pies corren al mal, y se apresuran para derramar la sangre inocente; sus pensamientos, pensamientos de iniquidad, destrucción y quebrantamiento en sus caminos.
8 No conocieron camino de paz, ni hay derecho en sus caminos: sus veredas son torcidas; cualquiera que por ellas fuere, no conocerá paz.
9 Por esto se alejó de nosotros el juicio, y no nos alcanzó justicia: esperamos luz, y he aquí tinieblas; resplandores, y andamos en oscuridad.
10 Palpamos la pared como ciegos, y andamos á tiento como sin ojos; tropezamos al medio día como de noche; estamos en oscuros lugares como muertos.
11 Aullamos como osos todos nosotros, y gemimos lastimeramente como palomas: esperamos juicio, y no lo hay; salud, y alejóse de nosotros.
12 Porque nuestras rebeliones se han multiplicado delante de ti, y nuestros pecados han atestiguado contra nosotros; porque con nosotros están nuestras iniquidades, y conocemos nuestros pecados:
13 El prevaricar y mentir contra Jehová, y tornar de en pos de nuestro Dios; el hablar calumnia y rebelión, concebir y proferir de corazón palabras de mentira.
14 Y el derecho se retiró, y la justicia se puso lejos: porque la verdad tropezó en la plaza, y la equidad no pudo venir.
15 Y la verdad fué detenida; y el que se apartó del mal, fué puesto en presa: y viólo Jehová, y desagradó en sus ojos, porque pereció el derecho.
16 Y vió que no había hombre, y maravillóse que no hubiera quien se interpusiese; y salvólo su brazo, y afirmóle su misma justicia.
17 Pues de justicia se vistió como de loriga, con capacete de salud en su cabeza: y vistióse de vestido de venganza por vestidura, y cubrióse de celo como de manto,
18 Como para retribuir, como para retornar ira á sus enemigos, y dar el pago á sus adversarios: el pago dará á las islas.
19 Y temerán desde el occidente el nombre de Jehová, y desde el nacimiento del sol su gloria: porque vendrá el enemigo como río, mas el espíritu de Jehová levantará bandera contra él.
20 Y vendrá el Redentor á Sión, y á los que se volvieren de la iniquidad en Jacob, dice Jehová.
21 Y este será mi pacto con ellos, dijo Jehová: El espíritu mío que está sobre ti, y mis palabras que puse en tu boca, no faltarán de tu boca, ni de la boca de tu simiente, dijo Jehová, ni de la boca de la simiente de tu simiente, desde ahora y para siempre.
Reflexión por Noemi Dominguez:
Este capítulo es una obra en tres actos: la culpabilidad de Israel, su confesión y redención; así lo presenta el escritor Vernon McGee. A la celebración del año nuevo judío. En hebreo, “cabeza del año”, el Rosh Hashaná es una oportunidad no solo para celebrar y mirar hacia el futuro, sino también para considerar el pasado y revisar la relación de uno con Dios. También marca el primer día de un período conocido como los Diez Días de asombro, o días de arrepentimiento conocido en hebreo como Yom Kippur. Hoy [y siempre] es un buen momento para reflexionar porque “«Dios tiene poder para salvar y tiene buenos oídos para oír.” [versículo 1, traducción en el Lenguaje Actual]. Nuestro problema no está en Dios, nuestro problema es nuestro pecado [versículo 2]. Por esa razón necesitamos confesar nuestros pecados al Señor, y en los versículos 9 al 19 Isaías los menciona detalladamente. Israel los resume en los versos 12 y 13: “»Hemos ofendido a Dios, y nuestros pecados nos acusan; nuestras maldades nos acompañan, y reconocemos nuestras culpas. Hemos sido rebeldes; hemos negado al Señor. ¡Le hemos vuelto la espalda a nuestro Dios! Fomentamos la opresión y la traición; proferimos las mentiras concebidas en nuestro corazón.” [Nueva Versión Internacional]. A la confesión sigue la promesa de redención: “«El Redentor vendrá a Sión; ¡vendrá a todos los de Jacob que se arrepientan de su rebeldía! —afirma el Señor—.” [versículo 20, Nueva Version Internacional]. Scofield comenta que en la ley judía quien tenia derecho a redimir debía ser un pariente cercano, que la redención tenia que ver con personas y con una herencia y que finalmente el redentor tenia que pagar el precio completo de lo redimido. Goel, el pariente cercano en hebreo, es un hermoso tipo de Cristo. Hoy es día oportuno para confesar nuestro pecado, comenzar más que un nuevo año, una nueva vida, recibiendo el perdón al recibir al Redentor.
Isaiah 59: Separated from God.
1 Behold, the Lord’s hand is not shortened, that it cannot save; neither his ear heavy, that it cannot hear:
2 But your iniquities have separated between you and your God, and your sins have hid his face from you, that he will not hear.
3 For your hands are defiled with blood, and your fingers with iniquity; your lips have spoken lies, your tongue hath muttered perverseness.
4 None calleth for justice, nor any pleadeth for truth: they trust in vanity, and speak lies; they conceive mischief, and bring forth iniquity.
5 They hatch cockatrice’ eggs, and weave the spider’s web: he that eateth of their eggs dieth, and that which is crushed breaketh out into a viper.
6 Their webs shall not become garments, neither shall they cover themselves with their works: their works are works of iniquity, and the act of violence is in their hands.
7 Their feet run to evil, and they make haste to shed innocent blood: their thoughts are thoughts of iniquity; wasting and destruction are in their paths.
8 The way of peace they know not; and there is no judgment in their goings: they have made them crooked paths: whosoever goeth therein shall not know peace.
9 Therefore is judgment far from us, neither doth justice overtake us: we wait for light, but behold obscurity; for brightness, but we walk in darkness.
10 We grope for the wall like the blind, and we grope as if we had no eyes: we stumble at noon day as in the night; we are in desolate places as dead men.
11 We roar all like bears, and mourn sore like doves: we look for judgment, but there is none; for salvation, but it is far off from us.
12 For our transgressions are multiplied before thee, and our sins testify against us: for our transgressions are with us; and as for our iniquities, we know them;
13 In transgressing and lying against the Lord, and departing away from our God, speaking oppression and revolt, conceiving and uttering from the heart words of falsehood.
14 And judgment is turned away backward, and justice standeth afar off: for truth is fallen in the street, and equity cannot enter.
15 Yea, truth faileth; and he that departeth from evil maketh himself a prey: and the Lord saw it, and it displeased him that there was no judgment.
16 And he saw that there was no man, and wondered that there was no intercessor: therefore his arm brought salvation unto him; and his righteousness, it sustained him.
17 For he put on righteousness as a breastplate, and an helmet of salvation upon his head; and he put on the garments of vengeance for clothing, and was clad with zeal as a cloak.
18 According to their deeds, accordingly he will repay, fury to his adversaries, recompence to his enemies; to the islands he will repay recompence.
19 So shall they fear the name of the Lord from the west, and his glory from the rising of the sun. When the enemy shall come in like a flood, the Spirit of the Lord shall lift up a standard against him.
20 And the Redeemer shall come to Zion, and unto them that turn from transgression in Jacob, saith the Lord.
21 As for me, this is my covenant with them, saith the Lord; My spirit that is upon thee, and my words which I have put in thy mouth, shall not depart out of thy mouth, nor out of the mouth of thy seed, nor out of the mouth of thy seed’s seed, saith the Lord, from henceforth and for ever.
Reflexion by Noemi Dominguez:
This chapter is a three-act play: Israel’s guilt, tis confession, and its redemption; this is how the writer Vernon McGee presents it. The celebration of the Jewish New Year, Rosh Hashanah in Hebrew, or “head of the year,” is an opportunity not only to celebrate and look to the future, but also to consider the past and review one’s relationship with God. It also marks the first day of a period known as the Ten Days of Repentance known in Hebrew as Yom Kippur. Today [and always] is a good time to reflect because “… the Lord’s hand is not so short that it cannot save, nor His ear so impaired that it cannot hear. ” [verse 1, Amplified Bible Version]. Our problem is not God, our problem is our sin [verse 2]. For that reason, we need to confess our sins to the Lord, and in verses 9 through 19 Isaiah mentions the sins of Israel in some detail. Israel summarizes them in verses 12 and 13: “That’s because we committed crimes against our God. Our own sins speak out against us. We know we are guilty. We know we have sinned. We rebelled against the Lord and lied to him. We turned away from our God and left him … ” [Easy to Read Version]. Confession is followed by the promise of redemption: “Then a redeemer[c] will come to Zion to save the people of Jacob who have turned away from sin.” [verse 20, New International Version]. Scofield comments that in Jewish law whoever had the right to redeem had to be a close relative, that redemption had to do with people and inheritances and that finally, the redeemer had to pay the full price for the redeemed. Goel, the close relative in Hebrew, is a beautiful type of Christ. Now is the right time to confess our sin, to begin, not just a new year, much more than that: a new life, receiving forgiveness by receiving the Redeemer.
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