Isaías 29: Ceguera e hipocresía de Israel.
1 AY de Ariel, ciudad donde habitó David! Añadid un año á otro, mátense víctimas.
2 Mas yo pondré á Ariel en apretura, y será desconsolada y triste; y será á mí como Ariel.
3 Porque asentaré campo contra ti en derredor, y te combatiré con ingenios, y levantaré contra ti baluartes.
4 Entonces serás humillada, hablarás desde la tierra, y tu habla saldrá del polvo; y será tu voz de la tierra como de pythón, y tu habla susurrará desde el polvo.
5 Y la muchedumbre de tus extranjeros será como polvo menudo, y la multitud de los fuertes como tamo que pasa; y será repentinamente, en un momento.
6 De Jehová de los ejércitos serás visitada con truenos y con terremotos y con gran ruido, con torbellino y tempestad, y llama de fuego consumidor.
7 Y será como sueño de visión nocturna la multitud de todas las gentes que pelearán contra Ariel, y todos los que pelearán contra ella y sus ingenios, y los que la pondrán en apretura.
8 Y será como el que tiene hambre y sueña, y parece que come; mas cuando despierta, su alma está vacía; ó como el que tiene sed y sueña, y parece que bebe; mas cuando se despierta, hállase cansado, y su alma sedienta: así será la multitud de todas las gentes que pelearán contra el monte de Sión.
9 Deteneos y maravillaos; ofuscaos y cegad; embriagaos, y no de vino; titubead, y no de sidra.
10 Porque Jehová extendió sobre vosotros espíritu de sueño, y cerró vuestros ojos: cubrió vuestros profetas, y vuestros principales videntes.
11 Y os será toda visión como palabras de libro sellado, el cual si dieren al que sabe leer, y le dijeren: Lee ahora esto; él dirá: No puedo, porque está sellado.
12 Y si se diere el libro al que no sabe leer, diciéndole: Lee ahora esto; él dira: No sé leer.
13 Dice pues el Señor: Porque este pueblo se me acerca con su boca, y con sus labios me honra, mas su corazón alejó de mí, y su temor para conmigo fué enseñado por mandamiento de hombres:
14 Por tanto, he aquí que nuevamente excitaré yo la admiración de este pueblo con un prodigio grande y espantoso; porque perecerá la sabiduría de sus sabios, y se desvanecerá la prudencia de sus prudentes.
15 Ay de los que se esconden de Jehová, encubriendo el consejo, y sus obras son en tinieblas, y dicen: ¿Quién nos ve, y quién nos conoce?
16 Vuestra subversión ciertamente será reputada como el barro del alfarero. ¿La obra dirá de su hacedor, No me hizo; y dirá el vaso de aquel que lo ha formado, No entendió?
17 ¿No será tornado de aquí á muy poco tiempo el Líbano en Carmelo, y el Carmelo será estimado por bosque?
18 Y en aquel tiempo los sordos oirán las palabras del libro, y los ojos de los ciegos verán en medio de la oscuridad y de las tinieblas.
19 Entonces los humildes crecerán en alegría en Jehová, y los pobres de los hombres se gozarán en el Santo de Israel.
20 Porque el violento será acabado, y el escarnecedor será consumido: serán talados todos los que madrugaban á la iniquidad.
21 Los que hacían pecar al hombre en palabra; los que armaban lazo al que reprendía en la puerta, y torcieron lo justo en vanidad.
22 Por tanto, Jehová que redimió á Abraham, dice así á la casa de Jacob: No será ahora confundido Jacob, ni su rostro se pondrá pálido;
23 Porque verá á sus hijos, obra de mis manos en medio de sí, que santificarán mi nombre; y santificarán al Santo de Jacob, y temerán al Dios de Israel.
24 Y los errados de espíritu aprenderán inteligencia, y los murmuradores aprenderán doctrina.
Reina-Valera Antigua (RVA)
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Reflexión por Noemi Dominguez:
“En un ambiente de tensión familiar tras la muerte del artista mexicano José José … en un hospital de Estados Unidos y sin que dos de sus tres hijos conozcan donde están sus restos, toman protagonismo las incógnitas sobre su herencia.” [The Epoch Times en español]. “Uno no sabe para quien trabaja,” un amigo de mi esposo comentó ayer en una comida. ¡Qué gran contraste con el versículo 23! “Porque sus descendientes, al ver en medio de ellos la obra de mis manos, santificarán mi nombre. Santificarán al Santo de Jacob y temerán al Dios de Israel” [versículo 23, Reina Varela Actualizada]. Han pasado los siglos cuando el pueblo de Israel le honraba solamente de labios [versículo 13] y ahora en el Reino Milenial la descendencia de Jacob santificará el nombre de Dios y temerán al Dios de Israel. También nosotros estamos dejando un legado a la próxima generación. Notemos qué es lo que causa que los hijos se acerquen a Dios: “al ver ellos la obra de Mis manos” dice Dios. Nuestro mayor anhelo y nuestro mejor legado, no es tanto su educación [por más importante que sea], ni los logros materiales que ellos pudieran alcanzar. Tampoco lo es la fama o el poder que ellos pudieran obtener. Nuestro mejor legado es compartir con ellos que lo que ha hecho Dios. “A su tiempo se le dirá a Jacob Y a Israel: “¡Vean lo que ha hecho Dios!”. [Números 23:23, [Version Nueva Biblia de las Américas]. El mejor regalo para mi sería que mis hijos, y los hijos de mis hijos puedan conocer lo que ha hecho Dios y le honren con temor reverente. Eso, como lo dicen otras traducciones, es la obra de Dios.
Isaiah 29: The Blindness of Disobedience.
1 Woe to Ariel, to Ariel, the city where David dwelt! add ye year to year; let them kill sacrifices.
2 Yet I will distress Ariel, and there shall be heaviness and sorrow: and it shall be unto me as Ariel.
3 And I will camp against thee round about, and will lay siege against thee with a mount, and I will raise forts against thee.
4 And thou shalt be brought down, and shalt speak out of the ground, and thy speech shall be low out of the dust, and thy voice shall be, as of one that hath a familiar spirit, out of the ground, and thy speech shall whisper out of the dust.
5 Moreover the multitude of thy strangers shall be like small dust, and the multitude of the terrible ones shall be as chaff that passeth away: yea, it shall be at an instant suddenly.
6 Thou shalt be visited of the Lord of hosts with thunder, and with earthquake, and great noise, with storm and tempest, and the flame of devouring fire.
7 And the multitude of all the nations that fight against Ariel, even all that fight against her and her munition, and that distress her, shall be as a dream of a night vision.
8 It shall even be as when an hungry man dreameth, and, behold, he eateth; but he awaketh, and his soul is empty: or as when a thirsty man dreameth, and, behold, he drinketh; but he awaketh, and, behold, he is faint, and his soul hath appetite: so shall the multitude of all the nations be, that fight against mount Zion.
9 Stay yourselves, and wonder; cry ye out, and cry: they are drunken, but not with wine; they stagger, but not with strong drink.
10 For the Lord hath poured out upon you the spirit of deep sleep, and hath closed your eyes: the prophets and your rulers, the seers hath he covered.
11 And the vision of all is become unto you as the words of a book that is sealed, which men deliver to one that is learned, saying, Read this, I pray thee: and he saith, I cannot; for it is sealed:
12 And the book is delivered to him that is not learned, saying, Read this, I pray thee: and he saith, I am not learned.
13 Wherefore the Lord said, Forasmuch as this people draw near me with their mouth, and with their lips do honour me, but have removed their heart far from me, and their fear toward me is taught by the precept of men:
14 Therefore, behold, I will proceed to do a marvellous work among this people, even a marvellous work and a wonder: for the wisdom of their wise men shall perish, and the understanding of their prudent men shall be hid.
15 Woe unto them that seek deep to hide their counsel from the Lord, and their works are in the dark, and they say, Who seeth us? and who knoweth us?
16 Surely your turning of things upside down shall be esteemed as the potter’s clay: for shall the work say of him that made it, He made me not? or shall the thing framed say of him that framed it, He had no understanding?
17 Is it not yet a very little while, and Lebanon shall be turned into a fruitful field, and the fruitful field shall be esteemed as a forest?
18 And in that day shall the deaf hear the words of the book, and the eyes of the blind shall see out of obscurity, and out of darkness.
19 The meek also shall increase their joy in the Lord, and the poor among men shall rejoice in the Holy One of Israel.
20 For the terrible one is brought to nought, and the scorner is consumed, and all that watch for iniquity are cut off:
21 That make a man an offender for a word, and lay a snare for him that reproveth in the gate, and turn aside the just for a thing of nought.
22 Therefore thus saith the Lord, who redeemed Abraham, concerning the house of Jacob, Jacob shall not now be ashamed, neither shall his face now wax pale.
23 But when he seeth his children, the work of mine hands, in the midst of him, they shall sanctify my name, and sanctify the Holy One of Jacob, and shall fear the God of Israel.
24 They also that erred in spirit shall come to understanding, and they that murmured shall learn doctrine.
King James Version (KJV)
Public Domain
Reflexion by Noemi Dominguez:
“In a tense family atmosphere after the death of Mexican artist José José … in a hospital in the United States and without two of his three children knowing where his remains are, the mystery about his inheritance take center stage. ” [The Epoch Times in Spanish]. “You don’t know who you work for,” my husband’s friend of commented yesterday at a meal. What a great contrast with verse 23! “When his descendants see the work of my hands among them, they will consecrate my name. Yes, they will consecrate the Holy one of Jacob and stand in awe of the God of Israel.” [verse 23, Complete Jewish Bible Version]. Centuries have passed since the time when the people of Israel honored God only with their lips [verse 13] and now, in the Millennial Kingdom, the offspring of Jacob will sanctify the name of God and fear the God of Israel. We, too, are leaving a legacy to the next generation. Notice what it is that causes children to draw near to God: “when his descendants see the work of My hands among them.” Our greatest longing, and our best legacy, is not so much our descendant’s education [as important as it may be], nor the material achievements they could earn. Neither is the fame or power they could gain. Our best legacy is to share with them so that what God has done. “At the proper time it shall be said to Jacob and to Israel, what has God done!” [Numbers 23:23, [Amplified Bible version]. My greatest gift would be for my children, and my children’s children, to know what God has done and honor Him with reverent fear. That, as translated in other versions is God’s work.
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