Cantares 5: El tormento de la separación.
1 YO vine á mi huerto, oh hermana, esposa mía: Cogido he mi mirra y mis aromas; He comido mi panal y mi miel, Mi vino y mi leche he bebido. Comed, amigos; Babed, amados, y embriagaos.
2 Yo dormía, pero mi corazón velaba: La voz de mi amado que llamaba: Abreme, hermana mía, amiga mía, paloma mía, perfecta mía; Porque mi cabeza está llena de rocío, Mis cabellos de las gotas de la noche.
3 Heme desnudado mi ropa; ¿cómo la tengo de vestir? He lavado mis pies; ¿cómo los tengo de ensuciar?
4 Mi amado metió su mano por el agujero, Y mis entrañas se conmovieron dentro de mí.
5 Yo me levanté para abrir á mi amado, Y mis manos gotearon mirra, Y mis dedos mirra que corría Sobre las aldabas del candado.
6 Abrí yo á mi amado; Mas mi amado se había ido, había ya pasado: Y tras su hablar salió mi alma: Busquélo, y no lo hallé; Llamélo, y no me respondió.
7 Halláronme los guardas que rondan la ciudad: Hiriéronme, llagáronme, Quitáronme mi manto de encima los guardas de los muros.
8 Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalem, si hallareis á mi amado, Que le hagáis saber cómo de amor estoy enferma.
9 ¿Qué es tu amado más que otro amado, Oh la más hermosa de todas las mujeres? ¿Qué es tu amado más que otro amado, Que así nos conjuras?
10 Mi amado es blanco y rubio, Señalado entre diez mil.
11 Su cabeza, como, oro finísimo; Sus cabellos crespos, negros como el cuervo.
12 Sus ojos, como palomas junto á los arroyos de las aguas, Que se lavan con leche, y a la perfección colocados.
13 Sus mejillas, como una era de especias aromáticas, como fragantes flores: Sus labios, como lirios que destilan mirra que trasciende.
14 Sus manos, como anillos de oro engastados de jacintos: Su vientre, como claro marfil cubierto de zafiros.
15 Sus piernas, como columnas de mármol fundadas sobre basas de fino oro: Su aspecto como el Líbano, escogido como los cedros.
16 Su paladar, dulcísimo: y todo él codiciable. Tal es mi amado, tal es mi amigo, Oh doncellas de Jerusalem.
Reflexión por Noemi Dominguez:
“”Si prevalecemos en la oración, Dios hará lo que sólo Él puede hacer. [Jim Cymbala]. “Le abrí a mi amado, pero ya no estaba allí. Se había marchado, y tras su voz se fue mi alma. Lo busqué, y no lo hallé. Lo llamé, y no me respondió.” [versículo 6, Nueva Versión Internacional]. Alegorizando estas expresiones me hacen pensar en nuestra prolongada búsqueda espiritual en oración. Hay innumerables testimonios de madres y esposos orando con insistencia por décadas antes de recibir una respuesta. Durante la larga espera hemos abierto nuestro corazón, clamado con angustia y, con el pasar de los días y los años empezamos a sentir como si el cielo fuera de bronce, impenetrable para nuestras débiles oraciones. Mi padre me contó de la desordenada vida de mi abuelo antes de conocer a Cristo y cómo mi abuela y sus hijos, a pesar de los abusos sufridos, ellos siguieron orando. Finalmente llegó el día en el cual Dios abrió el corazón de mi abuelo y desde allí en adelante su vida cambió. Terminó sus días predicando el Evangelio y pastoreando una pequeña congregación. Muchas veces se demora la respuesta, pero, como lo decimos siempre, Dios nunca llega tarde. Si tu estás experimentando circunstancias parecidas, no desmayes, ni dejes de orar. “Los retrasos no son negaciones. Muchas oraciones están registradas, y debajo de ella las palabras: ‘Mi tiempo aún no ha llegado'”. [Manantiales en el Desierto]. Señor, ayúdame a saber esperar pacietemente, aunque la respuesta tarde en llegar, ¡porque Tú sabes lo que es mejor para mí!
Song of Solomon 5: The Bride Praises the Bridegroom.
1 I am come into my garden, my sister, my spouse: I have gathered my myrrh with my spice; I have eaten my honeycomb with my honey; I have drunk my wine with my milk: eat, O friends; drink, yea, drink abundantly, O beloved.
2 I sleep, but my heart waketh: it is the voice of my beloved that knocketh, saying, Open to me, my sister, my love, my dove, my undefiled: for my head is filled with dew, and my locks with the drops of the night.
3 I have put off my coat; how shall I put it on? I have washed my feet; how shall I defile them?
4 My beloved put in his hand by the hole of the door, and my bowels were moved for him.
5 I rose up to open to my beloved; and my hands dropped with myrrh, and my fingers with sweet smelling myrrh, upon the handles of the lock.
6 I opened to my beloved; but my beloved had withdrawn himself, and was gone: my soul failed when he spake: I sought him, but I could not find him; I called him, but he gave me no answer.
7 The watchmen that went about the city found me, they smote me, they wounded me; the keepers of the walls took away my veil from me.
8 I charge you, O daughters of Jerusalem, if ye find my beloved, that ye tell him, that I am sick of love.
9 What is thy beloved more than another beloved, O thou fairest among women? what is thy beloved more than another beloved, that thou dost so charge us?
10 My beloved is white and ruddy, the chiefest among ten thousand.
11 His head is as the most fine gold, his locks are bushy, and black as a raven.
12 His eyes are as the eyes of doves by the rivers of waters, washed with milk, and fitly set.
13 His cheeks are as a bed of spices, as sweet flowers: his lips like lilies, dropping sweet smelling myrrh.
14 His hands are as gold rings set with the beryl: his belly is as bright ivory overlaid with sapphires.
15 His legs are as pillars of marble, set upon sockets of fine gold: his countenance is as Lebanon, excellent as the cedars.
16 His mouth is most sweet: yea, he is altogether lovely. This is my beloved, and this is my friend, O daughters of Jerusalem.
Reflexion by Noemi Dominguez:
“If we prevail in prayer, God will do what only He can do. [Jim Cymbala]. “I opened for my beloved, but my beloved had left; he was gone. My heart sank at his departure. I looked for him but did not find him, I called him but he did not answer.” [verse 6, New International Version]. Allegorizing these expressions makes me think of our long spiritual quest in prayer. There are countless testimonies of mothers and husbands praying insistently for decades before receiving an answer. During the long wait we opened our hearts, cried out in our distress, and, with the passing of days and years, we began to feel as if the sky were made up of bronze, impenetrable to our weak prayers. My father told me about my grandfather’s messy life before I met Christ and how my grandmother and her children, despite the abuse, they continued to pray. The day finally came when God opened my grandfather’s heart and from then on his life changed. He ended his days preaching the gospel and shepherding a small congregation. Many times the answer is delayed, but, as we always say, God is never late. If you are experiencing similar circumstances, do not faint or stop praying. “Delays are not refusals. Many a prayer is registered, and underneath it the words: ‘My time is not yet come.'” [Springs in the Desert]. Lord, help me to learn to patiently wait even if the answer is long in coming, because You know what is best for me!
One Comment
Leticia R. de Mtz.
Tengo duda cuando dice “Los retrasos no son negativas…”, pero Ro.8:26 me recuerda que a veces no pido como conviene.
¿Como mi Padre tiene que darme todo lo que pido? ¿ o sólo aquello que es para mi bien, aunque ahora no lo pueda entender?
¿Debo de agradecerle cuando Él en Su soberanía me niega algo? ¿O seguir insistiendo?