2 Crónicas 6: 20-42: Salomón dedica el templo.
1 Que tus ojos estén abiertos sobre esta casa de día y de noche, sobre el lugar del cual dijiste, Mi nombre estará allí; que oigas la oración con que tu siervo ora en este lugar.
21 Asimismo que oigas el ruego de tu siervo, y de tu pueblo Israel, cuando en este lugar hicieren oración, que tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada: que oigas y perdones.
22 Si alguno pecare contra su prójimo, y él le pidiere juramento haciéndole jurar, y el juramento viniere delante de tu altar en esta casa,
23 Tú oirás desde los cielos, y obrarás, y juzgarás á tus siervos, dando la paga al impío, tornándole su proceder sobre su cabeza, y justificando al justo en darle conforme á su justicia.
24 Si tu pueblo Israel cayere delante de los enemigos, por haber prevaricado contra ti, y se convirtieren, y confesaren tu nombre, y rogaren delante de ti en esta casa,
25 Tú oirás desde los cielos, y perdonarás el pecado de tu pueblo Israel, y los volverás á la tierra que diste á ellos y á sus padres.
26 Si los cielos se cerraren, que no haya lluvias por haber pecado contra ti, si oraren á ti en este lugar, y confesaren tu nombre, y se convirtieren de sus pecados, cuando los afligieres,
27 Tú los oirás en los cielos, y perdonarás el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel, y les enseñarás el buen camino para que anden en él, y darás lluvia sobre tu tierra, la cual diste por heredad á tu pueblo.
28 Y si hubiere hambre en la tierra, ó si hubiere pestilencia, si hubiere tizoncillo ó añublo, langosta ó pulgón; ó si los cercaren sus enemigos en la tierra de su domicilio; cualquiera plaga ó enfermedad que sea;
29 Toda oración y todo ruego que hiciere cualquier hombre, ó todo tu pueblo Israel, cualquiera que conociere su llaga y su dolor en su corazón, si extendiere sus manos á esta casa,
30 Tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu habitación, y perdonarás, y darás á cada uno conforme á sus caminos, habiendo conocido su corazón; (porque solo tú conoces el corazón de los hijos de los hombres;)
31 Para que te teman y anden en tus caminos, todos los días que vivieren sobre la haz de la tierra que tú diste á nuestros padres.
32 Y también al extranjero que no fuere de tu pueblo Israel, que hubiere venido de lejanas tierras á causa de tu grande nombre, y de tu mano fuerte, y de tu brazo extendido, si vinieren, y oraren en esta casa,
33 Tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada, y harás conforme á todas las cosas por las cuales hubiere clamado á ti el extranjero; para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre, y te teman como tu pueblo Israel, y sepan que tu nombre es invocado sobre esta casa que he edificado yo.
34 Si tu pueblo saliere á la guerra contra sus enemigos por el camino que tú los enviares, y oraren á ti hacia esta ciudad que tú elegiste, hacia la casa que he edificado á tu nombre,
35 Tú oirás desde los cielos su oración y su ruego, y ampararás su derecho.
36 Si pecaren contra ti, (pues no hay hombre que no peque,) y te airares contra ellos, y los entregares delante de sus enemigos, para que los que los tomaren los lleven cautivos á tierra de enemigos, lejos ó cerca,
37 Y ellos volvieren en sí en la tierra donde fueren llevados cautivos; si se convirtieren, y oraren á ti en la tierra de su cautividad, y dijeren: Pecamos, hemos hecho inicuamente, impíamente hemos obrado;
38 Si se convirtieren á ti de todo su corazón y de toda su alma en la tierra de su cautividad, donde los hubieren llevado cautivos, y oraren hacia su tierra que tú diste á sus padres, hacia la ciudad que tu elegiste, y hacia la casa que he edificado á tu nombre;
39 Tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada, su oración y su ruego, y ampararás su causa, y perdonarás á tu pueblo que pecó contra ti.
40 Ahora pues, oh Dios mío, ruégote estén abiertos tus ojos, y atentos tus oídos á la oración en este lugar.
41 Oh Jehová Dios, levántate ahora para habitar en tu reposo, tú y el arca de tu fortaleza; sean, oh Jehová Dios, vestidos de salud tus sacerdotes, y gocen de bien tus santos.
42 Jehová Dios, no hagas volver el rostro de tu ungido: acuérdate de las misericordias de David tu siervo.
Reflexión por Noemi Dominguez:
La tercera es la vencida, es un dicho que limita las oportunidades del éxito. Si has fallado dos veces, solo tienes un tercera y última oportunidad. Cuantas veces le decimos a nuestros hijos o a algún empleado: ¡Que sea la última vez que lo haces! La oración de Salomon apela a la inmensa paciencia de Dios. Salomón enumera una larga lista de tristes circunstancias; en todas hay tres características y tres peticiones. El resultado, una escena de fracaso, sea éste el hambre, la derrota militar u otra triste situación, su causa: el pecado de la persona o del pueblo y el arrepentimiento, es decir, el reconocimiento del pecado y la decisión de volverse de sus malos caminos. Cuando estas tres condiciones se dieran, Salomon, consciente de la inmensa paciencia de Dios, no declara que la “tercera es la vencida; le pide a Dios que mire desde los cielos, es decir, que no esté ajeno a la triste condición del se caído, que escuche su oración, es decir, que Su mirada no resulte en juicio sino en misericordia, y que notando el corazón arrepentido, perdone la maldad. Tanto las tres circunstancias: el fracaso, su causa y el arrepentimiento, como las tres peticiones: Que Dios vea, escucha y perdone trascienden el tiempo y el espacio y nos alcanzan a cada uno de nosotros cuando y dondequiera que estemos. Si hay arrepentimiento hay esperanza. La tercera no es la vencida. ¡En Dios y de Dios hay perdón y por lo tanto hay esperanza! Dios no ignora nuestra situación, Dios escucha nuestra oración y Dios perdona nuestro pecado y al hacerlo nos devuelve el gozo de nuestra salvación. ¿Cómo podré estar triste?¿Como sentirme solo Y en el dolor vivir? Si Cristo es mi consuelo Mi amigo siempre fiel Si aún la aves tienen Seguro asilo en Él.
2 Chronicles 6:20-42: The Ark Brought into the Temple.
20 That thine eyes may be open upon this house day and night, upon the place whereof thou hast said that thou wouldest put thy name there; to hearken unto the prayer which thy servant prayeth toward this place.
21 Hearken therefore unto the supplications of thy servant, and of thy people Israel, which they shall make toward this place: hear thou from thy dwelling place, even from heaven; and when thou hearest, forgive.
22 If a man sin against his neighbour, and an oath be laid upon him to make him swear, and the oath come before thine altar in this house;
23 Then hear thou from heaven, and do, and judge thy servants, by requiting the wicked, by recompensing his way upon his own head; and by justifying the righteous, by giving him according to his righteousness.
24 And if thy people Israel be put to the worse before the enemy, because they have sinned against thee; and shall return and confess thy name, and pray and make supplication before thee in this house;
25 Then hear thou from the heavens, and forgive the sin of thy people Israel, and bring them again unto the land which thou gavest to them and to their fathers.
26 When the heaven is shut up, and there is no rain, because they have sinned against thee; yet if they pray toward this place, and confess thy name, and turn from their sin, when thou dost afflict them;
27 Then hear thou from heaven, and forgive the sin of thy servants, and of thy people Israel, when thou hast taught them the good way, wherein they should walk; and send rain upon thy land, which thou hast given unto thy people for an inheritance.
28 If there be dearth in the land, if there be pestilence, if there be blasting, or mildew, locusts, or caterpillers; if their enemies besiege them in the cities of their land; whatsoever sore or whatsoever sickness there be:
29 Then what prayer or what supplication soever shall be made of any man, or of all thy people Israel, when every one shall know his own sore and his own grief, and shall spread forth his hands in this house:
30 Then hear thou from heaven thy dwelling place, and forgive, and render unto every man according unto all his ways, whose heart thou knowest; (for thou only knowest the hearts of the children of men:)
31 That they may fear thee, to walk in thy ways, so long as they live in the land which thou gavest unto our fathers.
32 Moreover concerning the stranger, which is not of thy people Israel, but is come from a far country for thy great name’s sake, and thy mighty hand, and thy stretched out arm; if they come and pray in this house;
33 Then hear thou from the heavens, even from thy dwelling place, and do according to all that the stranger calleth to thee for; that all people of the earth may know thy name, and fear thee, as doth thy people Israel, and may know that this house which I have built is called by thy name.
34 If thy people go out to war against their enemies by the way that thou shalt send them, and they pray unto thee toward this city which thou hast chosen, and the house which I have built for thy name;
35 Then hear thou from the heavens their prayer and their supplication, and maintain their cause.
36 If they sin against thee, (for there is no man which sinneth not,) and thou be angry with them, and deliver them over before their enemies, and they carry them away captives unto a land far off or near;
37 Yet if they bethink themselves in the land whither they are carried captive, and turn and pray unto thee in the land of their captivity, saying, We have sinned, we have done amiss, and have dealt wickedly;
38 If they return to thee with all their heart and with all their soul in the land of their captivity, whither they have carried them captives, and pray toward their land, which thou gavest unto their fathers, and toward the city which thou hast chosen, and toward the house which I have built for thy name:
39 Then hear thou from the heavens, even from thy dwelling place, their prayer and their supplications, and maintain their cause, and forgive thy people which have sinned against thee.
40 Now, my God, let, I beseech thee, thine eyes be open, and let thine ears be attent unto the prayer that is made in this place.
41 Now therefore arise, O Lord God, into thy resting place, thou, and the ark of thy strength: let thy priests, O Lord God, be clothed with salvation, and let thy saints rejoice in goodness.
42 O Lord God, turn not away the face of thine anointed: remember the mercies of David thy servant.
Reflexion by Noemi Dominguez:
Three strikes and you are out, it is a saying that limits the opportunities for success. If you have failed twice, you only have a third and final chance. How many times do we say to our children or an employee: Let it be the last time you do it! Solomon’s prayer appeals to God’s immense patience. Solomon lists a long list of sad circumstances; in all of them there are three characteristics and three requests. The result, a scene of failure, be it famine, military defeat or another sad situation, its cause: the sin of the person or the people and repentance, that is, the acknowledgement of sin and the decision to turn from their evil ways. When these three conditions were met, Salomon, aware of God’s immense patience, did not declare: three strikes and you are out! He asks God to look down from heaven, that is, not to be oblivious to the sad condition of his fallen child, to hear his prayer, that is, that His eyes over them would not result in judgment but in mercy, and that noticing the repentant heart, He would forgive evil done. Both the three circumstances: failure, its cause and resulting repentance, and the three requests: May God see, hear and forgive transcend time and space and reach each of us whenever and wherever we are. If there is repentance there is hope. Three strikes and you are not out. In God and from God there is forgiveness and therefore there is hope! God does not ignore of our situation, God hears our prayer, and God forgives our sin and in doing so gives us back the joy of our salvation. Why should I feel discouraged, … Why should my heart be lonely, … When Jesus is my portion? My constant friend is He: His eye is on the sparrow, and I know He watches me;
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