Juan 5: 19-47: La autoridad del Hijo.
19 Respondió entonces Jesús, y díjoles: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada de sí mismo, sino lo que viere hacer al Padre: porque todo lo que él hace, esto también hace el Hijo juntamente.
20 Porque el Padre ama al Hijo, y le muestra todas las cosas que él hace; y mayores obras que éstas le mostrará, de suerte que vosotros os maravilléis.
21 Porque como el Padre levanta los muertos, y les da vida, así también el Hijo á los que quiere da vida.
22 Porque el Padre á nadie juzga, mas todo el juicio dió al Hijo;
23 Para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió.
24 De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me ha enviado, tiene vida eterna; y no vendrá á condenación, mas pasó de muerte á vida.
25 De cierto, de cierto os digo: Vendrá hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios: y los que oyeren vivirán.
26 Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así dió también al Hijo que tuviese vida en sí mismo:
27 Y también le dió poder de hacer juicio, en cuanto es el Hijo del hombre.
28 No os maravilléis de esto; porque vendrá hora, cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz;
29 Y los que hicieron bien, saldrán á resurrección de vida; mas los que hicieron mal, á resurrección de condenación.
30 No puedo yo de mí mismo hacer nada: como oigo, juzgo: y mi juicio es justo; porque no busco mi voluntad, mas la voluntad del que me envió, del Padre.
31 Si yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio no es verdadero.
32 Otro es el que da testimonio de mí; y sé que el testimonio que da de mí, es verdadero.
33 Vosotros enviasteis á Juan, y él dió testimonio á la verdad.
34 Empero yo no tomo el testimonio de hombre; mas digo esto, para que vosotros seáis salvos.
35 El era antorcha que ardía y alumbraba: y vosotros quisisteis recrearos por un poco á su luz.
36 Mas yo tengo mayor testimonio que el de Juan: porque las obras que el Padre me dió que cumpliese, las mismas obras que yo hago, dan testimonio de mí, que el Padre me haya enviado.
37 Y el que me envió, el Padre, él ha dado testimonio de mí. Ni nunca habéis oído su voz, ni habéis visto su parecer.
38 Ni tenéis su palabra permanente en vosotros; porque al que él envió, á éste vosotros no creéis.
39 Escudriñad las Escrituras, porque á vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí.
40 Y no queréis venir á mí, para que tengáis vida.
41 Gloria de los hombres no recibo.
42 Mas yo os conozco, que no tenéis amor de Dios en vosotros.
43 Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís: si otro viniere en su propio nombre, á aquél recibiréis.
44 ¿Cómo podéis vosotros creer, pues tomáis la gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que de sólo Dios viene?
45 No penséis que yo os tengo de acusar delante del Padre; hay quien os acusa, Moisés, en quien vosotros esperáis.
46 Porque si vosotros creyeseis á Moisés, creeríais á mí; porque de mí escribió él.
47 Y si á sus escritos no creéis, ¿cómo creeréis á mis palabras?
Reflexión por Noemi Dominguez:
“Llamarse a sí mismo un hijo de Dios es una cosa. Ser llamado hijo de Dios por aquellos que observan tu vida es [definitivamente] otra cosa.” [Max Lucado]. Cada vez se hace más evidente la importancia de cámaras en todos lados y los videos grabados con celulares como testimonio, tanto en las cortes judiciales como la de la opinión pública. Pero no se necesita la tecnología para documentar la Deidad de Cristo. El evangelio según san Juan Dios presenta múltiples testimonios que acreditan quien es Jesus. Juan el Bautista da testimonio de Él [versículo 33], y más que Juan, las obras mismas que Jesus hizo [versículo 36], la voz del Padre [versículo 37, Mateo 3:17], la presencia del Espíritu en su bautismo, y las mismas Escrituras. [versículo 39, Lucas 24:27]. Nadie en el jurado de la vida que examina detenidamente estas evidencias puede llegar a otra conclusión; comprobando no solo el objetivo del libro, sino también la bendición que el aceptarlas conlleva: “estas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.” [ capítulo 20 versículo 31, Reina Varela 1960]. Habiendo creído estos testimonios, ahora Dios nos llama a ser testigos de Él. Juan el Bautista nos dejó un inigualable ejemplo que Jesús mismo hace notar: “ Él era antorcha que ardía y alumbraba; y vosotros quisisteis regocijaros por un tiempo en su luz.” [versículo 35, Reina Varela 1960]. Su vida, como una antorcha se consumió pronto, pero en su senda dejo luz y calor. Señor, gracias por Tu luz y Tu calor que llenan mi vida; ahora permíteme compartirlos con todo aquel que a quien Tú pongas en mi camino hoy.
Jonh 5: A Man Healed at the Pool of Bethesda.
19 Then answered Jesus and said unto them, Verily, verily, I say unto you, The Son can do nothing of himself, but what he seeth the Father do: for what things soever he doeth, these also doeth the Son likewise.
20 For the Father loveth the Son, and sheweth him all things that himself doeth: and he will shew him greater works than these, that ye may marvel.
21 For as the Father raiseth up the dead, and quickeneth them; even so the Son quickeneth whom he will.
22 For the Father judgeth no man, but hath committed all judgment unto the Son:
23 That all men should honour the Son, even as they honour the Father. He that honoureth not the Son honoureth not the Father which hath sent him.
24 Verily, verily, I say unto you, He that heareth my word, and believeth on him that sent me, hath everlasting life, and shall not come into condemnation; but is passed from death unto life.
25 Verily, verily, I say unto you, The hour is coming, and now is, when the dead shall hear the voice of the Son of God: and they that hear shall live.
26 For as the Father hath life in himself; so hath he given to the Son to have life in himself;
27 And hath given him authority to execute judgment also, because he is the Son of man.
28 Marvel not at this: for the hour is coming, in the which all that are in the graves shall hear his voice,
29 And shall come forth; they that have done good, unto the resurrection of life; and they that have done evil, unto the resurrection of damnation.
30 I can of mine own self do nothing: as I hear, I judge: and my judgment is just; because I seek not mine own will, but the will of the Father which hath sent me.
31 If I bear witness of myself, my witness is not true.
32 There is another that beareth witness of me; and I know that the witness which he witnesseth of me is true.
33 Ye sent unto John, and he bare witness unto the truth.
34 But I receive not testimony from man: but these things I say, that ye might be saved.
35 He was a burning and a shining light: and ye were willing for a season to rejoice in his light.
36 But I have greater witness than that of John: for the works which the Father hath given me to finish, the same works that I do, bear witness of me, that the Father hath sent me.
37 And the Father himself, which hath sent me, hath borne witness of me. Ye have neither heard his voice at any time, nor seen his shape.
38 And ye have not his word abiding in you: for whom he hath sent, him ye believe not.
39 Search the scriptures; for in them ye think ye have eternal life: and they are they which testify of me.
40 And ye will not come to me, that ye might have life.
41 I receive not honour from men.
42 But I know you, that ye have not the love of God in you.
43 I am come in my Father’s name, and ye receive me not: if another shall come in his own name, him ye will receive.
44 How can ye believe, which receive honour one of another, and seek not the honour that cometh from God only?
45 Do not think that I will accuse you to the Father: there is one that accuseth you, even Moses, in whom ye trust.
46 For had ye believed Moses, ye would have believed me; for he wrote of me.
47 But if ye believe not his writings, how shall ye believe my words?
Reflexion by Noemi Dominguez:
” To call yourself a child of God is one thing. To be called a child of God by those who watch your life is another thing altogether.” [Max Lucado]. The importance of cameras everywhere and videos recorded with cell phones as testimony, both in the judicial courts and in the court of public opinion, is becoming more and more evident. But technology is not needed to document the Deity of Christ. The Gospel according to John God presents multiple testimonies that prove who Jesus is. John the Baptist bears witness to Him [verse 33], and more than John, the very works Jesus did [verse 36], the voice of the Father [verse 3 7, Matthew 3:17], the presence of the Spirit at His baptism, and the Scriptures themselves. [verse 39, Luke 24:27]. All bear witness of Him. No one in the jury of life who carefully examines these evidences can come to any other conclusion; proving not only the purpose of the book, but also the blessing that accepting them entails: “these are written so that you can believe that Jesus is the Messiah, the Son of God. Then, by believing, you can have life through his name.” [chapter 20 verse 31, Reina Varela 1960]. Having believed these testimonies, God now calls us to be witnesses of Him. John the Baptist left us an incomparable example that Jesus himself notes: “He was a torch that burned and lit; And you wanted to rejoice for a time in His light. ” [verse 35, Easy-to-Read Version]. His life, like a torch, was soon consumed but on his path he left light and warmth. Lord, thank You for Your light and warmth that fill my life; now let me share it with everyone You put on my path today.
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