Salmos 133: La bienaventuranza del amor fraternal.
1 Cántico gradual: de David. MIRAD cuán bueno y cuán delicioso es Habitar los hermanos igualmente en uno!
2 Es como el buen óleo sobre la cabeza, El cual desciende sobre la barba, La barba de Aarón, Y que baja hasta el borde de sus vestiduras;
3 Como el rocío de Hermón, Que desciende sobre los montes de Sión: Porque allí envía Jehová bendición, Y vida eterna.
Reflexión por Noemi Dominguez:
Este salmo comienza con la expresión: Mirad. Es como si nos dijera: “Es una maravilla pocas veces vista, por lo tanto, ¡obsérvala! Se puede ver, porque es la característica de los verdaderos santos, ¡por lo tanto, no dejéis de inspeccionarla! Es bien digno de admiración; ¡Haz una pausa y míralo! ¡Te cautivará hasta [provocarte a] la imitación, por lo tanto, toma nota! [Spurgeon]. Presenta la unidad fraternal ilustrándola de dos maneras: El perfumado aceite de bienvenida y el abundante rocío sobre el monte Hermón. Ambos ilustran la armoniosa unidad del pueblo de Dios tan preciada a los ojos de Jesús [Juan 17]. Ambos descienden, es decir, como toda buena dádiva provienen de Dios. La unidad es buena y agradable. “No todo lo bueno es agradable, y no todo lo agradable es bueno. La unidad entre el pueblo de Dios es una bendición tan notable porque es tanto buena como agradable, y ambas en un alto grado, como lo indica la repetición de [la palabra] cuán.” [Enduring Word]. Cuando vivimos en esa santa armonía, allí manda bendición y vida eterna. “¡Oh, [oremos] por más de esta rara virtud! No el amor que viene y va, sino el que mora; no ese espíritu que separa y recluye, sino el que habita juntos; no esa mente que es toda para el debate y la diferencia, sino la que habita junta en unidad.” [Spurgeon]. “Padre, te suplicamos en tu gran compasión, guárdanos los hermanos en fraternal amor; prontos a perdonarnos, prontos a oír tu voz; cual escogidos, santos, y amados por Ti, ¡oh, Dios!” [Enrique Turrall].
1 Behold, how good and how pleasant it is for brethren to dwell together in unity!
2 It is like the precious ointment upon the head, that ran down upon the beard, even Aaron’s beard: that went down to the skirts of his garments;
3 As the dew of Hermon, and as the dew that descended upon the mountains of Zion: for there the Lord commanded the blessing, even life for evermore.
Reflexion by Noemi Dominguez:
This psalm begins with the expression: Behold, Look. It is as if he told us: ” “It is a wonder seldom seen, therefore behold it! It may be seen, for it is the characteristic of real saints – therefore fail not to inspect it! It is well worthy of admiration; pause and gaze upon it! It will charm you into imitation, therefore note it well!” [Spurgeon]. It presents brotherly unity by illustrating it in two ways: the aromatic oil of welcome [Luke 7:46] and the abundant dew on Mount Hermon as the refreshing presence of the Holy Spirit [Meyer]. Both illustrate the pleasant unity of God’s people, so precious in the eyes of Jesus [John 17]. Both descend, that is, as all good gifts come from God [James 1:17]. “The unit is good and pleasant. Not everything that is good is pleasant, and not everything that is pleasant is good. Unity among God’s people is such a remarkable blessing because it is both good and pleasant – and both to a high degree, indicated by the repetition of how.” [Enduring Word]. When we live in that holy harmony, there is blessing and eternal life. “O for more of this rare virtue! Not the love which comes and goes, but that which dwells; not that spirit which separates and secludes, but that which dwells together; not that mind, which is all for debate and difference, but that which dwells together in unity.” [Spurgeon]. “Father, we beg you for your great compassion, give us, brothers and sisters brotherly love; soon to forgive each other, ready to hear your voice, as your chosen children, holy, and loved by You ” [Enrique Turrall].
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