Salmos 119 (Lámed: 89-96) De generación en generación es tu fidelidad.
89 Para siempre, oh Jehová,
Permanece tu palabra en los cielos.
90 De generación en generación es tu fidelidad;
Tú afirmaste la tierra, y subsiste.
91 Por tu ordenación subsisten todas las cosas hasta hoy,
Pues todas ellas te sirven.
92 Si tu ley no hubiese sido mi delicia,
Ya en mi aflicción hubiera perecido.
93 Nunca jamás me olvidaré de tus mandamientos,
Porque con ellos me has vivificado.
94 Tuyo soy yo, sálvame,
Porque he buscado tus mandamientos.
95 Los impíos me han aguardado para destruirme;
Mas yo consideraré tus testimonios.
96 A toda perfección he visto fin;
Amplio sobremanera es tu mandamiento.
Reflexión por Noemi Dominguez:
El salmista menciona la palabra “delicia” cinco veces en este salmo [versículos 24, 77, 92, 143 y 174]. Todas las veces es el resultado de la Palabra. El salmista encuentra en ella mucho más que conocimiento y sabiduría. Encuentra a Dios en ella y disfruta de lo que podríamos llamar un sabor adquirido. “Un gusto adquirido o sabor adquirido es una apreciación sobre un alimento o bebida, el cual se considera que para ser verdaderamente apreciado debe existir una exposición prolongada, parcial o completa a los aromas o texturas, hasta que llega a ser considerado algo familiar.” [Enciclopedia Libre]. “Lo que lo ayudó a superar sus aflicciones fue su hábito de toda la vida de leer, marcar, aprender, meditar, digerir espiritualmente y, sobre todo, obedecer la Ley de Dios”. [Boice]. Casualmente estaba de pie en una tienda de comestibles un día en una gran ciudad manufacturera en el oeste de Escocia, cuando una viuda pobre, anciana y frágil entró para hacer algunas compras. Cuidadosamente gastó sus muy limitados recursos en lo esencial para sobrevivir ese día, llegando así a su último centavo, y con una expresión singular de satisfacción y de heroica y alegre resignación en su rostro arrugado, dijo: “Ahora debo comprar aceite con esto, para que pueda leer mi Biblia durante estas largas noches oscuras, porque es mi único consuelo en estos tiempos cuando cualquier otro consuelo ha desaparecido. ‘ ” (Alexander Wallace, citado en Spurgeon). ¡Yo quiero ser como esa anciana que encontraba su deleite en La Palabra!
Psalms 119 (Lámed 89-96): Thy faithfulness is unto all generations.
89 For ever, O Lord, thy word is settled in heaven.
90 Thy faithfulness is unto all generations: thou hast established the earth, and it abideth.
91 They continue this day according to thine ordinances: for all are thy servants.
92 Unless thy law had been my delights, I should then have perished in mine affliction.
93 I will never forget thy precepts: for with them thou hast quickened me.
94 I am thine, save me: for I have sought thy precepts.
95 The wicked have waited for me to destroy me: but I will consider thy testimonies.
96 I have seen an end of all perfection: but thy commandment is exceeding broad.
Reflexion by Noemi Dominguez:
The psalmist mentions the word “delight” five times in this psalm [verses 24, 77, 92, 143, and 174]. Every time it is the result of the Word of God. The psalmist finds in it much more than knowledge and wisdom. He finds God in it and enjoy what we might call an acquired taste. “An acquired taste or is an appreciation of a food or a drink, which is considered that to be truly appreciated there must be prolonged, partial or complete exposure to aromas or textures, until it becomes considered something familiar. ” [Free Encyclopedia]. “What helped him overcome his afflictions was his lifelong habit of reading, marking, learning, meditating, digesting spiritually, and most of all, obeying God’s Law.” [Boice]. I happened to be standing in a grocery store one day in a large manufacturing town in the west of Scotland, when a poor, elderly and frail widow came in to do some shopping. He carefully spent his very limited resources on the essentials to survive that day, thus reaching his last penny, and with a singular expression of satisfaction and heroic and joyful resignation on his wrinkled face, he said: “Now I must buy oil with this, so that I can read my Bible during these long dark nights, because it is my only comfort in these times when any other comfort has disappeared. ‘ ” (Alexander Wallace, quoted in Spurgeon). I want to be like that old lady who found her delight in The Word!
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