Nehemías 9 (20-38): Pacto del pueblo, de guardar la ley.
20 Y diste tu espíritu bueno para enseñarlos, y no retiraste tu maná de su boca, y agua les diste en su sed.
21 Y sustentástelos cuarenta años en el desierto; de ninguna cosa tuvieron necesidad: sus vestidos no se envejecieron, ni se hincharon sus pies.
22 Y dísteles reinos y pueblos, y los distribuiste por cantones: y poseyeron la tierra de Sehón, y la tierra del rey Hesbón, y la tierra de Og rey de Basán.
23 Y multiplicaste sus hijos como las estrellas del cielo, y metístelos en la tierra, de la cual habías dicho á sus padres que habían de entrar á poseerla.
24 Y los hijos vinieron y poseyeron la tierra, y humillaste delante de ellos á los moradores del país, á los Cananeos, los cuales entregaste en su mano, y á sus reyes, y á los pueblos de la tierra, para que hiciesen de ellos á su voluntad.
25 Y tomaron ciudades fortalecidas, y tierra pingüe, y heredaron casas llenas de todo bien, cisternas hechas, viñas y olivares, y muchos árboles de comer; y comieron, y hartáronse, y engrosáronse, y deleitáronse en tu grande bondad.
26 Empero te irritaron, y rebeláronse contra ti, y echaron tu ley tras sus espaldas, y mataron tus profetas que protestaban contra ellos para convertirlos á ti; é hicieron grandes abominaciones.
27 Y entregástelos en mano de sus enemigos, los cuales los afligieron: y en el tiempo de su tribulación clamaron á ti, y tú desde los cielos los oíste; y según tus muchas miseraciones les dabas salvadores, que los salvasen de mano de sus enemigos.
28 Mas en teniendo reposo, se volvían á hacer lo malo delante de ti; por lo cual los dejaste en mano de sus enemigos, que se enseñorearon de ellos: pero convertidos clamaban otra vez á ti, y tú desde los cielos los oías, y según tus miseraciones muchas veces los libraste.
29 Y protestásteles que se volviesen á tu ley; mas ellos hicieron soberbiamente, y no oyeron tus mandamientos, sino que pecaron contra tus juicios, los cuales si el hombre hiciere, en ellos vivirá; y dieron hombro renitente, y endurecieron su cerviz, y no escucharon.
30 Y alargaste sobre ellos muchos años, y protestásteles con tu espíritu por mano de tus profetas, mas no escucharon; por lo cual los entregaste en mano de los pueblos de la tierra.
31 Empero por tus muchas misericordias no los consumiste, ni los dejaste; porque eres Dios clemente y misericordioso.
32 Ahora pues, Dios nuestro, Dios grande, fuerte, terrible, que guardas el pacto y la misericordia, no sea tenido en poco delante de ti todo el trabajo que nos ha alcanzando á nuestros reyes, á nuestros príncipes, á nuestros sacerdotes, y á nuestros profetas, y á nuestros padres, y á todo tu pueblo, desde los días de los reyes de Asiria hasta este día.
33 Tú empero eres justo en todo lo que ha venido sobre nosotros; porque rectamente has hecho, mas nosotros hemos hecho lo malo:
34 Y nuestros reyes, nuestros príncipes, nuestros sacerdotes, y nuestros padres, no pusieron por obra tu ley, ni atendieron á tus mandamiento y á tus testimonios, con que les protestabas.
35 Y ellos en su reino y en tu mucho bien que les diste, y en la tierra espaciosa y pingüe que entregaste delante de ellos, no te sirvieron, ni se convirtieron de sus malas obras.
36 He aquí que hoy somos siervos, henos aquí, siervos en la tierra que diste á nuestros padres para que comiesen sus fruto y su bien.
37 Y se multiplica su fruto para los reyes que has puesto sobre nosotros por nuestros pecados, quienes se enseñorean sobre nuestros cuerpos, y sobre nuestras bestias, conforme á su voluntad, y estamos en grande angustia.
38 A causa pues de todo eso nosotros hacemos fiel alianza, y la escribimos, signada de nuestros príncipes, de nuestros Levitas, y de nuestros sacerdotes.
Reflexión por Noemi Dominguez:
El ultimo versículo que leímos ayer nos introduce a otra de las manifestaciones de la gracia y paciencia de Dios: “Tú, con todo, por tus muchas misericordias no los abandonaste …. [Versículo 19, Reina Varela Actualizada]. Me llamó mucho la atención la expresión “con todo.” Muchas veces nos quejamos por cualquier cosa. Es este capítulo Nehemías menciona una serie de pecados que el pueblo había cometido vez tras vez. Con todo, Dios tuvo misericordia con ellos. También la historia de cada uno de nosotros con nuestro “altos y bajos” se encierran en esta expresión: “con todo.” Somos muy diferentes los unos de los otros pero todos, y como dice Isaías 53:6, “nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino. Nuestros caminos han sido diferentes pero la paciencia, la misericordia y el amor de Dios son lo mismo para cada uno de nosotros, cualquiera haya sido nuestro pasado. “Pero, por tu gran misericordia, no los destruiste completamente ni los abandonaste para siempre. Por tus muchas misericordias no los consumiste, ni los desechaste para siempre. Porque eres un Dios de gracia y de misericordia.” [versículo 31, Nueva Biblia Viva]. No solo la expresión “con todo” encierra la lista del pecado de un pueblo y de cada individuo, también la expresión encierra el misterio de la redención. Refiriéndose a Jesús, el profeta Isaías declara: “aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca. Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento” [Isaías 53:10, Reina Varela 1960]. Con todo, el Padre abandonó a Su Hijo en la cruz, pero como comenzamos, “Tú, con todo, por tus muchas misericordias no los abandonaste,” ¡ni me abandonarás jamás!
Nehemiah 9(20-38): Covenant of the people, to keep the law.
20 Thou gavest also thy good spirit to instruct them, and withheldest not thy manna from their mouth, and gavest them water for their thirst.
21 Yea, forty years didst thou sustain them in the wilderness, so that they lacked nothing; their clothes waxed not old, and their feet swelled not.
22 Moreover thou gavest them kingdoms and nations, and didst divide them into corners: so they possessed the land of Sihon, and the land of the king of Heshbon, and the land of Og king of Bashan.
23 Their children also multipliedst thou as the stars of heaven, and broughtest them into the land, concerning which thou hadst promised to their fathers, that they should go in to possess it.
24 So the children went in and possessed the land, and thou subduedst before them the inhabitants of the land, the Canaanites, and gavest them into their hands, with their kings, and the people of the land, that they might do with them as they would.
25 And they took strong cities, and a fat land, and possessed houses full of all goods, wells digged, vineyards, and oliveyards, and fruit trees in abundance: so they did eat, and were filled, and became fat, and delighted themselves in thy great goodness.
26 Nevertheless they were disobedient, and rebelled against thee, and cast thy law behind their backs, and slew thy prophets which testified against them to turn them to thee, and they wrought great provocations.
27 Therefore thou deliveredst them into the hand of their enemies, who vexed them: and in the time of their trouble, when they cried unto thee, thou heardest them from heaven; and according to thy manifold mercies thou gavest them saviours, who saved them out of the hand of their enemies.
28 But after they had rest, they did evil again before thee: therefore leftest thou them in the land of their enemies, so that they had the dominion over them: yet when they returned, and cried unto thee, thou heardest them from heaven; and many times didst thou deliver them according to thy mercies;
29 And testifiedst against them, that thou mightest bring them again unto thy law: yet they dealt proudly, and hearkened not unto thy commandments, but sinned against thy judgments, (which if a man do, he shall live in them;) and withdrew the shoulder, and hardened their neck, and would not hear.
30 Yet many years didst thou forbear them, and testifiedst against them by thy spirit in thy prophets: yet would they not give ear: therefore gavest thou them into the hand of the people of the lands.
31 Nevertheless for thy great mercies’ sake thou didst not utterly consume them, nor forsake them; for thou art a gracious and merciful God.
32 Now therefore, our God, the great, the mighty, and the terrible God, who keepest covenant and mercy, let not all the trouble seem little before thee, that hath come upon us, on our kings, on our princes, and on our priests, and on our prophets, and on our fathers, and on all thy people, since the time of the kings of Assyria unto this day.
33 Howbeit thou art just in all that is brought upon us; for thou hast done right, but we have done wickedly:
34 Neither have our kings, our princes, our priests, nor our fathers, kept thy law, nor hearkened unto thy commandments and thy testimonies, wherewith thou didst testify against them.
35 For they have not served thee in their kingdom, and in thy great goodness that thou gavest them, and in the large and fat land which thou gavest before them, neither turned they from their wicked works.
36 Behold, we are servants this day, and for the land that thou gavest unto our fathers to eat the fruit thereof and the good thereof, behold, we are servants in it:
37 And it yieldeth much increase unto the kings whom thou hast set over us because of our sins: also they have dominion over our bodies, and over our cattle, at their pleasure, and we are in great distress.
38 And because of all this we make a sure covenant, and write it; and our princes, Levites, and priests, seal unto it.
Reflexion by Noemi Dominguez:
The last verse we read yesterday introduces us to another manifestation of God’s grace and patience: “yet You in Your great mercy did not forsake them…. [Verse 19, Modern English Bible]. I was struck by the expression “yet.” Many times, we complain about anything. In this chapter Nehemiah mentions a series of sins that the people had committed over and over again. Yet God had mercy on them. Also, the history of each of us with our “ups and downs” is hidden in this expression: “yet.” We are very different from each other, but we all, as Isaiah 53:6 says, “All of us like sheep have gone astray; each of us has turned to his own way.” [Modern English Version]. Our paths have been different, but patience, mercy and love of God are the same for each of us, whatever our past. “But, by your great mercy, you did not completely destroy them or forsake them forever. By your many mercies you did not consume them, nor did you cast them away forever. Because you are a God of grace and mercy. ” [verse 31, New Living Bible]. Not only does the expression “yet” hides the list of the sin of a people and of each individual, but also the expression contains the mystery of redemption. Referring to Jesus, the prophet Isaiah declares, “although he had done no violence, and there was no deceit in his mouth. Yet it was the will of the Lord to bruise him; he has put him to grief; when he makes himself an offering for sin, ” [Isaiah 53:10, Revised Standard Version]. Yet the Father forsook His Son on the cross, but as we began, ” yet You in Your great mercy did not forsake them…. ” Nor will You ever forsake me!
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