Isaías 15: Profecía sobre Moab.
1 CARGA de Moab.
2 Subió á Bayith y á Dibón, lugares altos, á llorar; sobre Nebo y sobre Medeba aullará Moab: toda cabeza de ella será raída, y toda barba se mesará.
3 Ceñiránse de sacos en sus plazas: en sus terrados y en sus calles aullarán todos, descendiendo en llanto.
4 Hesbón y Eleale gritarán, hasta Jahas se oirá su voz: por lo que aullarán los armados de Moab, lamentaráse el alma de cada uno de por sí.
5 Mi corazón dará gritos por Moab; sus fugitivos huirán hasta Zoar, como novilla de tres años. Por la cuesta de Luhith subirán llorando, y levantarán grito de quebrantamiento por el camino de Horonaim.
6 Las aguas de Nimrim serán consumidas, y secaráse la hierba, marchitaránse los retoños, todo verdor perecerá.
7 Por tanto las riquezas que habrán adquirido, y las que habrán reservado, llevaránlas al torrente de los sauces.
8 Porque el llanto rodeó los términos de Moab; hasta Eglaim llegó su alarido, y hasta Beer-elim su clamor.
9 Y las aguas de Dimón se henchirán de sangre: porque yo pondré sobre Dimón añadiduras, leones á los que escaparen de Moab, y á las reliquias de la tierra.
Reina-Valera Antigua (RVA)
by Public Domain
Reflexión por Noemi Dominguez:
Vivimos en una cultura muy individualista. Algunos psicólogos dicen que los “millennials” (los nacidos entre 1981 y 1996), influenciados por cambios culturales como el auge de internet, son más auto obsesionados y narcisistas que las generaciones anteriores. A ellos y a todos nosotros nos viene bien el poema de john Donne: ¿Quién no echa una mirada al sol cuando atardece? ¿Quién quita sus ojos del cometa cuando estalla? ¿Quién no presta oídos a una campana cuando por algún hecho tañe? ¿Quién puede desoír esa campana cuya música lo traslada fuera de este mundo? Ningún hombre es una isla entera por sí mismo. Cada hombre es una pieza del continente, una parte del todo. Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia. Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta, porque me encuentro unido a toda la humanidad; por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti. En la profecía de los capítulos 15 y 16 de Isaías encontramos el grito solidario del profeta. 15:5 Mi corazón grita por Moab; sus fugitivos huyen. Como las caravanas que pueblan la frontera tratando de entrar a Estados Unidos. Como quienes perdieron familiares durante esta pandemia que no parece terminar. Un grito de solidaridad por el prójimo y principalmente nuestra oración por ellos. Pero aunque formamos parte de una sola humanidad, Dios es un Dios personal y por lo tanto la salvación del alma, el perdón, la intima comunión con Dios, es algo personal. Cada uno dará a cuenta a Dios de sí mismo. No podremos escondernos tras las masas. Las máscaras no nos pueden ocultar de la presencia de Dios. Es tiempo de volver a Dios con un corazón contrito y humillado porque Dios no rechaza a quien se acerca a Él con esa actitud. Acércate a Él, tal como estás, sin máscaras ni maquillaje. El Espíritu Santo te llama, Dios el Padre te observa, Jesús abre sus brazos, como lo hizo en la cruz y te dice Ven a Mi con tus pesadas cargas y yo te haré descansar. [Mateo 11:28-30].
Isaiah 15: Proclamation Against Moab.
1 The burden of Moab. Because in the night Ar of Moab is laid waste, and brought to silence; because in the night Kir of Moab is laid waste, and brought to silence;
2 He is gone up to Bajith, and to Dibon, the high places, to weep: Moab shall howl over Nebo, and over Medeba: on all their heads shall be baldness, and every beard cut off.
3 In their streets they shall gird themselves with sackcloth: on the tops of their houses, and in their streets, every one shall howl, weeping abundantly.
4 And Heshbon shall cry, and Elealeh: their voice shall be heard even unto Jahaz: therefore the armed soldiers of Moab shall cry out; his life shall be grievous unto him.
5 My heart shall cry out for Moab; his fugitives shall flee unto Zoar, an heifer of three years old: for by the mounting up of Luhith with weeping shall they go it up; for in the way of Horonaim they shall raise up a cry of destruction.
6 For the waters of Nimrim shall be desolate: for the hay is withered away, the grass faileth, there is no green thing.
7 Therefore the abundance they have gotten, and that which they have laid up, shall they carry away to the brook of the willows.
8 For the cry is gone round about the borders of Moab; the howling thereof unto Eglaim, and the howling thereof unto Beerelim.
9 For the waters of Dimon shall be full of blood: for I will bring more upon Dimon, lions upon him that escapeth of Moab, and upon the remnant of the land.
King James Version (KJV)
Public Domain
Reflexion by Noemi Dominguez:
We live in a very individualistic culture. Some psychologists say that “millennials” (those born between 1981 and 1996), influenced by cultural changes such as the rise of the internet, are more self-obsessed and narcissistic than previous generations. They and all of us like John Donne’s poem: Who doesn’t take a look at the sun when it stings? Who takes their eyes off the comet when it explodes? Who does not listen to a bell when it rings for some fact? Who can ignore that bell whose music takes him out of this world? No man is an island, Entire of itself, every man is a piece of the continent, A part of the main. If a clod be washed away by the sea, Europe is the less. As well as if a promontory were. As well as if a manor of thy friend’s or of thine own were: Any man’s death diminishes me, Because I am involved in mankind, and therefore never send to know for whom the bell tolls; It tolls for thee.” [John Donne]. In the prophecy of Isaiah’s chapters 15 and 16 we find the prophet’s cry of solidarity. Chapter 15:5: “My heart cries with sorrow for Moab. Its people run away.” Like the caravans at the border trying to get into the United States. Like those who lost family members during this pandemic that doesn’t seem to end. A cry of solidarity for others and especially our prayer for them. But although we are in a sense one with the rest of humanity, God is a personal God and therefore the salvation of the soul, His forgiveness, the intimate communion with God, is something personal. Each one will give and account to God of himself or herself. We will not be able to hide behind the masses. Masks cannot hide us from God’s presence. It is time to return to God with a contrite and humbled heart because God does not reject those who approach Him with that attitude. Come to Him, as you are, without masks or makeup. The Holy Spirit calls you; God the Father watches you, and Jesus opens his arms as He did on the cross and says: Come to Me with your heavy burdens and I will make you rest. [Matthew 11:28-30].
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