Hebreos 3: Jesús es superior a Moisés.
1 POR tanto, hermanos santos, participantes de la vocación celestial, considerad al Apóstol y Pontífice de nuestra profesión, Cristo Jesús;
2 El cual es fiel al que le constituyó, como también lo fué Moisés sobre toda su casa.
3 Porque de tanto mayor gloria que Moisés éste es estimado digno, cuanto tiene mayor dignidad que la casa el que la fabricó.
4 Porque toda casa es edificada de alguno: mas el que crió todas las cosas es Dios.
5 Y Moisés á la verdad fué fiel sobre toda su casa, como siervo, para testificar lo que se había de decir;
6 Mas Cristo como hijo, sobre su casa; la cual casa somos nosotros, si hasta el cabo retuviéremos firme la confianza y la gloria de la esperanza.
7 Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz,
8 No endurezcáis vuestros corazones Como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto,
9 Donde me tentaron vuestros padres; me probaron, Y vieron mis obras cuarenta años.
10 A causa de lo cual me enemisté con esta generación, Y dije: Siempre divagan ellos de corazón, Y no han conocido mis caminos.
11 Juré, pues, en mi ira: No entrarán en mi reposo.
12 Mirad, hermanos, que en ninguno de vosotros haya corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo:
13 Antes exhortaos los unos á los otros cada día, entre tanto que se dice Hoy; porque ninguno de vosotros se endurezca con engaño de pecado:
14 Porque participantes de Cristo somos hechos, con tal que conservemos firme hasta el fin el principio de nuestra confianza;
15 Entre tanto que se dice: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación.
16 Porque algunos de los que habían salido de Egipto con Moisés, habiendo oído, provocaron, aunque no todos.
17 Mas ¿con cuáles estuvo enojado cuarenta años? ¿No fué con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto?
18 ¿Y á quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino á aquellos que no obedecieron?
19 Y vemos que no pudieron entrar á causa de incredulidad.
Reflexión por Noemi Dominguez:
“La arteriosclerosis ocurre cuando los vasos sanguíneos que transportan oxígeno y nutrientes desde el corazón al resto del cuerpo (arterias) se vuelven gruesos y rígidos, a veces restringiendo el flujo sanguíneo a los órganos y tejidos. Las arterias sanas son flexibles y elásticas. Pero con el tiempo, las paredes de las arterias pueden endurecerse, una condición comúnmente llamada endurecimiento de las arterias.” [NIH institute]. Este capítulo, sin embargo, nos advierte de otra enfermedad, no es el endurecimiento de las arterias – que se puede tratar medicamente- sino es endurecimiento del corazón. También el endurecimiento del corazón ocurre paulatinamente. La causa de esta nefasta enfermedad del alma es la incredulidad [versículos 12 y 19]. El pecado en general, y la rebeldía en particular, son síntomas de esta enfermedad. Te preguntarás: ¿Cuál es el tratamiento? La fe en Cristo: “Pero Cristo, que es el Hijo de Dios, es obediente y ayuda a este pueblo de Dios, que somos nosotros. Y nosotros somos parte de ese pueblo, si seguimos creyendo firmemente y con alegría en la salvación que recibiremos.” [Versículo 6, Traduccion en el lenguaje Actual]. A esto se le agrega la obra del Espíritu Santo que nos redarguye y abre nuestros oídos motivándolos a escuchar su voz: “ … Si ustedes oyen hoy su voz, no endurezcan el corazón …” [versículo 15], porque “la fe viene como resultado de oír el mensaje, y el mensaje que se oye es la palabra de Cristo.” [Romanos 10:17, Nueva Versión Internacional]. Habla Señor a mi alma, quiero escuchar tu voz …
Hebrews 3: The Son Was Faithful.
1 Wherefore, holy brethren, partakers of the heavenly calling, consider the Apostle and High Priest of our profession, Christ Jesus;
2 Who was faithful to him that appointed him, as also Moses was faithful in all his house.
3 For this man was counted worthy of more glory than Moses, inasmuch as he who hath builded the house hath more honour than the house.
4 For every house is builded by some man; but he that built all things is God.
5 And Moses verily was faithful in all his house, as a servant, for a testimony of those things which were to be spoken after;
6 But Christ as a son over his own house; whose house are we, if we hold fast the confidence and the rejoicing of the hope firm unto the end.
7 Wherefore (as the Holy Ghost saith, To day if ye will hear his voice,
8 Harden not your hearts, as in the provocation, in the day of temptation in the wilderness:
9 When your fathers tempted me, proved me, and saw my works forty years.
10 Wherefore I was grieved with that generation, and said, They do alway err in their heart; and they have not known my ways.
11 So I sware in my wrath, They shall not enter into my rest.)
12 Take heed, brethren, lest there be in any of you an evil heart of unbelief, in departing from the living God.
13 But exhort one another daily, while it is called To day; lest any of you be hardened through the deceitfulness of sin.
14 For we are made partakers of Christ, if we hold the beginning of our confidence stedfast unto the end;
15 While it is said, To day if ye will hear his voice, harden not your hearts, as in the provocation.
16 For some, when they had heard, did provoke: howbeit not all that came out of Egypt by Moses.
17 But with whom was he grieved forty years? was it not with them that had sinned, whose carcases fell in the wilderness?
18 And to whom sware he that they should not enter into his rest, but to them that believed not?
19 So we see that they could not enter in because of unbelief.
Reflexion by Noemi Dominguez:
“Arteriosclerosis occurs when the blood vessels that carry oxygen and nutrients from the heart to the rest of the body (arteries) become thick and stiff — sometimes restricting blood flow to the organs and tissues. Healthy arteries are flexible and elastic. But over time, the walls in the arteries can harden, a condition commonly called hardening of the arteries.” [NIH institute]. This chapter, however, warns us of another disease, it is not the hardening of the arteries – which can be treated with medicines – but it is hardening of the heart. The hardening of the heart occurs gradually too. The cause of this deadly disease of the soul is unbelief [verses 12 and 19]. Sin in general, and rebellion in particular, are cause and one of the symptoms of this disease. You may ask yourself: What is the treatment? Faith in Christ: “but the Messiah is over God’s house as a son. What is that house? It’s us – those of us who hold on tightly to the free delight and confidence of our hope.” [Verse 6, New Testament for Everyone]. To this is added the work of the Holy Spirit who convicts us, and opens our ears motivating them to listen to his voice: “… If you hear his voice today, do not harden your heart…” [verse 15], because faith comes as a result of hearing the message, and the message that is heard is the word of Christ. [Romans 10:17]. Speak, Lord, to my soul, I want to hear your voice…
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