Hageo 1: Exhortación a edificar el templo.
1 EN el año segundo del rey Darío en el mes sexto, en el primer día del mes, fué palabra de Jehová, por mano del profeta Haggeo, á Zorobabel hijo de Sealtiel, gobernador de Judá, y á Josué hijo de Josadac, gran sacerdote, diciendo:
2 Jehová de los ejércitos habla así, diciendo: Este pueblo dice: No es aún venido el tiempo, el tiempo de que la casa de Jehová sea reedificada.
3 Fué pues palabra de Jehová por mano del profeta Haggeo, diciendo:
4 ¿Es para vosotros tiempo, para vosotros, de morar en vuestras casas enmaderadas, y esta casa está desierta?
5 Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Pensad bien sobre vuestros caminos.
6 Sembráis mucho, y encerráis poco; coméis, y no os hartáis; bebéis, y no os saciáis; os vestís, y no os calentáis; y el que anda á jornal recibe su jornal en trapo horadado.
7 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos.
8 Subid al monte, y traed madera, y reedificad la casa; y pondré en ella, mi voluntad, y seré honrado, ha dicho Jehová.
9 Buscáis mucho, y halláis poco; y encerráis en casa, y soplo en ello. ¿Por qué? dice Jehová de los ejércitos. Por cuanto mi casa está desierta, y cada uno de vosotros corre á su propia casa.
10 Por eso se detuvo de los cielos sobre vosotros la lluvia, y la tierra detuvo sus frutos.
11 Y llamé la sequedad sobre esta tierra, y sobre los montes, y sobre el trigo, y sobre el vino, y sobre el aceite, y sobre todo lo que la tierra produce, y sobre los hombres sobre y las bestias, y sobre todo trabajo de manos.
12 Y oyó Zorobabel hijo de Sealtiel, y Josué hijo de Josadac, gran sacerdote, y todo el demás pueblo, la voz de Jehová su Dios, y las palabras del porfeta Haggeo, como lo había enviado Jehová el Dios de ellos; y temió el pueblo delante de Jehová.
13 Entonces Haggeo, enviado de Jehová, habló por mandado de Jehová, al pueblo, diciendo: Yo soy con vosotros, dice Jehová.
14 Y despertó Jehová el espíritu de Zorobabel hijo de Sealtiel, gobernador de Judá, y el espíritu de Josué hijo de Josadac, gran sacerdote, y el espíritu de todo el resto del pueblo; y vinieron é hicieron obra en la casa de Jehová de los ejércitos, su Dios.
15 En el día veinte y cuatro del mes sexto, en el segundo año del rey Darío.
Reflexión por Noemi Dominguez:
Una vez y hace tiempo, como en los cuentos de hadas, vivíamos cómodos en un departamento pequeño que alquilábamos. Después de un par de años, cuando ya teníamos nuestra primera hija y pensando que nuestra familia se seguiría creciendo empezamos a soñar con tener una casa propia. Vimos una casa que nos encantó, pero no estaba a nuestro alcance. Aunque no estaba cerca de donde vivíamos, fuimos muchas veces a verla. El vendedor bajó el precio y nos apoyó con una cómoda financiación. Finalmente la adquirimos, pero como en el departamento rentábamos también los muebles, solo adquirimos lo imprescindible y dejamos varias salas vacías por varios años. Dios permitió que esa casa fuera el escenario donde practicamos la hospitalidad recibiendo muchas visitas y teniendo largas charlas de carácter espiritual sin que nuestra casa se convirtiera en nuestra prioridad. Lamentablemente los judíos que habían regresado no alinearon bien sus prioridades. «¿Acaso es el momento apropiado para que ustedes residan en casas lujosas mientras que esta casa está en ruinas?» [versículo 4, Nueva Version Internacional]. No se trata del tamaño ni de lo lujosa que pueda ser, sino del lugar que ella ocupa en nuestra vida. El ocuparnos de nuestra casa trae legítimas satisfacciones, pero el cuidado de la casa del Señor trae otro nivel de satisfacción personal y, además, puede impactar el reino de Dios. El aseo y la belleza en la casa del Señor son un elocuente mensaje a los que nos visitan. Finalmente, no es de sorprender que nosotros nos ocupemos de Su casa terrenal cuando Él se ocupa se ocupa de la nuestra” [Juan 14:2 “voy pues a preparar lugar para vosotros.” Reina Varela 1960.n
Haggai 1: The Command to Build God’s House.
1 In the second year of Darius the king, in the sixth month, in the first day of the month, came the word of the Lord by Haggai the prophet unto Zerubbabel the son of Shealtiel, governor of Judah, and to Joshua the son of Josedech, the high priest, saying,
2 Thus speaketh the Lord of hosts, saying, This people say, The time is not come, the time that the Lord’s house should be built.
3 Then came the word of the Lord by Haggai the prophet, saying,
4 Is it time for you, O ye, to dwell in your cieled houses, and this house lie waste?
5 Now therefore thus saith the Lord of hosts; Consider your ways.
6 Ye have sown much, and bring in little; ye eat, but ye have not enough; ye drink, but ye are not filled with drink; ye clothe you, but there is none warm; and he that earneth wages earneth wages to put it into a bag with holes.
7 Thus saith the Lord of hosts; Consider your ways.
8 Go up to the mountain, and bring wood, and build the house; and I will take pleasure in it, and I will be glorified, saith the Lord.
9 Ye looked for much, and, lo it came to little; and when ye brought it home, I did blow upon it. Why? saith the Lord of hosts. Because of mine house that is waste, and ye run every man unto his own house.
10 Therefore the heaven over you is stayed from dew, and the earth is stayed from her fruit.
11 And I called for a drought upon the land, and upon the mountains, and upon the corn, and upon the new wine, and upon the oil, and upon that which the ground bringeth forth, and upon men, and upon cattle, and upon all the labour of the hands.
12 Then Zerubbabel the son of Shealtiel, and Joshua the son of Josedech, the high priest, with all the remnant of the people, obeyed the voice of the Lord their God, and the words of Haggai the prophet, as the Lord their God had sent him, and the people did fear before the Lord.
13 Then spake Haggai the Lord’s messenger in the Lord’s message unto the people, saying, I am with you, saith the Lord.
14 And the Lord stirred up the spirit of Zerubbabel the son of Shealtiel, governor of Judah, and the spirit of Joshua the son of Josedech, the high priest, and the spirit of all the remnant of the people; and they came and did work in the house of the Lord of hosts, their God,
15 In the four and twentieth day of the sixth month, in the second year of Darius the king.
Reflexion by Noemi Dominguez:
Once upon a time, long ago, as in fairy tales, we lived comfortably in a small, rented apartment. After a couple of years, when we already had our first daughter and confident that our family would continue to grow, we began to dream of having a house of our own. We found a house that we fell in love with, but it was not within our reach. Although it was not close to where we lived, we went many times to see it. Lo and behold the seller lowered the price and helped us with the financing. We finally acquired it, but as in the apartment we had also rented the furniture, we only acquired the essential furniture and left several rooms empty for several years. God allowed that house to be the stage where we practiced hospitality by receiving many visitors and having long talks of a spiritual nature and in the process not making our house our priority. Unfortunately, the Jews who had returned did not align their priorities well. ” “Is it time for you yourselves to live in your [expensive] paneled houses while this house [of the Lord] lies in ruins?” [verse 4, Amplified Bible]. It is not about size or how expense it is, but about the place it occupies in our lives. Caring for our home brings legitimate satisfaction but caring for the house of the Lord brings another level of personal satisfaction and can also impact the kingdom of God. Cleanliness and beauty in the house of the Lord are an eloquent message to those who visit us. Finally, it is not surprising that we take care of His earthly household when He takes care of ours up above [John 14:2 ” I go to prepare a place for you. ” King James 21st Century.
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