1 Crónicas 22: 11-19: Preparativos de David para el templo.
11 Ahora pues, hijo mío, sea contigo Jehová, y seas prosperado, y edifiques casa á Jehová tu Dios, como él ha dicho de ti.
12 Y Jehová te dé entendimiento y prudencia, y él te dé mandamientos para Israel; y que tú guardes la ley de Jehová tu Dios.
13 Entonces serás prosperado, si cuidares de poner por obra los estatutos y derechos que Jehová mandó á Moisés para Israel. Esfuérzate pues, y cobra ánimo; no temas, ni desmayes.
14 He aquí, yo en mi estrechez he prevenido para la casa de Jehová cien mil talentos de oro, y un millar de millares de talentos de plata: no tiene peso el metal ni el hierro, porque es mucho. Asimismo he aprestado madera y piedra, á lo cual tú añadirás.
15 Tú tienes contigo muchos oficiales, canteros, albañiles, y carpinteros, y todo hombre experto en toda obra.
16 Del oro, de la plata, del metal, y del hierro, no hay número. Levántate pues, y á la obra; que Jehová será contigo.
17 Asimismo mandó David á todos los principales de Israel que diesen ayuda á Salomón su hijo, diciendo:
18 ¿No es con vosotros Jehová vuestro Dios, el cual os ha dado quietud de todas partes? porque él ha entregado en mi mano los moradores de la tierra, y la tierra ha sido sujetada delante de Jehová, y delante de su pueblo.
19 Poned, pues, ahora vuestros corazones y vuestros ánimos en buscar á Jehová vuestro Dios; y levantaos, y edificad el santuario del Dios Jehová, para traer el arca del pacto de Jehová, y lo santos vasos de Dios, á la casa edificada al nombre de Jehová.
Reflexión por Noemi Dominguez:
“» Mira, con mucho esfuerzo he logrado conseguir para el templo del Señor … oro, … plata, … bronce y de hierro. Además, he conseguido madera y piedra, pero tú debes adquirir más. También cuentas con una buena cantidad de obreros: canteros, albañiles, carpinteros, y expertos en toda clase de trabajos en oro, plata, bronce y hierro. Así que, ¡pon manos a la obra, y que el Señor te acompañe!» Este fue el encargo que David dio a su hijo Salomon, el hombre de paz [versículo 9] que Dios había escogido para llevar a cabo la tarea inconclusa de su padre. El templo fue finalmente construido, el sueño de David se cumplió, pero había otro templo que el Príncipe de Paz un día construiría. Tanto Pablo como Pedro coinciden en este pensamiento cuando nos dicen: “… sois conciudadanos de los santos y sois de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular, en quien todo el edificio, bien ajustado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor, en quien también vosotros sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu,” [Efesios 2:18-22]. Pedro añade: “vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.” [1 Pedro 2:5]. Señor, que maravillosa verdad, ¡soy una piedra viva en un templo espiritual y por eso me inclino a adorarte!
1 Chronicles 22: 11-19: David’s preparations for the temple.
11 Now, my son, the Lord be with thee; and prosper thou, and build the house of the Lord thy God, as he hath said of thee.
12 Only the Lord give thee wisdom and understanding, and give thee charge concerning Israel, that thou mayest keep the law of the Lord thy God.
13 Then shalt thou prosper, if thou takest heed to fulfil the statutes and judgments which the Lord charged Moses with concerning Israel: be strong, and of good courage; dread not, nor be dismayed.
14 Now, behold, in my trouble I have prepared for the house of the Lord an hundred thousand talents of gold, and a thousand thousand talents of silver; and of brass and iron without weight; for it is in abundance: timber also and stone have I prepared; and thou mayest add thereto.
15 Moreover there are workmen with thee in abundance, hewers and workers of stone and timber, and all manner of cunning men for every manner of work.
16 Of the gold, the silver, and the brass, and the iron, there is no number. Arise therefore, and be doing, and the Lord be with thee.
17 David also commanded all the princes of Israel to help Solomon his son, saying,
18 Is not the Lord your God with you? and hath he not given you rest on every side? for he hath given the inhabitants of the land into mine hand; and the land is subdued before the Lord, and before his people.
19 Now set your heart and your soul to seek the Lord your God; arise therefore, and build ye the sanctuary of the Lord God, to bring the ark of the covenant of the Lord, and the holy vessels of God, into the house that is to be built to the name of the Lord.
Reflexion by Noemi Dominguez:
“I have taken great pains to provide for the temple of the Lord … gold, … silver, … bronze and iron too great to be weighed, and wood and stone. And you may add to them. You have many workers: stonecutters, masons, and carpenters, as well as those skilled in every kind of work in gold and silver, bronze, and iron—craftsmen beyond number. Now begin the work, and the Lord be with you.” [verses 14 to 18, New International Version]. This was the commission David gave to his son Solomon, the man of peace [verse 9] whom God had chosen to carry out his father’s unfinished task. The temple was finally built, David’s dream was fulfilled but there was another temple that the Prince of Peace would one day build. Both Apostles, Paul, and Peter, agree on this thought when they tell us: “… This kingdom of faith is now your home country. You’re no longer strangers or outsiders. You belong here, with as much right to the name Christian as anyone. God is building a home … He used the apostles and prophets for the foundation. Now he’s using you, fitting you in brick by brick, stone by stone, with Christ Jesus as the cornerstone that holds all the parts together. We see it taking shape day after day—a holy temple built by God, all of us built into it, a temple in which God is quite at home, ” [Ephesians 2:18-22, The Message]. Peter adds, ” … Present yourselves as building stones for the construction of a sanctuary vibrant with life.” [1 Peter 2:5, The Message]. Lord, what a wonderful truth, I am a living stone in a spiritual temple and that is why I bow to worship You.
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