1 cronicas 17: 16-27: Oración de David.
16 Y entró el rey David, y estuvo delante de Jehová, y dijo: Jehová Dios, ¿quién soy yo, y cuál es mi casa, que me has traído hasta este lugar?
17 Y aun esto, oh Dios, te ha parecido poco, pues que has hablado de la casa de tu siervo para más lejos, y me has mirado como á un hombre excelente, oh Jehová Dios.
18 ¿Qué más puede añadir David pidiendo de ti para glorificar á tu siervo? mas tú conoces á tu siervo.
19 Oh Jehová, por amor de tu siervo y según tu corazón, has hecho toda esta grandeza, para hacer notorias todas tus grandezas.
20 Jehová, no hay semejante á ti, ni hay Dios sino tú, según todas las cosas que hemos oído con nuestros oídos.
21 ¿Y qué gente hay en la tierra como tu pueblo Israel, cuyo Dios fuese y se redimiera un pueblo, para hacerte nombre con grandezas y maravillas, echando las gentes de delante de tu pueblo, que tú rescataste de Egipto?
22 Tú has constituído á tu pueblo Israel por pueblo tuyo para siempre; y tú, Jehová, has venido á ser su Dios.
23 Ahora pues, Jehová, la palabra que has hablado acerca de tu siervo y de su casa, sea firme para siempre, y haz como has dicho.
24 Permanezca pues, y sea engrandecido tu nombre para siempre, á fin de que se diga: Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, es Dios para Israel. Y sea la casa de tu siervo David firme delante de ti.
25 Porque tú, Dios mío, revelaste al oído á tu siervo que le has de edificar casa; por eso ha hallado tu siervo motivo de orar delante de ti.
26 Ahora pues, Jehová, tú eres el Dios que has hablado de tu siervo este bien;
27 Y ahora has querido bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca perpetuamente delante de ti: porque tú, Jehová, la has bendecido, y será bendita para siempre.
Reflexión por Noemi Dominguez:
“»Y ahora, oh Señor, yo soy tu siervo; haz lo que prometiste respecto a mí y a mi familia. Que sea una promesa que dure para siempre.” [versículo 23, Nueva Traducción Viviente]. La oración de David osadamente le pidió a Dios que hiciera lo que había prometido. Esta no fue una oración pasiva que decía, “Bueno Dios, haz lo que sea que quieras hacer – Realmente no me interesa si es una cosa o la otra”. Esta no fue una oración arrogante que decía, “Bueno Dios, déjame decirte qué hacer”. Esta fue una oración osada que decía, “Dios, aquí está tu promesa – confío en que la cumplirás grandiosamente y serás fiel a tu palabra”. [Enduring Word]. Las promesas de Dios son cheques emitidos sobre el Banco de la Fe. [Charles Spurgeon]. Este pasaje me hizo recordar la semana pasada cuando mi esposo se presentó al banco para hacer efectivo un cheque. Una vez que comprobaron que en la cuenta existían suficientes fondos y la identidad de mi esposo, le entregaron el efectivo. El Apóstol Pablo estaba “plenamente convencido de que Dios tiene poder para cumplir lo que promete.” [Romanos 4:21, Dios Habla Hoy]. Hay suficientes fondos en la cuenta de Dios, de eso no hay duda, como David debemos identificarnos y presentar la promesa ante Su trono. Señor me identifico delante de ti para reclamar con plena confianza lo que has prometido: no me dejaras ni me abandonaras. [Deu. 31:8; Jos. 1:5; Sal. 94:14; Is. 41:17; Heb. 13:5].
1 Chronicles 17: David’s prayer.
16 And David the king came and sat before the Lord, and said, Who am I, O Lord God, and what is mine house, that thou hast brought me hitherto?
17 And yet this was a small thing in thine eyes, O God; for thou hast also spoken of thy servant’s house for a great while to come, and hast regarded me according to the estate of a man of high degree, O Lord God.
18 What can David speak more to thee for the honour of thy servant? for thou knowest thy servant.
19 O Lord, for thy servant’s sake, and according to thine own heart, hast thou done all this greatness, in making known all these great things.
20 O Lord, there is none like thee, neither is there any God beside thee, according to all that we have heard with our ears.
21 And what one nation in the earth is like thy people Israel, whom God went to redeem to be his own people, to make thee a name of greatness and terribleness, by driving out nations from before thy people whom thou hast redeemed out of Egypt?
22 For thy people Israel didst thou make thine own people for ever; and thou, Lord, becamest their God.
23 Therefore now, Lord, let the thing that thou hast spoken concerning thy servant and concerning his house be established for ever, and do as thou hast said.
24 Let it even be established, that thy name may be magnified for ever, saying, The Lord of hosts is the God of Israel, even a God to Israel: and let the house of David thy servant be established before thee.
25 For thou, O my God, hast told thy servant that thou wilt build him an house: therefore thy servant hath found in his heart to pray before thee.
26 And now, Lord, thou art God, and hast promised this goodness unto thy servant:
27 Now therefore let it please thee to bless the house of thy servant, that it may be before thee for ever: for thou blessest, O Lord, and it shall be blessed for ever.
Reflexion by Noemi Dominguez:
“Now, Yahweh, faithfully keep the promise you made to me and my house forever. Do as you promised..” [verse 23, Names of God Bible]. “David’s prayer boldly asked God to do what He promised. This wasn’t passive prayer that said, “Well God, do whatever You want to do – I don’t really care one way or another.” This wasn’t arrogant prayer that said, “Well God, let me tell You what to do.” This was bold prayer that said, “God, here is Your promise – now I trust You to fulfill it grandly and to be faithful to Your word.”” [Enduring Word]. God’s promises are checks drawn on the Bank of Faith. [Charles Spurgeon]. This passage reminded me of last week when my husband showed up at the bank to cash a check. Once they verified that there were sufficient funds in the account and the identity of my husband, the teller handed him the cash. The Apostle Paul was ” fully convinced that God had the power to do what He had promised.” [Romans 4:21, Amplified Bible ]. There are sufficient funds in God’s account, of that there is no doubt; but as David we must identify ourselves and present the promise before His throne. Lord I identify myself before you to claim with full confidence what you have promised: You will not leave me or forsake me! [Deut. 31:8; Josh. 1:5; Ps. 94:14; Is. 41:17; Heb. 13:5].
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