Nehemías 9 (1-19): Esdras confiesa los pecados de Israel.
1 Y EL día veinticuatro del mismo mes se juntaron los hijos de Israel en ayuno, y con sacos, y tierra sobre sí.
2 Y habíase ya apartado la simiente de Israel de todos los extranjeros; y estando en pie, confesaron sus pecados, y las iniquidades de sus padres.
3 Y puestos de pie en su lugar, leyeron en el libro de la ley de Jehóva su Dios la cuarta parte del día, y la cuarta parte confesaron y adoraron á Jehóva su Dios.
4 Levantáronse luego sobre la grada de los Levitas, Jesuá y Bunni, Serebias, Dani Cadmiel, Sebanías, Bani y Chênani, y clamaron en voz alta á Jehová su Dios.
5 Y dijeron los Levitas, Jesuá y Cadmiel, Bani, Hosabnías, Serebías, Odaías, Sebanías y Pethaía: Levantaos, bendecid á Jehová vuestro Dios desde el siglo hasta el siglo: y bendigan el nombre tuyo, glorioso y alto sobre toda bendición y alabanza.
6 Tú, oh Jehová, eres solo; tú hiciste los cielos, y los cielos de los cielos, y toda su milicia, la tierra y todo lo que está en ella, los mares y todo lo que hay en ellos; y tú vivificas todas estas cosas, y los ejércitos de los cielos te adoran.
7 Tú, eres oh Jehová, el Dios que escogiste á Abram, y lo sacaste de Ur de los Caldeos, y pusístele el nombre Abraham;
8 Y hallaste fiel su corazón delante de ti, é hiciste con él alianza para darle la tierra del Cananeo, del Hetheo, y del Amorreheo, y del Pherezeo, y del Jebuseo, y del Gergeseo, para darla á su simiente: y cumpliste tu palabra, porque eres justo.
9 Y miraste la aflicción de nuestos padres en Egipto, y oíste el clamor de ellos en el mar Bermejo;
10 Y diste señales y maravillas en Faraón, y en todos sus siervos, y en todo el pueblo de su tierra; porque sabías que habían hecho soberbiamente contra ellos; é hicíste nombre grande, como este día.
11 Y dividiste la mar delante de ellos y pasaron por medio de ella en seco; y á sus perseguidores echaste en los profundos, como una piedra en grandes aguas.
12 Y con columna de nube los guiaste de día, y con columna de fuego de noche, para alumbrarles el camino por donde habían de ir.
13 Y sobre el monte de Sinaí descendiste, y hablaste con ellos desde el cielo, y dísteles juicios rectos, leyes verdaderas, y estatutos y mandamientos buenos:
14 Y notificásteles el sábado tuyo santo, y les prescribiste, por mano de Moisés tu siervo, mandamientos y estatutos y ley.
15 Y dísteles pan del cielo en su hambre, y en su sed les sacaste aguas de la piedra; y dijísteles que entrasen á poseer la tierra, por la cual alzaste tu mano que se la habías de dar.
16 Mas ellos y nuestros padres hicieron soberbiamente, y endurecieron su cerviz, y no escucharon tus mandamientos,
17 Y no quisieron oir, ni se acordaron de tus maravillas que habías hecho con ellos; antes endurecieron su cerviz, y en su rebelión pensaron poner caudillo para volverse á su servidumbre. Tú empero, eres Dios de perdones, clemente y piadoso, tardo para la ira, y de mucha misericordia, que no los dejaste.
18 Además, cuando hicieron para sí becerro de fundición, y dijeron: Este es tu Dios que te hizo subir de Egipto; y cometieron grandes abominaciones;
19 Tú, con todo, por tus muchas misericordias no los abandonaste en el desierto: la columna de nube no se apartó de ellos de día, para guiarlos por el camino, ni la columna de fuego de noche, para alumbrarles el camino por el cual habían de ir.
Reflexión por Noemi Dominguez:
“La tierra necesita lluvia, de la misma manera el corazón necesita lágrimas para regar los recuerdos que están muriendo lentamente”[autor desconocido]. Ayer nos informaron acerca de un señor de edad, evidentemente con problemas de memoria, que había salido de su casa el día anterior y casi dos días más tarde aún no tenían noticia de él. Aproximadamente seis millones de personas en los Estados Unidos padecen de la enfermedad de Alzheimer. Nos preguntamos, el pueblo de Israel, ¿tenía o no memoria? Definitivamente, el problema ¡no era Alzheimer! Hay eventos que marcan nuestras vidas y que no debemos nunca olvidar. Lamentablemente, “no se acordaron de las maravillas que hiciste por ellos” [versículo 17, Nueva Versión Internacional]. Por un lado, a través de toda la Biblia tenemos narraciones que resumen la maravillosa mano de Dios sobre el pueblo de Israel y que los padres las repetían constantemente a sus hijos; y, por otro lado, con igual o más frecuencia, encontramos declaraciones como la mencionada anteriormente donde se señala que hubo períodos en su historia que hicieron caso omiso de las intervenciones Divinas a su favor. El problema no era Alzheimer sino su desobediencia. Nehemías reconoce el pecado del pueblo, lo llama a la reflexión y apela a la misericordia de Dios. Por lo menos siete veces Nehemías le pide a Dios: acuérdate de mí. Uno de los últimos deseos de Jesus fue que nos acordáramos de él. Por eso “Es mejor que haga memoria de las obras del Señor.» Sí, haré memoria de tus maravillas de antaño …” [Salmos 77:11, Reina Varela Contemporánea].
Nehemiah 9(1-19): The People Confess Their Sins.
1 Now in the twenty and fourth day of this month the children of Israel were assembled with fasting, and with sackclothes, and earth upon them.
2 And the seed of Israel separated themselves from all strangers, and stood and confessed their sins, and the iniquities of their fathers.
3 And they stood up in their place, and read in the book of the law of the Lord their God one fourth part of the day; and another fourth part they confessed, and worshipped the Lord their God.
4 Then stood up upon the stairs, of the Levites, Jeshua, and Bani, Kadmiel, Shebaniah, Bunni, Sherebiah, Bani, and Chenani, and cried with a loud voice unto the Lord their God.
5 Then the Levites, Jeshua, and Kadmiel, Bani, Hashabniah, Sherebiah, Hodijah, Shebaniah, and Pethahiah, said, Stand up and bless the Lord your God for ever and ever: and blessed be thy glorious name, which is exalted above all blessing and praise.
6 Thou, even thou, art Lord alone; thou hast made heaven, the heaven of heavens, with all their host, the earth, and all things that are therein, the seas, and all that is therein, and thou preservest them all; and the host of heaven worshippeth thee.
7 Thou art the Lord the God, who didst choose Abram, and broughtest him forth out of Ur of the Chaldees, and gavest him the name of Abraham;
8 And foundest his heart faithful before thee, and madest a covenant with him to give the land of the Canaanites, the Hittites, the Amorites, and the Perizzites, and the Jebusites, and the Girgashites, to give it, I say, to his seed, and hast performed thy words; for thou art righteous:
9 And didst see the affliction of our fathers in Egypt, and heardest their cry by the Red sea;
10 And shewedst signs and wonders upon Pharaoh, and on all his servants, and on all the people of his land: for thou knewest that they dealt proudly against them. So didst thou get thee a name, as it is this day.
11 And thou didst divide the sea before them, so that they went through the midst of the sea on the dry land; and their persecutors thou threwest into the deeps, as a stone into the mighty waters.
12 Moreover thou leddest them in the day by a cloudy pillar; and in the night by a pillar of fire, to give them light in the way wherein they should go.
13 Thou camest down also upon mount Sinai, and spakest with them from heaven, and gavest them right judgments, and true laws, good statutes and commandments:
14 And madest known unto them thy holy sabbath, and commandedst them precepts, statutes, and laws, by the hand of Moses thy servant:
15 And gavest them bread from heaven for their hunger, and broughtest forth water for them out of the rock for their thirst, and promisedst them that they should go in to possess the land which thou hadst sworn to give them.
16 But they and our fathers dealt proudly, and hardened their necks, and hearkened not to thy commandments,
17 And refused to obey, neither were mindful of thy wonders that thou didst among them; but hardened their necks, and in their rebellion appointed a captain to return to their bondage: but thou art a God ready to pardon, gracious and merciful, slow to anger, and of great kindness, and forsookest them not.
18 Yea, when they had made them a molten calf, and said, This is thy God that brought thee up out of Egypt, and had wrought great provocations;
19 Yet thou in thy manifold mercies forsookest them not in the wilderness: the pillar of the cloud departed not from them by day, to lead them in the way; neither the pillar of fire by night, to shew them light, and the way wherein they should go.
Reflexion by Noemi Dominguez:
“The earth needs rain so do heart needs tear may be it’s to water the memories that are slowly dying.” Yesterday we were informed about an elderly man, evidently with memory problems, who had left his house the day before and almost two days later they still had no news of him. Approximately six million people in the United States suffer from Alzheimer’s disease. We wonder, did the people of Israel have memory or not? The problem was definitely not Alzheimer’s! There are events that mark our lives and that we must never forget. Unfortunately, “did not remember your wonders you performed among them” [verse 17, Christian Standard Bible]. On the one hand, throughout the Bible we have narratives that summarize the wonderful hand of God on the people of Israel and that parents constantly repeated to their children; and on the other hand, with equal or more frequency, we find statements such as the one mentioned above where it is pointed out that there were periods in its history that the Jewish people ignored the Divine interventions in its favor. The problem was not Alzheimer’s but his disobedience. Nehemiah recognizes the sin of the people, calls them to reflection, and appeals to God’s mercy. At least seven times Nehemiah asks God, “remember me.” One of Jesus’ last wishes was that we remember Him. That is why “Once again I’ll go over what God has done, lay out on the table the ancient wonders; I’ll ponder all the things you’ve accomplished, and give a long, loving look at your acts.” [Psalm 77: 11, The Message].
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